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lunes, 30 de junio de 2025

Liderazgos en Construcción: Los Presidenciables del PRM de Cara al 2028

Por Darwin Feliz Matos

 

Con la ratificación de que el presidente Luis Abinader anunció y reiteró de que no aspirará a un tercer período presidencial pese a tener mayoría en el Congreso Nacional, el escenario político dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) comienza a configurarse con una variedad de perfiles que ya se proyectan como posibles sucesores para las elecciones del 2028. Este abanico de aspirantes refleja la diversidad de estilos de liderazgo dentro del oficialismo, algunos de corte institucional, otros de contacto directo con las bases y otros con una sólida estrategia de imagen y comunicación.

 

Uno de los nombres que ha tomado fuerza por su constante cercanía con la gente es Wellington Arnaud, actual director de INAPA. Su liderazgo se cimienta en el terreno, en las comunidades, donde ha logrado articular una narrativa de trabajo, cercanía y sensibilidad social. Arnaud representa un perfil que conecta con la estructura tradicional del partido y apuesta por el contacto directo como eje de construcción política.

 

En un escenario político donde las posibilidades del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en Santo Domingo Este eran mínimas, debido a la marcada desconexión de sus autoridades con las bases, Wellington Arnaud ha demostrado que la cercanía con la gente, el compromiso real y el respaldo a la dirigencia son factores determinantes para fortalecer el liderazgo y lograr avances tangibles.

 

Arnaud ha roto con la narrativa que justificaba el desencanto y la apatía en esta importante demarcación. Con una actitud de presencia permanente, ha acompañado y respaldado a los dirigentes locales en sus aspiraciones, consolidando un liderazgo que no depende de discursos, sino de hechos verificables.

 

Su enfoque ha servido de ejemplo para precandidatos y candidatos del PRM, quienes han podido constatar que el contacto genuino con las comunidades y la estructura partidaria es la clave para construir victorias. A diferencia de otros actores que optaron por el distanciamiento, debilitando así al partido, Arnaud apostó por la cercanía, lo que ha permitido revitalizar al PRM en Santo Domingo Este y mostrar que con voluntad política sí se pueden obtener resultados.

 

En un municipio donde la derrota del oficialismo se atribuyó, en gran parte, al abandono de las bases, Wellington Arnaud se posiciona como una figura transformadora que ha sabido interpretar las verdaderas necesidades del partido y de la gente, desmontando el mito de que en Santo Domingo Este no se podía avanzar.

 

En contraste, David Collado ha construido un liderazgo más institucional, con una extraordinaria capacidad de manejo de imagen y mercadeo político. Como ministro de Turismo, ha sabido vender resultados, posicionar marca-país y conectar con sectores productivos. Sin embargo, su mayor reto sigue siendo la desconexión con las bases perremeístas, una debilidad en un partido que aún valora la militancia territorial como fuente de poder.

 

Por su parte, Carolina Mejía se consolida como una figura popular, carismática y con un importante legado familiar. Su perfil trasciende lo político y conecta emocionalmente con una ciudadanía que recuerda en ella el liderazgo cercano de su padre, Hipólito Mejía. Carolina suma experiencia como alcaldesa y presencia nacional como secretaria general del partido, una combinación que la mantiene como una figura natural en la carrera presidencial.

 

Tony Peña Guaba, con su historial de trabajo social y el poderoso legado de su padre, el líder histórico José Francisco Peña Gómez, representa un liderazgo de contenido social profundo. Aunque su presencia en la carrera no ha sido ruidosa, su imagen y su labor social mantiene peso simbólico y político en las capas populares y entre los viejos cuadros del peñagomismo.

 

En el caso de Guido Gómez Mazara, en el panorama político del oficialismo, este representa una figura distinta, auténtica y conectada con el sentir profundo de las bases del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Aunque aún no ha oficializado su aspiración presidencial, su accionar lo posiciona como uno de los cuadros más dinámicos y coherentes de la organización. Su discurso firme, su postura crítica y su defensa inquebrantable de los principios democráticos le han valido el respeto de sectores inconformes que lo ven como un defensor genuino de la institucionalidad.

 

Guido no sólo habla, actúa. Su trayectoria ha estado marcada por una vocación pública orientada a la transparencia y la eficiencia, evidenciada en su desempeño en organismos como Indotel, donde impulsó políticas con impacto y sin escándalos. Más que un político tradicional, se ha consolidado como un referente moral, un amigo verdadero de las bases y un articulador de propuestas concretas para mejorar la calidad democrática y redistribuir el poder interno en favor de la militancia.

 

Su fortaleza radica en esa conexión orgánica con los sectores menos escuchados del PRM, a quienes da voz desde una tribuna sin ataduras. Lidera lo que puede definirse como un "batallón silente", una masa crítica que reclama mayor institucionalidad y justicia interna, y que ve en Guido a su principal estandarte.

 

Por su lado la vicepresidenta Raquel Peña, actual vicepresidenta de la República, destaca por su eficiencia, mesura y sobriedad en el ejercicio de sus funciones. Ha logrado posicionarse como una figura de confianza institucional, con buena valoración pública y una capacidad demostrada en la gestión de crisis como la del COVID-19. Su fortaleza está en su capacidad ejecutiva, aunque deberá trabajar en ganar cercanía con el partido y la ciudadanía en general.

 

Finalmente, Eduardo “Yayo” Sanz Lovatón ha proyectado un perfil técnico, eficiente y moderno desde la Dirección General de Aduanas, donde se ha destacado por la transparencia y resultados. Sin embargo, aún tiene pendiente el reto de fortalecer su conexión con las bases perremeístas, un factor clave en la ecuación política interna.

 

Otros como Roberto Fulcar, Víctor D' Haza, Samuel Pereyra, Ito Bisonó, así como otros dirigentes Políticos con méritos sobrados y algunos que aún no salen, cobijados en la creencia de que el presupuesto los convierte en "líderes" concluirán su carrera apoyando al que tenga mayores posibilidades y así garantizar su "cuota" de poder en un posible nuevo mandato del partido oficialista.

 

Este abanico de figuras refleja que el PRM posee una cantera rica en talentos, aunque con estilos y estrategias distintas. La tarea del partido será garantizar que ese proceso se conduzca con respeto a las normas, cohesión interna y apertura democrática. Tal como ha planteado el presidente Abinader, se trata de permitir que las aspiraciones fluyan sin afectar al Gobierno ni al partido, creando así un modelo de competencia sana que fortalezca la democracia interna y proyecte al PRM hacia una eventual tercera victoria consecutiva en 2028.

 

En definitiva, el desafío no es solo elegir un candidato, sino construir un liderazgo colectivo capaz de continuar una obra de gobierno, preservar la unidad partidaria y mantener el contacto genuino con la gente. Y para eso, el tiempo ya comenzó a correr.

 

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