Por
Sergio Acevedo
De este caso se está construyendo un drama que
puede, en alguna medida, afectar las relaciones entre ambas naciones, debido a
la manera poco usual en que el presidente de la JCE está dando respuesta a la
medida en su contra.
No es el primer funcionario que se le cancela
la visa, pero sí es el primero en movilizar recursos institucionales y dinero
público con el deliberado propósito
de presentarse como víctima de una
decisión soberana, adoptada por una nación que está ejerciendo su derecho a
conceder y cancelar visas sin tener que dar explicación al respecto.
El tema puede ser tratado por la vía
diplomática y de manera amistosa, conozco varios casos de amigos funcionarios a
quienes se les han cancelado sus visas y han logrado que se le otorgue de
nuevo.
Roberto tiene a sus bocinas vocinglando a todo
dar, ha realizado por lo menos un programa especial de una de las emisoras más
caras del país solo para tratar ese tema. Desde luego, que esos recursos no
salen de sus bolsillos, sino que los mismos salen de los bolsillos de quienes
pagamos impuestos.
Ahora, de manera hipócrita, está convocando al
Pleno de la JCE, ese mismo pleno que nunca convocó para tratar temas álgidos
del proceso electoral, ni para reunirse con la oposición que estaba reclamando
ser recibida para conocer asuntos trascendentales del tollo de elecciones
pasadas.
Como él sabe que la embajada americana no le va
a responder nada de la sandeces que diga, está abusando de su poder para
desdibujar la imagen de una nación amiga y que es la primera con la cual
mantenemos relaciones de negocios a todos los niveles.
Ahora dice que no va a participar en la reunión
del Pleno, con un cinismo olímpico, como si las decisiones van a ser diferentes
con su ausencia. Que deje la vaina, que no continúe manipulando a la opinión
pública, que se maneje este asunto por los canales diplomáticos si el gobierno
dominicano lo considera pertinente.
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