Por Oscar López Reyes
Roedores humanos de siete leguas, que
encubren su codicia y deslealtad en los invisibles desajustes de su química
cerebral, inescrupulosamente han pululado en las vísceras de los gobiernos de
la Era Democrática, cuyos mandantes han popularizado frases que, en su mayoría,
perduran como retóricas en los entresijos de la impunidad esencialmente
judicial. A contrapelo, los corruptos cabalgan con el peor lastre: la
inexorable condena de la sociedad, bifurcada desde el Ministerio Público y la
difusión mediática.
La oración que más resuena, por la
vigencia en el presente ciclo, es la del presidente Luis Rodolfo Abinader
Corona: “Tengo amigos, pero no cómplice”, que replica cuando altos funcionarios
de su Gobierno han tenido que salir del tren administrativo, por su
involucramiento en el peculado. Está en el candelero el insaciable ortopedista
y traumatólogo Santiago Hazim, director ejecutivo del Seguro Nacional de Salud
(Senasa, agosto de 2020-agosto de 2025), quien se cobija bajo rejas, imputado
por el Ministerio Público de un desfalco inicialmente cuantificado en 15 mil
millones de pesos. ¿Acaso sufría, sin darse cuenta, de una anomalía en la
corteza prefrontal?
Antes de rememorar los estribillos de los
presidentes de la Era Democrática, nos preguntamos si después de este
salvajismo, el presidente Abinader Corona percutirá aún más el hacha de hierro
batido, sin soltarla ni un instante, ¿contra los envilecidos? ¿Se logrará, con
la Inteligencia Artificial, detectar a tiempo el perfil delictivo-conductual de
los aspirantes a cargos públicos?, ¿Quién acomete una inhumanidad como la
adjudicada a un médico, más que un tonto-ingenuo padece de un trastorno
antisocial de personalidad?, ¿cuántos más enfermos que Hazim -y con acusaciones
menores- inundan las cárceles? y, ¿habrá,
incuestionablemente, sanciones ejemplificantes para los miserables implicados
en semejante defraudación?
“Tente quieto”, les dirían los abogados a
los incriminados, para significarles que no estamos en China ni en Cuba, y que
en la República Dominicana las leyes están preparadas para que los que tengan
arraigo (dinero, propiedades, etc.) escapen del castigo penitenciario. En
diciembre de 2025, la justicia del gigante asiático dispuso el fusilamiento del
exbanquero Bai Tianhui (una sola bala de punta hueca en la nunca), por aceptar
156 millones de dólares en sobornos, y el Tribunal Supremo Popular de la mayor
isla del Caribe sentenció a cadena perpetua a su exministro de Economía y
Planificación, Alejandro Gil, por cohecho y otros delitos.
En otro tercio o ángulo, la democracia
disfrutada en la República Dominicana, también en el 2025 han sido dados pasos
crecidos para actualizar y superar falencias del sistema de justicia, con la
aprobación de la nueva legislación de Contrataciones Públicas (Ley 47-25), el
novedoso Código Penal (Ley 74-25) y la modificación del Código Procesal Penal
(Ley 97-25). Estas piezas amplían la fiscalización y el control en la
administración pública, y la sancionabilidad penal a los infractores, en la
búsqueda del escarmiento, la prevención de transgresiones y el cuidado de la
dignidad humana.
Pasma con estupor el señorío de la hábil
inteligencia, el cauteloso disimulo, la capacidad de manipulación, el
encubrimiento y el engaño -en el poder de la influencia y la presión- tanto de
extragobiernos o fácticos (no elegibles popularmente, como asociaciones
empresariales y sin fines de lucro, iglesias, medios de comunicación, gremios
profesionales y laborales, etc.), como de ciertas esferas de los poderes
Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Actos de esos conspicuos derivan -sin mover
los labios ni sus tranzas de rostros anchos- en acomodamientos domiciliarios a
quienes han perpetrado actos atroces, como los de Senasa.
Conscientes de la proliferación epidérmica
de funcionarios con fisonomía corruptible -con cabezas peliagudas, colas largas
y patas cortos- así como de ciudadanos de pelaje gris oscuro, los mandatarios
dominicanos elegidos democráticamente en el período 1962-2025 han tirado gritos
de reconocimiento de la plaga, compasión y advertencia:
1.- Juan Bosch y Gaviño: Propagó y observó
con rigor los principios ético-morales. Aceptó la renuncia de su secretario de
Industria y Comercio, Diego Bordas Hernández, luego de una bien sustentada
denuncia de que favoreció con un contrato a una empresa de su propiedad. Hito:
A los 7 meses, Bosch se convirtió en el primer presidente en ser DERROCADO por
sus medidas contra privilegios y malversaciones.
