Por Miguel Ángel Cid Cid
Frente al desvelo por conquistar un nuevo periodo de
gobierno, la comunicación con los electores se complica. Los líderes en el
poder se acostumbran a las alabanzas. Les da miedo escudriñar las razones del
cariño repentino, miedo a la verdad.
El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) consiguió tres periodos de
gobierno en dos ocasiones. El primero se extendió de 1966 a 1978, en tanto que
la segunda vez fue desde 1986 a 1996.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fracasó en su primer
intento. Tuvieron que conformarse con un sólo periodo (1996-2000). Pero luego
regresaron para implantar una nueva marca, se reeligieron cuatro veces
consecutivas, desde 2004 hasta el 2020.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) cuando lucía
el flu perredeísta logró —de pura chepita— dos periodos de gobierno,
comprendidos entre 1978 a 1986. El máximo líder de entonces lo pronosticó,
“sólo el PRD vence al PRD”. Ni más ni menos, las riñas internas guiaron el
camino de la derrota.
Actualmente, con una identidad moderna, el PRM lleva
un buen average. El estreno de atuendo convirtió a los perremeistas en partido
victorioso en dos ocasiones. Ahora se aprestan a conquistar su tercer
cuatrienio en el gobierno.
Una campaña, una estrategia
No se vale repetir. Es improcedente acudir a una
competencia electoral apoyado en la estrategia usada en las elecciones
anteriores.
Por lo anterior, tanto el PRSC como el PLD
sorprendían en cada campaña electoral con sus estrategias de comunicación e
imagen política. Ajustaban el marketing a la coyuntura electoral.
El PRM, por el contrario, es la excepción a la
regla. O sea, se repostuló en el 2024 con una estrategia repetida. Continuó con
la perorata del cambio, aunque le hizo una ligera modificación: “El cambio
sigue”, decía.
Para las elecciones venideras el partido oficialista
está llamado a trabajar en un diseño que sorprenda para poder romper el fucú.
Si siguen enamorados del cambio le será difícil continuar en el gobierno en un
tercer periodo consecutivo.
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se esfumó
sin lograr gobernar durante tres periodos. Y eso que, ellos contaron con un
rango electoral superior al 40% durante medio siglo. Pero eso no le bastó para
romper con el maleficio.
El PRD se cambió de ropa, ahora se viste como PRM, pero la maldición
sigue latente. Es probable que la abundancia de modernidad les impida divisar
formas novedosas de hacer campaña electoral.
¿O, será que están atrapados en la espesa lisonja del Poder?
Si la respuesta es positiva, entonces no hay remedio, seguirán atentos a
la chepa. Porque cuando un ser mortal se enamora de los piropos alabarderos
termina creyéndose inmortal. Y lo peor del idilio es que caen en la cuenta
cuando el Poder los abandona. Cuando la cárcel o el sepulcro los asechan.
Años atrás, un exdirigente peledeista me dijo: “Los partidos políticos
no se revisan cuando están en el Poder”. Craso error. Porque sólo la revisión
hace posible desentrañar las razones reales de tantas expresiones de cariño
hacia los que ostentan poder.
Frente a la realidad señalada, el PRM debería estar sumergido en una
evaluación antes de entrar en la contienda electoral del 2028. Como el
mandatario actual tiene impedido reelegirse, el examen podría orientarse hacia
la búsqueda del candidato ideal.
Pero, en el partido son abundantes los presidenciables y escasos los
líderes con una narrativa confiable.
Por tanto, es urgente dejar los aduladores a un lado para pensar en el
perfil del candidato para el 2028. Entonces, vistas las debilidades, se estila
el diseño de una estrategia de imagen acompañada de otra sobre marketing
electoral.
La única ventaja del partido gobernante para continuar subido en el palo
radica en la debilidad de la oposición. Pero, en esa ventaja también vive la
trampa agazapada.
En suma, si el PRM continua borracho de poder, se le
hará cuesta abajo conseguir el deseado tercer periodo de gobierno. Le será
imposible vencer el fucú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario