Por Nélsido
Herasme
En el seno del PLD
(Partido de La Liberación Dominicana) están por desatarse los demonios; la
agrupación política que fundara el profesor Juan Bosch en 1973 está enviando
señales negras de que está cansada de gobernar.
Cada vez que
pasa un día las uvas y las manzanas de navidad en ese partido se ponen amargas.
La lucha en su interior toma cuerpo.
La confrontación es entre dos bandos, uno que
quiere continuar enquistado en el poder y otro que quiere regresar.
Una corriente
basa sus argumentos en que el PLD debe celebrar su congreso elector, como ellos
mismos le llaman, bajo la modalidad de primarias abiertas y otra tendencia la
quiere con el método de convención cerradas. Nada de democracia, todo ello es por
el control del gobierno.
Un congresista peledeísta
dijo que desde el litoral del poder se reparten sobrecitos con dinero, porque
en el fono lo que se quiere es imponer la reelección del mandatario.
Otros dicen que
no habrá división ni reelección, mientras hay quienes sostienen que la
constitución prohíbe al actual
presidente, Danilo Medina, optar por una nueva repostulación.
Un miembro del
comité político pidió públicamente a Danilo y a Leonel que salgan del escenario
político y den paso a otra candidatura; Mientras un diputado mandó a trabajar a
los pujantes de ambos líderes.
De los
peledeistas recordamos su última convención para escoger candidaturas, la cual fue lo terriblemente
traumática, en la cual hubo tiro, sillazos, palo y piedra, con saldos de
muertos, heridos y al día de hoy de ni un solo apresado.
Pero lo más
hermoso de todo esto es observar la manera de comportarse de la llamada oposición
política, la que está llamada a ser el contrapeso de todo cuanto haga el
partido que ostenta el poder político.
La oposición,
como los búhos, tan solo mira fijamente lo que pasa en el interior del partido
de gobierno, pero sin propuesta, sin discurso y sin movimiento.
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