Por Miguel Ángel Cid Cid
Milagros German, ministra de
cultura, se propuso dejar atrás la vieja mala práctica. El lunes recién pasado concluyó
la Feria Internacional del Libro 2023 con un despliegue de creatividad en el
fomento de la lectura y el amor a los libros.
La citada FILSD2023 se
convirtió en un derroche de promoción de los valores del
libro como fuente de generación de conocimiento. Un derroche de intercambios
culturales para abonar el camino hacia la imaginación. Un derroche de artistas,
escritores y artesanos paseándose por los stands junto a los visitantes del
centro ferial.
La ministra de
cultura dio inicio —con la recién finalizada
FILSD2023— al proceso de recuperación de lo que
debería ser una Feria del Libro como espacio de encuentro de saberes y de conocimientos.
Milagros
German rememora —con la celebración de esta Feria— el
trabajo de la primera Comisión Permanente de organización de las ferias del
libro en el país. Esa primera comisión la presidió don Rafael Herrera, director
del Listín Diario.
Acompañaban a
Herrera, el doctor Jorge Tenas Reyes y don Julio Postigo, creador de la idea. Además,
Emilio Rodríguez Demorizi, Pedro Troncoso Sánchez, Julio Jaime Julia, Virgilio
Hoepelman, Fabio A. Mota, Pedro René Contín Aybar y el doctor Anaiboní Guerrero
Báez.
La ministra
German se fijó entre ceja y ceja restituir el carácter solemne de la Feria del
Libro. Por eso hizo coincidir la celebración con la Bienal Nacional de Artes
Visuales.
El Bono Libro
La novedad del Programa Bono
Libro surge como una alternativa al espíritu comercial tradicional de los
libros y las editoriales. No en balde las voces estudiantiles se preguntan:
¿por qué aquí sale tan caro leer?
Por añadidura,
comprar libros en este país se convierte en un golpe duro para el presupuesto
de una familia promedio. Por ello, el propósito del programa consistió en donar libros sobre
el requisito de participar en actividades vinculadas al libro.
Es probable
que —en el pasado— la mayoría de visitantes a las ferias del libro regresaban a
sus casas sin el ejemplar del libro preferido. En esta reciente entrega aconteció
todo lo contrario.
¿Cuáles eran
los requisitos para adquirir un bono libro?
El
procedimiento según Ysabel Florentino, coordinadora del programa, consistía en
solicitar un pliego en la caseta de Bono Libro, luego participar en tres
actividades de su interés en el recinto ferial, solicitar a los organizadores
de la actividad que le sellen el pliego.
Con el
documento sellado volvía a la tienda de Bono Libro, presentaba el pliego lacrado
y en cambio le entregaban un cupón que podía ser canjeado por el texto de su
preferencia. Sin importar el precio.
Héctor
Santana, de la Dirección Nacional del Libro y la Lectura del Ministerio de
Cultura agrega un requisito de mayor interés para el incentivo de la
creatividad.
— El niño que
escriba una carta a un personaje de un libro o al autor de una obra, la
presentaba en la caseta de Bono Libro y a cambio se le entregaba un bono.
Santana
explica que los portadores de bonos podían escoger el stand donde cambiar y
adquirir el libro que guste.
El Programa
Bono Libro, es impulsado por el Ministerio de Cultura con fondos del Ministerio
de Educación. Los visitantes podían adquirir sus ejemplares sin poner en
peligro el presupuesto familiar. El objetivo era fomentar el hábito de la lectura.
La novedad
amerita, según muchos de los beneficiados, que el Ministerio de Cultura gestione
convertir la iniciativa en un programa permanente. Los fondos podrían ser agenciados
por las diferentes instituciones del gobierno, los bancos comerciales, las
cooperativas, las empresas y los comercios.
Por fin los estudiantes,
profesionales y estudiosos pudieron llevarse un libro a sus casas. Porque el
lema de la Feria Internacional del Libro —Que nadie se quede sin un libro— se
hizo realidad.
Este el milagro de Milagros German.
Nota: Las informaciones
fueron gestionadas por Denis Mota Álvarez y Miguel Peña, ambos funcionarios del
Ministerio de Cultura.
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