Santo Domingo.- La transición energética significa transitar desde un sistema de producción de electricidad basado en la combustión de carbón mineral, derivados del petróleo y gas natural, los denominados combustibles fósiles, a otra realidad en la que predominen o tengan mayor participación las fuentes renovables y limpias como el agua, sol, viento, biomasa y otros.
En la República Dominicana, la transición energética ha tenido su
mayor aceleración e impacto durante el presente gobierno, pasando de una
capacidad de generación eléctrica con fuentes renovables de 555.5 MW en 2020
a otra de 1,126.25 a finales de 2023. Esto representa un crecimiento de más de
un 103% en tres años.
Actualmente, están en construcción más de 1,300 MW en proyectos
fotovoltaicos en diferentes regiones del país. Cabe destacar que durante el
período comprendido entre 09:00 AM a 1:00 PM es frecuente que el aporte de las
renovables al sistema supere el 35% con -aproximadamente- 890 MW.
Esta creciente participación de fuentes de energía limpia está
contribuyendo a una reducción del precio en el mercado spot y a una
disminución del consumo e importación de combustibles fósiles, que se
traduce en una menor contaminación y en una reducción significativa de nuestra
dependencia extranjera en materia energética. Son consecuencias positivas de
la estrategia seguida por el gobierno del presidente Luis Abinader en lo
referente al impulso decidido a la transición energética.
Para lograr esos propósitos, el presidente Abinader emitió el Decreto
65-23 que modifica y actualiza el reglamento de aplicación de la Ley de
Incentivos a las Energías Renovables, Ley 57-07. Este decreto fortalece la
transparencia en los procesos de contratación de renovables y elimina
elementos de discrecionalidad e incertidumbres.
La transparencia y reducción de tiempos burocráticos por parte del
Ministerio de Energía y Minas y de la Comisión Nacional de Energía, han sido
claves para el vuelco de la inversión extranjera y local en proyectos de
renovables hasta el nivel de una revolución. En el 2023, por ejemplo, la
inversión extranjera directa en energía en el país lideró, junto al
turismo, toda la economía nacional, logrando un total de 1,071 millones de
dólares.
De acuerdo con el Ranking Climatescope de 2023, elaborado por
Bloomberg New Energy Finance (BNEF), que evalúa y clasifica los mercados más
atractivos para la inversión extranjera en transición energética, la
República Dominicana ha mejorado su posición en la escala internacional desde
2022, pasando del puesto 45º al 43º de 140 países. En el contexto de los
mercados emergentes, ha ascendido del 22º al 20º lugar entre 110 naciones, y en
la región de América Latina y el Caribe, ha avanzado del 7º al 6º puesto.
Esta evolución representa un salto cualitativo en los ámbitos social,
político, económico y ambiental.
Este logro ha sido reconocido por organismos internacionales como la
Organización Latinoamericana de Energía (Olade) y la Agencia Internacional de
Energías Renovables (Irena). Además, República Dominicana fue sede de la
Sexta Reunión Ministerial de la Alianza y Clima de las Américas (ECPA)
ocupando un rol de gran liderazgo entre los principales actores globales de la
energía en la región.
Para el 2023 el Foro Económico Mundial, que evalúa y compara el
desempeño de los países en su transición hacia un sistema energético
sostenible, situó a la República Dominicana en la posición 88 del ranking
global de países analizados -con una puntuación de 50.7- ocupando entonces el
mejor puesto en los últimos nueve años.
El Ministerio de Energía y Minas ha realizado ingentes esfuerzos en
el campo de la cooperación internacional para la proyección de una mejor
imagen del país y ha coordinado la colaboración en áreas energéticas
estratégicas. La pasada semana, el ministro Antonio Almonte fue invitado, junto
a otros ministros de Energía del Caribe, a la sede de la Unión Europea para
explorar nuevas vías de colaboración derivadas de iniciativas de la entidad,
como Global Gateway y el programa Euroclima.
También dirigió la incorporación del país a la Alianza para la
Eliminación del Carbón (Powering Past Coal Alliance, PPCA) que es una puerta
de acceso a la financiación climática y a la inversión global en energías
limpias lideradas por Reino Unido y Canadá. Asimismo, hemos sido seleccionados
como uno de los cuatro países piloto del proyecto Acelerador de Transición
Energética (Energy Transition Accelerator, ETA), que es una plataforma
financiera impulsada por Estados Unidos, a través del Departamento de Estado y
en asociación con las fundaciones Bezos y Rockefeller.
En conclusión, más allá de algunas interpretaciones limitadas o
influenciadas por indicadores y sub-indicadores de algunas publicaciones
basados en variables de escasa relación con la dinámica real de la
producción y uso de la energía, la verdad es que los resultados concretos y
los reconocimientos múltiples de los actores locales e internacionales
demuestran que la transición energética dominicana avanza a grandes pasos y
de modo firme.
Los cambios impulsados por el gobierno buscan garantizar que el
sistema eléctrico sea más confiable, asequible y resiliente, y ese horizonte
necesario será realizable gracias a la apuesta decidida por la penetración
renovable. La transición energética es un compromiso con las generaciones
presentes y futuras, supone una modificación sensible del modelo económico de
desarrollo e influye, en lenguaje marca país, en la visión que se tiene de
nuestra nación por parte de las entidades supranacionales, gobiernos y
sociedad civil de otros Estados.
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