Por Luis Aníbal Medrano S.
El
gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader llegó hace aproximadamente
dos años en medio de una pandemia fruto de los efectos nocivos del Covid-19, lo
que se define como una crisis sanitaria. Más adelante, y como cosa del destino
inducido por las potencias mundiales, surge la crisis creada por la invasión de
Rusia a Ucrania, incidiendo ese fatídico enfrentamiento en el alza desmesurada
de los precios del petróleo.
Lo
anterior indica que el presidente Abinader ha tenido que sortear dos crisis de
origen exógeno. De la primera salimos airoso, a tal punto que el excelente
desempeño del gobierno dominicano ha sido reconocido por los organismos
internacionales, de tal forma que la oposición insensata que quería propagar la
especie de resultados contrarios, debió cerrar el pico y aceptar la realidad de
que verdaderamente dimos cátedra en el manejo de la crisis sanitaria originadas
por el indeseado Covid-19.
La segunda
crisis que aún nos golpea, el alza excesiva de los precios del petróleo y su
secuela de efectos perniciosos para las economías del mundo, viene siendo
sorteada por el primer mandatario dominicano como todo buen torero valiente
enfrentando el toro bravío de los altos precios del oro negro.
Pero
existe una tercera crisis de origen endógeno, la crisis de valores fomentada en
gran medida por la desidia de los gobiernos de la empresa morada amarilla con
domicilio en la avenida independencia.
Los
gobiernos de esa empresa política sembraron en el país una generación de padres
irresponsables que soltaron a su suerte hijos con deficiencia moral excesiva y
conductas reprochables como resultado del apadrinamiento de toda clase de
vagabundería habida y por haber.
El
apadrinamiento de inconductas en todas las esferas sociales, políticas,
económicas, es decir, sin excluir ninguna, fomentó el grado delincuencial
heredado por el gobierno que dirige el presidente Luis Abinader.
Por
suerte, la administración gubernamental responsable y atinada de la que hoy
disfrutamos, saldrá también airosa, se coronará de éxitos en el combate de esta
tercera crisis, estamos seguros, está trabajando para eso.
Pero algo
muy importante es el empoderamiento de la ciudadanía para arrancar de raíz esa
crisis, que no es asunto de partido, es un asunto de
interés nacional, cuyo empoderamiento positivo redundará en una mejor nación y
que junto a la voluntad incluyente del presidente Abinader, seremos un ejemplo
de nación.
En lo
particular, nos conformamos con tener un país seguro en todos los sentidos,
donde podamos disfrutar de todas sus bondades y de nuestra gente buena (que
somos la mayoría), y es que estoy plenamente de acuerdo con lo que decía
nuestro padre en vida: “Todo no está perdido”.
La
oposición oprobiosa y descalificada se les está acabando los argumentos
pueriles propios de marionetas confeccionadas con el serrín de la madera de la
corrupción y el despilfarro. Se le peló el billete, y tendrá que sentarse y
hacer fila para que no se cansen de esperar porque el pueblo está plenamente
convencido de que nuestro presidente lo está haciendo bien y que merece lo que
la Constitución le permite, 4 años más.
Aprobado…
El autor
es periodista, municipalista y político.
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