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miércoles, 7 de septiembre de 2016

El problema no es la política, es la naturaleza humana


Por Luis García

Mis estimados:

Hoy temprano me animo a escribirles porque, aunque se trate de una cuestión con ribetes personales, considero que tiene un enorme valor para el quehacer político de una sociedad en la que la política se ha convertido en el mecanismo de “ascenso“ o “movilidad” social por excelencia; sin que se parta de la teoría de clases sociales.

Esta historia parte de una llamada anónima que recibí anoche de alguien, a quien no identifiqué, pero que me dijo trabaja en la Dirección de Recursos Humanos del Ministerio de la Mujer. Me comunicó que me enviaría una imagen referente a un documento interno de la institución. Alrededor de cinco minutos después la recibo a través del correo electrónico.

Me sorprendí porque se trataba de una acción de personal firmada por la que creo que es la nueva directora de Recursos Humanos de esa dependencia, Pauné Branagan, mediante la cual comunicaba la designación de Zoila Isabel Martínez Campos como Encargada de Redes en el Departamento de Tecnología.

Obviamente que para mí no hubiera sido sorpresa si el responsable de esa área no hubiera sido mi hijo Angel Luis, labor que desempeñó durante el último cuatrienio.
Le mostré el documento a Angel Luis, mientras le inquiría las razones por las que no me había informado de esa novedad. Sin embargo, para mayor sorpresa, él tampoco estaba enterado.

Una vez se juramentó la amiga Janet Camino en la posición de Ministra de la Mujer, le dije a él, por un asunto de cortesía,  que se presentase ante ella para informarle que estaba a su disposición, como es lógico, al frente del Departamento de Redes. Así lo hizo. Le pregunté acerca de la reacción de la funcionaria, a lo que me respondió: “Ella me dijo que usted es su hermano”.

Nada extraño me pareció la respuesta en vista que de que Camilo es fundadora del programa periodístico “Cuentas Claras”, por La Nota 95.7 F.M., del que formo parte junto a José P. Monegro, Hugo López Morrobel, German Marte, Wilkin de la Cruz, Gencys Arias, Frederick Bergés y Joan Monegro. Víctor Bautista, también fundador, al igual, que Camilo, renunció hace un tiempo.

Mientras duró la presencia de Camilo, la única que no venía del mundo periodístico, en el espacio tuve que disentir mucho de ella porque, cual Dragón de Comodo, un reptil cuya saliva, por el alto nivel de contaminación bucal, mata casi de inmediato a sus víctimas; atacaba de manera inmisericorde a Leonel Fernández, a Danilo Medina y a Miguel Vargas. Pero ironía de la vida, gracias a estos líderes de la política dominicana, ella hoy es la flamante titular del Ministerio de la Mujer.

A mi juicio, la lección del relato viene ahora. Y es que Angel Luis me sometió a un interrogatorio para cuestionar la política, casi a la velocidad de las ráfagas del fusil de asalto ruso AK-47. ¿Papi, este es el precio de la política para un joven que tiene dos certificaciones CISCO en redes? ¿Para qué usted le ha servido al PLD durante casi tres décadas? ¿De nada sirve que usted sea miembro del Comité Central de esa organización? ¿Era alguien, justamente del PPH (Proyecto Presidencial Hipólito), quien, por la política, la persona que me iba a sustituir de esa manera furtiva?

Confieso que para dar respuestas a las interrogantes tuve que pensar en lo que he leído a lo largo de mi vida sobre Ciencias Políticas. Tenía que demostrarle al joven que el problema no era la política, sino la naturaleza humana.

Le aconsejé que existen dos grandes paradigmas en la política, que son el realismo y el idealismo, uno que propone hacer lo que conviene, y el otro; lo que debería ser. En el primero, a través de los tiempos, han figurado pensadores como Su Tzu, Tucídides, Tácito, Maquiavelo, Hobbes, Bobbio, Morgenthau y Foucault; y en el segundo, lo encabeza Kant.

Además, le señalé que en la política lo que cuenta es la dignidad. Y en la política dominicana Juan Bosch estará siempre colocado en un alto sitial en lo referente a ser digno.

Le recordé la frase de Bosch: “Los hombres no saben vivir aplastados por el terror, y allí donde sufren, allí alimentan la esperanza de vencer al infortunio”.

Finalmente, le dije que si le quieren ofrecer una asesoría en el Ministerio de la Mujer, que le responda que cobrar sin trabajar no es de personas dignas.

Esta historia me ha enseñado bastante, hasta afirmar que el problema no es la política, es la naturaleza humana.


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