Por Luis Aníbal Medrano S.
La realidad política que vive en la
actualidad la República Dominicana, nos indica que el actual mandatario logrará
sin tropiezo la reelección por su cómoda ventaja que en términos porcentuales
les lleva a los candidatos de la oposición.
Esto se desprende de la gestión de
gobierno que ha realizado con muchas luces y poquísimas sombras, generando una
simpática extraordinaria hasta en sus contrarios de parcelas políticas, a tal
grado que, inclusive, aspirantes congresuales del nivel senatorial han
renunciado a sus aspiraciones porque entienden que el candidato oficialista se
merece continuar por cuatro años más que le permite la Constitución.
La dirigencia alta de la oposición, más
o menos significativa, está realizando su papel electoral, que lo esté haciendo
para salir airoso, ya es otra cosa. Están haciendo gárgara, aguaje, morisqueta,
y muchos allantes más para justificar el uso de los fondos que le confiere las
leyes, y, hasta realizaron bravuconadas por los adicionales que indica las
mismas leyes, algo que por primera vez se materializó y es bueno señalar que
durante sus dos décadas de gobierno no cumplieron con ese complemento, por el
cual se fueron de “gira cherchosa” a presentar quejas llorosas ante un
organismo internacional donde quedaron de feo porque no fueron recibido por su
titular.
Me permito expresar la gran alegría que
la derrota aplastante a la oposición producirá en la inmensa mayoría del pueblo
dominicano. Es que no volverá a tener en el palacio nacional un presidente que
pague para no matar, un presidente que no sabe que sus familiares se están
enriqueciendo con negocios de todos calibres con instituciones del Estado, ni
presidente permisivo con la odiosa corrupción y el nepotismo excluyente.
Dios es justo y sabe bien que después de
tantas vicisitudes sorteadas con éxitos, el presidente Luis Abinader merece
repetir en el cargo para profundizar el cambio, cambio que indiscutiblemente ha
dado sus buenos frutos y que la cosecha será mucho mayor porque es una realidad
lo que se ha demostrado con creces que en el manejo de las arcas del Estado:
“cuando el dinero no se lo roban, alcanza para todo”.
Lo que debemos señalar es que esta ha
sido una campaña electoral pacífica, sin sobresaltos, sin temor a vagabundería
desde la Junta Central Electoral, sin guardias ni policías haciendo
proselitismo, ni funcionarios amenazando a los subalternos, como solían hacer
lo que hoy lo critican todo y tienen pesadilla de remordimiento porque
realizaban todas las bellaquerías habidas y por haber, queriendo ahora, sin
resultado alguno, achacarse al presente gobierno. Como dice un viejo dicho: “El
ladrón juzga por su condición”.
Es grato proclamar a viva voz que
indudablemente seguiremos en paz, seguiremos avanzando, seguiremos afianzando
el cambio, porque ese que el pueblo sufragó en el 2000 y lo volverá hacerlo con
muchas más razones ahora el 19 de mayo de 2024.
APROBADO…
El autor es periodista, político y
municipalista.
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