Por Dra. Jacqueline Malagón
ExMinistra de Educación
Rafael Santos Badía es conocido en la
República Dominicana principalmente por su papel como educador, dirigente
sindical, legislador y ciudadano comprometido con la mejora del dominicano
desde su inserción en el sistema educativo preuniversitario, en el que se le
reconoce como un gran y auténtico líder. Es reconocido por su contribución al
desarrollo económico a través de iniciativas educativas que impactan las
iniciativas empresariales en proyectos que tienden a fortalecer la formación y
capacitación en los servicios que inciden en la formación del capital humano
que sostiene la economía de la República Dominicana y que repercuten en la
generación de empleo.
Pero yo quiero hablar de Rafael Santos
Badía en el sistema educativo y en el sindicalismo educativo dominicano, como una
persona que su relación afectuosa y profesional, en el ámbito laboral ha dejado
notables contribuciones al país y que quizás la comunidad nacional no conozca,
pero de la cual yo he sido testigo ocular y presencial.
En el contexto del sistema y el sindicalismo
educativos dominicanos, Rafael Santos Badía es conocido por su relevancia como
dirigente en ambos ámbitos y siendo una figura destacada en la educación a la
que se insertó desde el sindicalismo educativo, para evaluar sus aportes
inmensos a la educación en el nivel preuniversitario y en la formación técnico
profesional, hay que sacarle un plato aparte.
Rafael Santos Badía ha jugado un papel
significativo en la defensa de los derechos laborales de los educadores, así
como en la promoción de mejoras en las condiciones de trabajo y los beneficios
para los trabajadores del sector educativo. Su participación ha sido relevante
en negociaciones colectivas y en la representación de los intereses de los
trabajadores ante las autoridades educativas y gubernamentales.
Es importante destacar que su labor
sindical ha sido notable por su compromiso con la mejora continua de las
condiciones de trabajo y el bienestar de los profesionales de la educación en
la República Dominicana.
Además de su papel como dirigente
sindical en el ámbito educativo, Rafael Santos Badía ha sido reconocido por su
capacidad para negociar acuerdos y convenios que benefician a los trabajadores
del sector educativo. Su influencia se extiende a la formulación de políticas
educativas y laborales que afectan directa y positivamente a los docentes y
empleados del sistema educativo dominicano.
En ocasiones, ha sido una figura clave
en la organización de protestas y movilizaciones sindicales para hacer frente a
cuestiones como condiciones laborales, salarios, beneficios sociales y otros
temas relevantes para los trabajadores de la educación. Su participación en el
sindicalismo educativo ha contribuido a mantener un diálogo constante entre los
trabajadores del sector y las autoridades gubernamentales, con el objetivo de
mejorar las condiciones de trabajo y la calidad educativa en el país.
Pero no puedo dejar de decir que Rafael
Santos Badía es reconocido no solo como un líder sindical en el ámbito
educativo dominicano, sino también como una voz influyente que aboga por los
derechos y el bienestar de los trabajadores de la educación en la República
Dominicana, pero más que nada y de mayor importancia, por la formación de las
generaciones del mañana en nuestro país y por los derechos de los estudiantes
que son en cuanto a su formación integral, la razón de ser de la educación.
Pocos saben que la Ley General de
Educación 66-97 que hoy se propone modificar y a la que nos responsabilizan
como haberla gestado, no es de origen nuestro.
¡No! Rafael Santos y yo
coincidimos en el Aeropuerto de Miami, el viniendo de Sur América y yo yendo a
Washington, y después de saludarnos, Rafael, con la confianza que nos teníamos,
me dijo. Jackie, por qué no abordas al
“viejo” y le dices que vas a modificar su Ley de Educación que data del
1952? ¡Me paralicé! Que le dijera al Presidente Balaguer que la
Ley que el dejó en el 1952 pudiera ser modificada por quienes estaban atentando
contra muchas de sus políticas que debían ser cambiadas por actualizaciones
efectivas de las mismas? ¿Que los
docentes del sistema pudieran ser beneficiados con sueldos o compensaciones
salariales que romperían los esquemas de miseria y de hambre que predominaban
en el ambiente de esa época? ¡No! Rafael no podía sugerirme esto porque entendía
que era igual que presentar mi dimisión y muchos entendían que las cosas iban
cambiando lentamente con el esquema de trabajo que desde la sociedad civil y
con el apoyo invaluable de la Asociación Dominicana de Profesores, ADP, y sus
dirigentes, íbamos labrando surcos de esperanzas…
Pues Rafael me dio fuerzas y regresé a
Santo Domingo decidida a enfrentar las consecuencias de presentar la necesidad
de modificar la Ley de Educación. Por lo
menos contaba con la ADP, y con los Asesores.
