Por Miguel Espaillat Grullón
1 - El pueblo dominicano sabe muy bien,
que Leonel Fernández es un fraude político. Escribir la biografía de éste
camaján sería imposible sin los epítetos siguientes: impostor, corrupto y
corruptor, traidor a la patria, entreguista, desvergonzado, acomplejado social,
charlatán, paria, depredador y saqueador de los bienes del pueblo, uno que
reniega de su linaje plebeyo y que olvidó su época de chancletero, además,
mentiroso compulsivo, depravado, bandido de siete suelas, mal dominicano, peor
ciudadano, hipócrita, cínico, demagogo impenitente, socio y canchanchán de
narcotraficantes, Adán de virilidad dudosa e individuo de maltrecha reputación
nacional e internacional, también, sofista, pedante, simulador, de doble moral,
perverso y un largo etc.
2 - Fernández, al igual que Mario Vargas
Llosa, es un político sin escrúpulos al servicio de los peores intereses
nacionales y foráneos que están en contra de nuestro pueblo y de toda la
humanidad. Tanto Vargas Llosa como Leonel, son engendros indeseables, que para
desgracia, de vez en cuando paren las sociedades en su seno. Los dos, como psicópatas que son, provienen
de las tinieblas y de las profundidades del infierno. Ambos, son sepulcros
blanqueados; por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
Para felicitar a Dina Boluarte por reprimir y masacrar al pueblo peruano, tal
como ha hecho Mario Vargas Llosa, hay que ser un mal nacido. Lo mismo se puede
decir de Fernández, quien ha traicionado a su patria al encabezar una banda de
ladrones para robarle de manera tan vulgar y descarada a ese pueblo que
depositó su confianza en él y que lo elevó a la dignidad de presidente de la
República.
3- Vargas Llosa y Fernández, están
empoderados por la ultraderecha mundial para que asuman el rol de “Caballos de
Troya” contra los pueblos del Tercer Mundo y sus propios pueblos. Ambos son académicos de agua dulce, kukiká,
chimichurri, postalitas, que jamás saldrían airosos de una confrontación
política con los intelectuales de la vanguardia revolucionaria comprometida con
las ideas e ideales de los doctos del siglo de las luces, puesto que ambos son
unos vendidos a quien más les cuadre a sus bajos instintos, y a quien mejor les
reditúe a sus espurios intereses mercuriales.
4 - El cúmulo de tropelías de Leonel
contra nuestro pueblo y su democracia, son tantas y conocidas, que no es
necesario exponerlas aquí, porque ello sería llover sobre mojado. Lo que sí es
necesario recordarle a la nación, que león viejo pierde el pelo, pero nunca las
malas mañas, y que hienas, cocodrilos, buitres, alacranes y demás fieras, aves
de rapiña y sabandijas, jamás reniegan de su naturaleza ladina y
depredadora. Hijo de gato, caza ratón,
pero los gatos del peledeísmo histórico no cazan ratones, sino que han hecho
fortunas fabulosas robando lo que es del pueblo.
5 - En este contexto es de lugar
advertirle a nuestro pueblo, que a los personajes deleznables como Leonel
Fernández no se le puede tratar con consideración y respeto; a los que son como
él, solo hay que repudiarlos, y como estableció Juan Pablo Duarte,
escarmentarlos como se debe, para que los verdaderos dominicanos no sigamos
siendo víctima de sus maquinaciones.
6 - La mujer que a sabiendas de que su
marido, esposo o amante es un psicópata y mantiene esa relación, se expone a
ser asesinada. Por analogía, un pueblo que elige corruptos, no es víctima, sino
cómplice, y se expone a los mayores desmanes en su contra.
7 – Los señalamientos contenidos en los
párrafos anteriores vienen a colación a manera de advertencia ante el auge que
la candidatura presidencial de aquel discípulo de Balaguer y de Vincho está
teniendo; una eventualidad, que de darse, sería una inmoralidad y una afrenta a
la “dignidad nacional”, la que de solo pensarla, ruboriza e indigna a todo
dominicano consciente de lo perverso que fue y es, este demonio de hombre. Leonel no es un desconocido para el pueblo
dominicano; sus tropelías, sus robos al erario, sus relaciones con
narcotraficantes, sus entregas de las riquezas del país, sus contratos turbios
y sobrevaluaciones a las obras construidas por el Estado en detrimento de la
nación, realizadas con la complicidad de sus compinches, están bien
documentadas. A esta altura del juego,
nadie puede decir que desconoce lo corrupto y corruptor que fue y sigue siendo
el León Fernández, el cual, por inconsciencia y desmemoria de una parte
importante de nuestro pueblo, nos amenaza con la repetición de otra “calamidad
nacional”.
8 - Hago esta advertencia, porque ya
vivimos la amarga experiencia del regreso al poder del macabro Joaquín
Balaguer. Esa historia no podemos repetirla, ni como comedia, ni como guion
dialéctico. Ello sería un retroceso
imperdonable de nuestro pueblo. Si esta aberración se diera, por igual
pagaríamos justos y pecadores. Semejante
ignominia sería una transgresión con ribetes de afrenta, de desvergüenza
nacional y de infamia contra la patria. Es por ello, que la candidatura
presidencial de Leonel Fernández, está poniendo a prueba la “dignidad
nacional”.
A modo de conclusión
¡Mi querido pueblo dominicano!: la
amenaza que representa la inmigración haitiana para la nacionalidad dominicana,
y el intento de Leonel Fernández para volver al poder, son asuntos de vida o
muerte para la sobrevivencia de nuestra República Dominicana. En esta peligrosa situación, los dominicanos
no podemos comportarnos como una nación embrutecida, desmemoriada, indiferente,
indolente y servil y sin “dignidad nacional”.
Para no repetir la “desgracia nacional”
que representa el peledeísmo histórico Danilo-Leonel, apelo al voto consciente
de los buenos dominicanos.
¡Un Leonel y su banda de depredadores, un Danilo y sus hordas de
saqueadores, un Abel Martínez y su camarilla de gavilleros, jamás de los
jamases! ¡Así lo exige la preponderancia de la “dignidad nacional”!
A mi pueblo le dejo la palabra…
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