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sábado, 2 de diciembre de 2017

Odios, “arrepentimientos” y fin de la impunidad

                                                   
Por Narciso Isa Conde

En política no practico el puritanismo ni me creo inmaculado.

No me anima el odio contra adversarios y/o enemigos.

Ni le cierro la puerta al arrepentimiento de personeros de la corrupción e impunidad.

Tampoco me niego a confluir y unirme, en el marco de una gran diversidad, para conjurar junto a otros actores, esos y otros males que agobian a la sociedad y provocan parte de sus penurias y privaciones. Por eso aporto todo lo que puedo a Marcha Verde.

Pero hay quienes, para justificar que Marcha Verde pacte una participación electoral directa o indirecta hacia el 2020 con los partidos del llamado frente o bloque opositor, o para que se limite a ser un movimiento social de presión “light” de cara a los comicios de 2020  (que le presente a los políticos un conjunto de medidas para que los candidatos/as  triunfantes se comprometan a ejecutarlo, tipo  pacto 4% para la educación), nos atribuyen falsamente torpedear la unidad movidos por viejos odios, por creernos puros y por rechazar los “arrepentimientos” de los políticos históricamente comprometidos con la corrupción.

Rafael –Fafa- Tavera -persona a la que aprecio y le reconozco sus luchas pasadas- es uno de los más ardientes abanderados de esa posición y de esos argumentos, a través de la Z101.

Guillermo Moreno -de quien siempre he valorado su trayectoria de honestidad y su progresismo dentro de los límites del sistema y en el marco de su conservadurismo esencial-, en parecido tenor, ha sustentado una propuesta similar y me ha acusado de “delirar” por haber insistido en el ejercicio de la democracia de calle para echar abajo a este gobierno y esta institucionalidad dictatorial, y abrirle cauce, en consecuencia, a una transición que incluya proceso, poder y asamblea constituyentes.

Incluso Juan Bolívar Díaz –persona a la que también distingo y aprecio en su justo valor-, asumiendo una onda sistémica parecida a la de Fafa y Guillermo, está haciendo un uso inadecuado de su condición de charlista en los conversatorios verdes, al plantear que las personas, corrientes y movimientos sociales de izquierda que participamos en Marcha Verde queremos imponerle a ese movimiento “lo que no hemos podido hacer en toda nuestra existencia”.

PRECISIONES NECESARIAS.
Primero, precisar que la necesidad del debate sobre la vía  para alcanzar el fin de la impunidad y la corrupción, y sobre la pertinencia o no de la CONSTITUYENTE POPULAR Y SOBERANA, es una decisión adoptada por consenso en el II ECUENTRO NACIONAL VERDE y puesta en marcha por su actual COORDINACIÓN NACIONAL alrededor de la construcción del programa a enarbolar  en este período.

Segundo, que los partidarios de echar abajo desde las calles el sistema corrupción e  impunidad imperante (elevando para esos fines los niveles de movilización y recurriendo a diversas modalidades de paralización de país) y de obligar a dimitir a este gobierno antes de  los comicios del 2020, no solo somos las izquierdas políticas que responsablemente hemos sustentado esa propuesta, sino también una gran diversidad de sectores de variados tonos ideológicos y una parte del pueblo movilizado que simpatiza con esa visión.

Tercero, que nuestras ideas y propuestas sobre  la necesidad de la ruptura institucional y la construcción de una Constituyente participativa, la hemos expresado con mucho respeto, con mucha altura, sin el menor espíritu de imposición y sin recurrir a manipulaciones; siempre procurando decisiones de consenso o de amplia mayoría y siempre apelando a que se respete el sentir y la inteligencia popular.
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OMISIONES PERTINENTES.
Hoy no voy -pese a las constantes agresiones verbales que se nos hacen y pese a las sistemáticas e interesadas descalificaciones y distorsiones sobre el quehacer político de las izquierdas en la historia reciente del país- a entrar en detalles y análisis comparativos que ese tema amerita. Aunque me siento con capacidad y moral para hacerlo en otros momentos y escenarios.

Ahora dejo tranquilo en ese aspecto a quienes no desaprovechan oportunidad para hacerse potable a ciertas derechas atacando las izquierdas más consecuentes.