Estos me dijeron que no se perdía nada con tratar y lo peor que podía
pasar era que el Presidente me dijera que no, que dejara la Ley como estaba. No
sabía con quién más… ¡Y me atreví!.
Suave y firmemente le dije al Presidente
que maquillaría su maravillosa Ley de alcance y fama nacional e internacional,
a lo que me dijo que actuara “como yo creyese mejor…” Era su concebida luz verde para proceder y
buscar formas de innovar. Se lo informé
a Rafael y al Consejo de Asesores y fue motivo de celebración. No bastaba el Plan Decenal de Educación,
había que darle consistencia legal a los cambios que nos proponíamos.
Y así nace la Ley General de Educación
66-97 que hoy está ya a punto de llegar al Senado de la República para una
modificación que la actualice al alcance de los nuevos tiempos.
Y en el ámbito legislativo, como
diputado en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República
Dominicana, ¿quién fue Rafael Santos Badía?
En el ámbito legislativo, Rafael Santos
Badía desempeñó funciones como diputado en la Cámara de Diputados del Congreso
Nacional de la República Dominicana. Durante su tiempo como legislador, tuvo la
oportunidad de influir en la formulación y promulgación de leyes y políticas
que afectaban diversos sectores de la sociedad dominicana, incluyendo el ámbito
educativo y laboral.
Como diputado, participó en comisiones
legislativas donde se discutieron y elaboraron proyectos de ley relacionados
con la educación, el trabajo, la seguridad social y otros temas de interés
nacional. Su experiencia sindical previa y su conocimiento de las necesidades
de los trabajadores de la educación, le permitieron abogar por leyes que
protegieran los derechos laborales, mejoraran las condiciones de trabajo y
promovieran una educación de calidad en el país.
Además, su presencia en la Cámara de
Diputados fue una plataforma para representar los intereses de los trabajadores
y promover iniciativas que buscaban el desarrollo y el bienestar de la
población dominicana en general. En resumen, Rafael Santos Badía ha combinado
su experiencia sindical con su labor legislativa para contribuir al debate y la
promulgación de leyes que impactan significativamente en la República
Dominicana.
Rafael Santos Badía en la política
partidarista de la República Dominicana?
Rafael Santos Badía ha tenido una
participación destacada en la política partidista de la República Dominicana,
principalmente a través de su afiliación al Partido de los Trabajadores, al
Partido Revolucionario Dominicano y hoy, al Partido Revolucionario
Moderno. Este partido ha sido uno de los
principales actores políticos en la historia reciente del país.
Su trayectoria política ha estado
marcada por su capacidad para movilizar apoyos dentro del partido y para
representar los intereses de sus seguidores y simpatizantes. Como figura dentro
del PRM, ha sido parte de sus procesos electorales y ha contribuido al
desarrollo de la agenda política del partido en temas clave para la República
Dominicana.
Rafael Santos Badía ha ocupado diversos
roles y ha sido reconocido como un dirigente con influencia en el ámbito
político. Su participación ha abarcado tanto la esfera legislativa, como
mencionamos anteriormente, como otros aspectos de la política interna del
partido y la toma de decisiones estratégicas.
Pero el área donde más se ha destacado ha sido en el ámbito de la
educación preuniversitaria.
Por último, espero que el homenaje que
le rinde la ADP nombrando el Observatorio Educativo con el nombre que le dieron
sus progenitores, honre el nombre de Rafael Santos y modifique el enfoque que a
veces dirigen las denuncias que surgen de dicho Observatorio y que en mi
opinión, y muy personal, irrumpen el sentido y el lenguaje de lo que debe
predominar en el ámbito educativo. Ese
Observatorio hace un buen papel, pero la prudencia en el lenguaje, sobre todo
cuando se dirige a figuras que durante décadas y décadas han permanecido
sirviendo a la educación del pais, debe ser modificada y la propia Presidencia
de la ADP debe impulsarle respeto a las figuras a las que me refiero. Seguro que, al tener el nombre de Rafael
Santos Badía, brillará el respeto por los nombres de todos los que hemos
ofrecido nuestra vida en una entrega permanente a la causa de la educación del
pueblo dominicano. Que le Observatorio
Educativo de la ADP “Rafael Santos Badía” represente una nueva esperanza en el
horizonte educativo dominicano en favor de aprendizajes efectivos para todos
los estudiantes dominicanos.
18 de julio, 2024.
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