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viernes, 24 de febrero de 2023

Leonel pone a prueba la “dignidad nacional”

Por Miguel Espaillat Grullón  

 

1 - El pueblo dominicano sabe muy bien, que Leonel Fernández es un fraude político. Escribir la biografía de éste camaján sería imposible sin los epítetos siguientes: impostor, corrupto y corruptor, traidor a la patria, entreguista, desvergonzado, acomplejado social, charlatán, paria, depredador y saqueador de los bienes del pueblo, uno que reniega de su linaje plebeyo y que olvidó su época de chancletero, además, mentiroso compulsivo, depravado, bandido de siete suelas, mal dominicano, peor ciudadano, hipócrita, cínico, demagogo impenitente, socio y canchanchán de narcotraficantes, Adán de virilidad dudosa e individuo de maltrecha reputación nacional e internacional, también, sofista, pedante, simulador, de doble moral, perverso y un largo etc.

 

2 - Fernández, al igual que Mario Vargas Llosa, es un político sin escrúpulos al servicio de los peores intereses nacionales y foráneos que están en contra de nuestro pueblo y de toda la humanidad. Tanto Vargas Llosa como Leonel, son engendros indeseables, que para desgracia, de vez en cuando paren las sociedades en su seno.  Los dos, como psicópatas que son, provienen de las tinieblas y de las profundidades del infierno. Ambos, son sepulcros blanqueados; por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Para felicitar a Dina Boluarte por reprimir y masacrar al pueblo peruano, tal como ha hecho Mario Vargas Llosa, hay que ser un mal nacido. Lo mismo se puede decir de Fernández, quien ha traicionado a su patria al encabezar una banda de ladrones para robarle de manera tan vulgar y descarada a ese pueblo que depositó su confianza en él y que lo elevó a la dignidad de presidente de la República.     

 

3- Vargas Llosa y Fernández, están empoderados por la ultraderecha mundial para que asuman el rol de “Caballos de Troya” contra los pueblos del Tercer Mundo y sus propios pueblos.  Ambos son académicos de agua dulce, kukiká, chimichurri, postalitas, que jamás saldrían airosos de una confrontación política con los intelectuales de la vanguardia revolucionaria comprometida con las ideas e ideales de los doctos del siglo de las luces, puesto que ambos son unos vendidos a quien más les cuadre a sus bajos instintos, y a quien mejor les reditúe a sus espurios intereses mercuriales. 

 

4 - El cúmulo de tropelías de Leonel contra nuestro pueblo y su democracia, son tantas y conocidas, que no es necesario exponerlas aquí, porque ello sería llover sobre mojado. Lo que sí es necesario recordarle a la nación, que león viejo pierde el pelo, pero nunca las malas mañas, y que hienas, cocodrilos, buitres, alacranes y demás fieras, aves de rapiña y sabandijas, jamás reniegan de su naturaleza ladina y depredadora.  Hijo de gato, caza ratón, pero los gatos del peledeísmo histórico no cazan ratones, sino que han hecho fortunas fabulosas robando lo que es del pueblo. 

 

5 - En este contexto es de lugar advertirle a nuestro pueblo, que a los personajes deleznables como Leonel Fernández no se le puede tratar con consideración y respeto; a los que son como él, solo hay que repudiarlos, y como estableció Juan Pablo Duarte, escarmentarlos como se debe, para que los verdaderos dominicanos no sigamos siendo víctima de sus maquinaciones.  

 

6 - La mujer que a sabiendas de que su marido, esposo o amante es un psicópata y mantiene esa relación, se expone a ser asesinada. Por analogía, un pueblo que elige corruptos, no es víctima, sino cómplice, y se expone a los mayores desmanes en su contra.

 

7 – Los señalamientos contenidos en los párrafos anteriores vienen a colación a manera de advertencia ante el auge que la candidatura presidencial de aquel discípulo de Balaguer y de Vincho está teniendo; una eventualidad, que de darse, sería una inmoralidad y una afrenta a la “dignidad nacional”, la que de solo pensarla, ruboriza e indigna a todo dominicano consciente de lo perverso que fue y es, este demonio de hombre.   Leonel no es un desconocido para el pueblo dominicano; sus tropelías, sus robos al erario, sus relaciones con narcotraficantes, sus entregas de las riquezas del país, sus contratos turbios y sobrevaluaciones a las obras construidas por el Estado en detrimento de la nación, realizadas con la complicidad de sus compinches, están bien documentadas.  A esta altura del juego, nadie puede decir que desconoce lo corrupto y corruptor que fue y sigue siendo el León Fernández, el cual, por inconsciencia y desmemoria de una parte importante de nuestro pueblo, nos amenaza con la repetición de otra “calamidad nacional”.

 

8 - Hago esta advertencia, porque ya vivimos la amarga experiencia del regreso al poder del macabro Joaquín Balaguer. Esa historia no podemos repetirla, ni como comedia, ni como guion dialéctico.  Ello sería un retroceso imperdonable de nuestro pueblo. Si esta aberración se diera, por igual pagaríamos justos y pecadores.  Semejante ignominia sería una transgresión con ribetes de afrenta, de desvergüenza nacional y de infamia contra la patria. Es por ello, que la candidatura presidencial de Leonel Fernández, está poniendo a prueba la “dignidad nacional”.

 

A modo de conclusión

 

¡Mi querido pueblo dominicano!: la amenaza que representa la inmigración haitiana para la nacionalidad dominicana, y el intento de Leonel Fernández para volver al poder, son asuntos de vida o muerte para la sobrevivencia de nuestra República Dominicana.  En esta peligrosa situación, los dominicanos no podemos comportarnos como una nación embrutecida, desmemoriada, indiferente, indolente y servil y sin “dignidad nacional”.

 

Para no repetir la “desgracia nacional” que representa el peledeísmo histórico Danilo-Leonel, apelo al voto consciente de los buenos dominicanos.               ¡Un Leonel y su banda de depredadores, un Danilo y sus hordas de saqueadores, un Abel Martínez y su camarilla de gavilleros, jamás de los jamases! ¡Así lo exige la preponderancia de la “dignidad nacional”!

 

A mi pueblo le dejo la palabra…

 

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