Tampoco entraré de inmediato en el examen de las trayectorias de Fafa y de Juan Bolívar respecto al PRD, a sus candidaturas (presidenciales, congresuales y municipales) y a sus gobiernos implicados en el sistema de corrupción e impunidad; extensiva a sus respectivas posturas respecto al PRM (que más que un partido nuevo es una facción mayoritaria del PRD y de sus funestas políticas de alianza) y al mencionado bloque opositor y sus actuales componente. Aunque no rehúyo hacerlo oportunamente, ni le niego el derecho a cualquiera a arrepentirse oportunamente de los males que le han ocasionado al país.

Igual no voy a tratar ahora lo que implica la persistente participación de Guillermo Moreno y de Al País en ese “bloque opositor”, en tanto distanciamiento de la ética política, el discurso y los  principios morales anteriormente enarbolados por ese sector; sino además como separación de la idea cardinal de no alimentar fórmulas que conllevan asumir corruptos preferidos y favorecer modalidades de corrupción y de hacer política absolutamente funcionales al régimen de impunidad y a la permanencia de la dictadura institucionalizada al servicio de mafias; posturas que incluso ayudan al plan de reelección del PLD. Aunque estoy en disposición de debatirlo en otro momento.

Y a esto le agrego que hasta el momento no hay señales de “arrepentimientos” de los jefes de la oposición corrompida, entre los que abundan aquellos siempre dispuestos a venderse al mejor postor y a compartir privilegios, presas fáciles de la Corporación Mafiosa Morada; incluidos dirigentes históricos del PRD-PRM que evidentemente están decididos a favorecer al danilismo pelediano; responsables todos del lodazal político impuesto en los últimos 50 años y de una cadena de males estructurales con consecuencias ya insoportables.
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IR AL FONDO DEL DEBATE.
¿Es a ese berenjenal purulento –dividido y despojado de prestigio y de poder de convocatoria por el pueblo verde movilizado- al que pretenden Juan Bolívar, Fafa, Guillermo y compartes que acudan los promotores/as de Marcha Verde convertida desde arriba en eventual aliada o comodín “programático y moral” de las candidaturas de la oposición electoralista?

En esta oportunidad eludo las cuestiones secundarias y prefiero centrarme en emplazar a los partidarios de esa vía tortuosa a debatir los siguientes temas de fondo y a aportar a las siguientes definiciones:

1. Si el fin de la impunidad puede o no lograrse a través de este escenario institucional anti-democrático y corrompido.
2. Si estamos o no de frente a una dictadura constitucional controlada y manipulada por una cúpula política mafiosa y copada por mafias subalternas.
3. Si en esta situación es válido o no pensar en un pacto con la cúpula del PLD y aliados y  las mafias en el poder para superar este régimen oprobioso, o si por el contrario hay que escoger otra vía como la DEMOCRACIA DE CALLE para desplazarlo lo antes posible.
4. Si el actual Congreso Nacional -tan corrupto e ilegítimo como el Poder Ejecutivo, el Electoral y el Judicial- está o no en capacidad de hacer reformas que garanticen la independencia y honestidad de esos poderes y la realización de unas elecciones limpias. Si para esos fines debemos optar, o por ese Congreso convertido en Asamblea Revisora, o por forjar Poder Constituyente para producir una ruptura institucional e instalar un gobierno provisional que convoque la Constituyente Soberana.
5. Si procede o no convertir el JUICIO a Danilo en una avalancha nacional que invalide su gobierno y todo el poder constituido, creando a la vez poder constituyente; o por el contrario es conveniente meternos en el terreno cenagoso de este sistema electoral y sus eventuales e inciertas modificaciones, en el contexto de esta institucionalidad viciada bajo el control del PLD y aliados, empeñados todos en reelegirse con Danilo o con Leonel a como dé lugar.
6.  En fin, si asumimos a no con determinación el proceso constituyente y la necesidad de la convocatoria de una CONSTITUYENTE POPULAR Y SOBERANA, que posibilite sustituir tanto la Constitución neoliberal, racista, patriarcal y autoritaria del 2010 como las instituciones putrefactas, incluido el sistema electoral vigente, que conforman este poder mafioso.

Esto si obviar otros temas cruciales.

Vamos a debatir con la altura y la profundidad que tales temas ameritan, dejando a un lado las maniobras y las trapisondas


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