Para
los que pensaban que el PRD tenía alguna posibilidad de sobreponerse en esta
venidera contienda electoral, salieron de la duda, al observar a Miguel Vargas, actuando como un
gobernador de colonia, dar la estocada mortal cuando dijo en estos días que el
ex partido más grande de la República solo iría aliado con la facción de Danilo
Medina.
Con
ello dejó bien claro que el partido de Peña Gómez apoyará el intento de
reformar la constitución.
Nadie,
viendo al PRD saborear una dosis de “chiquitolina” creerá que la otrora
organización política fue parte de la nación dominicana.
Quién
cree que fueron echados por la bordamás de setenta años de historia y de lucha
por las libertades públicas.
Ni
los vientos huracanados del trujillato, ni la hecatombe balaguerista de los 12
años pudieron arrodillar al glorioso e imbatible Partido Revolucionario
Dominicano, pero Miguel en componenda con los que hoy se destrozan asimismo lo enanizó hasta
convertirlo en una pequeña pulpería.
Miguel Vargas cumplió con la misión
de reducir a su más mínima expresión al partido más grande que produjo la
historia de la República para colocarlo hoy en el lugar que ocupa en la tabla
de posición electoral. Menos de un 6% ha logrado, su votación más baja de
los últimos 40 años de vida democrática.
Miguel hizo lo que se propuso, reducir
al PRD, enfermarlo hasta llevarlo a la
sepultura.
Miguel fue un servidor fiel y
obediente a la línea que se le trazó, la de entregar las siglas del glorioso
para que le sirviera de bisagra al propósito del Partido de la Liberación
Dominicana.
Nadie fue sorprendido y nadie llora
la muerte del perredeismo histórico, porque esa era la estrategia, una especie
de “crónica de muerte anunciada”.
La muerte del PRD empezó en
el año 2007, en aquel encuentro de las “Corbatas Azules”, del cual hubo
acuerdos rubricados entre Leonel Fernández y Miguel Vargas, el cual este último
cumplió al pie de la letra.
Luego Danilo, como dueño de la
vellonera, puso los discos que gustaban a Miguel y este como buen bailarín y
con excelentes movimientos, se puso la mano en el pecho y lo bailó solito. Y
ahí están los resultados
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