Por Miguel Ángel Cid Cid
La señora
Santa Arias manejaba una passola color negro por la misma calle Santomé.Vestía
blusa roja, y pantalón blanco, tipo jeans, las prendas estaban ajustadas a la
medida de su cuerpo.
Los dos,
Alexis y Santa, transitaban por la misma calle, el mismo día, y a la misma
hora. Pero en direcciones encontradas. La situación confusa turbó a Santa quien no pudo
evitar chocar de frente con la jeepeta de Villalona.
Es probable que
este, si no es el primer accidente de tránsito del año nuevo, es el último de
los más de doce mil sucedidos en el 2021.
Cuando veía el
video, la calma con que Alexis se desmontó de su jeepeta, un hombre fuerte y
grande, vistiendo camiseta ajustada y pantalón jeans, pensé que iría a ayudar a
la mujer atropellada. Pero no. Muy por el contrario, airado, parecía reclamar
una explicación razonable sobre el accidente.
De manera repentina,
Alexis la emprendió a empujones y pescozones contra la passola y contra la
señora Santa. En unas cinco ocasiones Villalona empujó a Arias estrellándola en
el pavimento. No bien ella se ponía de pie cuando el verdugo volvía a tirarla
violentamente al piso. Es inexplicable que Santa, al ser operada de corazón
abierto resistió el choque y los golpes propinados.
Luego una
mujer que acompañaba a Villalona intercedió sin éxito,
para calmar la ira de su compañero. Con un fuerte empujón, él mandó a su amiga
de regreso al vehículo.
Una vez seguro
de que su amiga estaba montada en el vehículo, se volvió para donde estaba
Santa. Pistola en mano, Alexis se acomodó, sujeto a Arias por el hombro y le
dio un pescozón, tan brutal que la aturdió.
Un gato blanco
se paseó de ida y vuelta por la acera del frente. Entre tanto, Alexis le dio la
espalda a su víctima, regresó a su jeepeta como si nada hubiera pasado, se montó
y se fue.
Santa Arias
quedó abandonada a su suerte y tendida en la talvia. Minutos después una unidad
del 9.1.1. le dio los primeros auxilios.
Llama la
atención que durante el forcejeo cruzaron por el lugar trece vehículos, incluyendo
tres motores. Pero ninguno de los conductores hizo el más mínimo esfuerzo por
apaciguar los ánimos y evitar daños mayores. Solo el gato blanco parecía
advertir la gravedad del incidente.
Para que no quedara
impune, las cámaras de seguridad atestiguaron del hecho. Al día siguiente las
redes sociales y los medios de comunicación estaban copados por un video sobre
la crueldad cometida por Villalona. El impacto provocado por la grabación,
obligó al Mayor General Eduardo Alberto Then, director de la Policía Nacional,
a condenar el abuso. En seguida, el General Then ordenó a los uniformados de
Bani, detener de inmediato al León, refiriéndose a Alexis.
Pero el
verdugo se mantuvo prófugo de la ley por catorce días. Sectores de la población
interpretan que la tardanza en atraparlo se debió a la supuesta protección de
sectores interesados. Sobre todo, porque los 363.3 km² de superficie que tiene
Bani, no alcanzan para esconderse por tanto tiempo.
Jorge Alberto
de los Santos, abogado de Alexis, tiene el tupé de culpar a Santa del accidente.
Dijo que el atropello pudo haber sido incitado -- por unos tragos de másy la
provocación de la víctima --.
Alexis
Villalona es un macho que se pasa de prudente. Alegó que no se entregó antes a
la policía porque creía que tenía Covid-19. Él no quería contagiar a nadie.
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