Por Miguel Ángel Cid Cid
La pregunta me martilla la mente cada vez que pienso en la suerte del
país. Por ello concentré todos mis sentidos al escuchar al Presidente Abinader,
en su alocución del 09 diciembre 2020, decir: “No es que estemos cambiando, es
que ya hemos cambiado”.
La disertación del primer mandatario, transmitida por una cadena de
radio, televisión y publicada íntegra por la prensa escrita, se tituló
“Compromiso por la Transparencia, Integridad y Transformaciones
Institucionales”.
“La democracia necesita (…) de un gobierno y de una arquitectura
institucional que le den un desarrollo pleno”, dijo. Luego promete impulsar una
serie de iniciativas en apoyo de ese gran objetivo, cuyo resumen es el
siguiente:
Instaurar “Un Estado fuerte, plural y trasparente, en el que el
ciudadano se afirme como centro de la atención pública”.
Crear “un portal único de transparencia que recogerá toda la
información relativa a la actividad del gobierno con acceso ilimitado de los
ciudadanos a su contenido.
En ese sentido, “impulsaré en lo inmediato la aplicación de la Ley
General de Libre Acceso a la Información Pública”.
Promover la “aprobación de la Ley General de Publicidad Estatal para
establecer los criterios en el uso de los recursos que el Gobierno destina a la
publicidad y para fiscalizar la transparencia en la contratación de esos
servicios”.
Someter al Congreso la unificación de los programas sociales. “…un
anteproyecto de ley para crear un organismo que concentre, gestione y supervise
todos los programas”. Una comisión especial presentará en 90 días trabaja el
proyecto de Ley.
Honrar la Constitución en cuanto a los criterios que aseguran una
remuneración equilibrada de todos los cargos del sector público, incluyendo los
de alto nivel.
El Presidente anuncia también “la creación de un Gabinete de
Transparencia, Prevención y Control del Gasto Público”.
En ese sentido, Abinader, dijo que “asumo el compromiso de impulsar
una reforma constitucional para convertir el apartidismo como criterio garante
de la independencia del Ministerio Público y en un legado institucional
duradero”.
¿Quién podría oponerse a decisiones como esas?, me pregunté. Nadie.
Esas son medidas esperadas por décadas por el pueblo dominicano. Y por fin, un presidente,
se dedica seriamente a ello.
Pero luego, como duartiano incondicional, pensé que para un cambio
auténtico hay que empezar por el municipio.
En ninguno de los puntos señalados, ni en los que dejamos sin
mencionar del discurso presidencial, se dice nada sobre el municipio
dominicano, que es el gobierno más cercano a la gente. Ésta modalidad de
administración local está ausente en el anunciado plan de desarrollo del país.
Las voces de la calle establecen que, el que paga, manda. Hablar de
municipio trae aparejado el tema del presupuesto, su manejo transparente y la
participación de los ciudadanos en el destino de éste. Cada día va quedando
atrás la percepción de los ciudadanos de que los alcaldes y demás autoridades
locales tienen una sola y única tarea: recoger basura.
Pero lo cierto es que a los ayuntamientos les tienen metido un freno.
El presupuesto apenas les alcanza para, inclusive, eso: recoger toda
la basura.
Hace13 años que la Ley manda a que se le transfiera el 10% del
presupuesto nacional a los ayuntamientos. Pero en realidad, los que mandan, a
duras penas les transfieren menos de un 3%.
Esperemos que los alcaldes, ahora que el primer mandatario promete el
pleno desarrollo y toma medidas relevantes en ese camino, exijan el obligatorio
protagonismo del gobierno local para alcanzar, de manera viable y sostenible,
esa plenitud.
Por lo pronto, luce que, desconocer la relevancia del municipio, es
una manera sutil de decirle a los ciudadanos que Juan Pablo Duarte estaba
equivocado, que él era sólo un soñador. Yo, con Duarte, suelo pensar en el
municipio como el verdadero cuarto Poder.
¿Estaré entonces en el club de los ilusos? ¿Será que la realidad se ha
mudado de lugar y no alcanzo a percibirla?
Por ello, con Rubén Darío, imploro: hermano, tú que tienes la luz,
dime la mía.
¿De verdad hemos cambiado?
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