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miércoles, 7 de septiembre de 2016

Con Fello no, por favor


Por Nélsido Herasme

En los días en que estuve recluido en mi hogar, infectado por uno de los virus que pululan en el ambiente, me sentí impotente y sin fuerzas para  escribir y expresar nuestras ganas de defender la dignidad del doctor  Rafael Suberví Bonilla, una persona a quien admiro y respeto por sus  valores de hombre honesto y humilde.

Inconsultamente, con el nombre de Fello se hizo gárgara al ser  bailoteado en algunos medios impresos y digitales junto a dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, quienes supuestamente cabildeaban y pulseaban por llegar al puesto de una entidad del estado.

Era tanta nuestra impotencia, que las ganas en ese instante era el de tener un megáfono de largo alcance para decir que es mentira lo que se estaba diciendo en ese momento del doctor Rafael Suberví Bonilla.

No es verdad que Fello está desesperado y que anda detrás de un puesto en la administración pública, muy a pesar del compromiso del presidente con su persona, a partir del trabajo que realizó en la pasada campaña electoral en favor de la candidatura de Danilo Medina.

Qué algunos encargados de direcciones y administraciones hayan entrado en nerviosismo, eso es algo propio de las gestiones y nuevos  mandatos, pero de qué Fello esté mandando hacer encuestas y levantamientos en tal o cual oficina del estado, eso es mentira del diablo.

Fello es un hombre de estado, un político de los pies a la cabeza, por tanto, no es capaz de prestarse a dar de zancadillas para poner a saltar a nadie de un puesto.

A nosotros no nos cabe la menor duda de que el honorable presidente otorgará a Fello el puesto que merece por su trabajo, lealtad y por la experiencia acumulada y las buenas ejecutorias en el manejo de las instituciones públicas a lo largo de su carrera política.   

Demasiado puestos a ocupado Fello Suberví en la administración pública, los cuales van desde alcaldías hasta ministerios, en los que ha dejado estampado su huella de honestidad inquebrantable.

Su testimonio de vida, su hoja de servicio y su historia como gerente, caracterizado por la eficiencia, solidaridad y pulcritud en el manejo de las instituciones que le ha tocado dirigir, son las motivaciones que lo hacen merecedor de un puesto en la administración pública.


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