2.- Joaquín Balaguer: “… si existiera
corrupción, esta siempre se detendría en la puerta de mi despacho”, y “busco,
con la linterna de Diógenes, a un hombre honesto”. Caracterización: Permisivo
ante el enriquecimiento ilícito generalizado, con dos ñapas penales
idiosincráticas: Aduanas e Hydro-Quebec. Novedad: PROGENITOR de la corrupción y
la impunidad.
3.- Antonio Guzmán Fernández: Propuso
reducir la discrecionalidad de los fondos públicos y los favores en la
administración pública. Rasgos: Rígido en la honestidad. Hubo escasas denuncias
sobre timadores, y no avaladas.
Ocurrencia: primer presidente en SUICIDARSE por descubrimiento de
corrupción.
4.- Salvador Jorge Blanco: “Manos limpias”
en el Gobierno fue su consigna de campaña electoral. Signo: Temeroso,
manipulable y complaciente. Instrucciones punitivas resaltantes: Corde, CDA e Inespre.
Originalidad: El primer presidente dominicano en ser sometido a la Justicia y
guardar PRISION por supuesta sobrevaluación en compras de mercancías militares.
5.- Leonel Fernández Reyna: Prometió
Tolerancia Cero con sustracción de bienes gubernamentales y que no habrá
padrinos para los corruptos. Trazo: permisivo hasta la saciedad.
Instrumentaciones tribunalicias típicas: Peme, Super Tucanos, Sun Land, Indrhi
y CDE. Suceso: El registro primario de los más GIGANTESCOS escándalos de
sobornos y estafas, con 66 auditorías no investigadas, presentadas por la
Cámara de Cuentas a la Procuraduría General de la República.
6.- Hipólito Mejía Domínguez: “Los
ladrones son el mayor problema del país”. Brotaron como expedientes clásicos el
Plan Renove y el subsidio del GLP. Marca: Relajamiento del poder.
Acontecimiento: El primer presidente en denunciar un fraude por 55 mil millones
(Baninter), que se tradujo en su EXCLUSION de la presidencia de la República
para otro mandato.
7.- Danilo Medina Sánchez: “El que se
equivoque deberá pagar”. Síntoma: Hacerse de la vista gorda ante quienes, con
el dolo, acumularon voluminosas riquezas, y terminaron en sumarios
inconfundibles: Odebrecht, “Peaje sombra” y operaciones Antipulpo, Coral,
Caracol, Medusa y Calamar. Cualidad: romper RÉCORD de sometimientos judiciales
a parientes y partidarios.
8.- Luis Abinader Corona: “Tengo amigos,
pero no cómplice”. Señal: Consistente y flexible, según tareas y razonamientos.
Causas peculiares: Senasa, Intrant, Inabie y Lotería. Hecho: Primer presidente
en separar de funciones gubernamentales a más de 40 cercanos colaboradores
políticos (solicitud de renuncia y desvinculación) y tramitar ENJUICIAMIENTOS
judiciales por la comisión de irregularidades gerenciales.
Asentado que la apropiación indebida viaja
como una infección sistémica por todos los torrentes sanguíneos del Estado en
conductores disímiles, y por los señalamientos precedentes, colegimos que ha
sido aupada por la afectividad a parientes, amistades y correligionarios; la
creencia ciega en la honorabilidad de compañeros de batallas, la satisfacción
exagerada de compromisos electorales y el clientelismo. Uno de los mencionados,
que ha resucitado como un inocente gallito de peleas, llegó a pedirle al Ministerio
Público que archivara expedientes con graves imputaciones, emulando al buen
pastor con sus ovejas.
En esa mecha ardiente radica la
diferenciación entre los ocho jefes de Estado singularizados: su postura frente
a las defraudaciones, impertérrita como Bosch y Guzmán. Quiénes con salmos,
bendiciones, silbidos amorosos y sacramentos, que otean con urbanidad en el
globular de Judas Iscariote, caminan en la confabulación más perniciosa.
Quiénes agachan, no destapan, guardan en indultos y no acuden a la justicia,
por cobardía o para supuestamente no “desconsiderar” a sujetos vinculados a
héroes, mártires o figuras públicas, se desvían por la tangente y comprometen
su responsabilidad jurídica e histórica.
Para cumplir con la solemne misión de
resguardar el patrimonio público, garantizar los derechos fundamentales de los
ciudadanos, propender al máximo bienestar colectivo y honrar su memoria
histórica con la grandeza de su reputación, a los mandatarios le conviene
borrar la ternura empática y receptiva individualizada, y junto a sus
subordinados pronunciar un solo idioma: la actuación ética y transparente. Y,
para perpetuar esa notoriedad, están compelidos a someter a la Justicia a los
hijos de Jesucristo -si cometen felonías- para así homenajear a Jesucristo en
su condena a los pecados y en la redención de los marginados.
El autor: Escritor, gremialista,
catedrático y columnista de El Nacional y decenas de digitales.