Hace cuatro años asumimos un compromiso como país: proteger a nuestras niñas y adolescentes, garantizarles oportunidades y romper los ciclos que limitan sus sueños. Así nació la Política de Prevención y Atención a las Uniones Tempranas y el Embarazo en Adolescentes, como una apuesta por la vida, la educación y el futuro.
Hoy los resultados hablan por sí solos. Durante los últimos cuatro años,
el embarazo en adolescentes se ha reducido en 3.43 %. La tendencia es
progresiva: durante el tercer trimestre
de 2025, la reducción fue de 12.14 % en comparación con el mismo período de
2024. Esto confirma que cuando el Estado, las familias y las comunidades
trabajan juntas, es posible generar cambios reales.
Este avance nos motiva a continuar. Porque cada niña que permanece en la
escuela, cada adolescente que puede decidir su futuro, representa una victoria
colectiva. Y porque cuidar la infancia y la adolescencia es, siempre, cuidar el
país que queremos construir.

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