Por JUAN T H
Sin haber
gobernado tantos años de manera consecutiva como el PLD, Peña Gómez solía decir
que “sólo el PRD destruye al PRD”. En efecto, el PRD se destruyó a sí mismo
aunque con el apoyo del gobierno que respondiendo a una estrategia de
perpetuidad en el poder, primero destruyó al Partido Reformista que lo llevó al
Palacio Nacional, y luego, con la chequera del Estado, fue minando la dirección
hasta convertirlo en lo que es hoy: una plataforma política para el
enriquecimiento de sus dirigentes.
De ese modo el
PLD logró uno de sus objetivos fundamentales: destruir la oposición. Sin el PRD
y el PRSC como fuerzas políticas mayoritarias haciéndole la vida imposible, Leonel Fernández y Danilo Medina han gobernado
sin problemas. El PLD convirtió en casi nada la oposición, y, concomitantemente
se apoderó de los poderes del Estado, incluyendo la prensa y gran parte de las
iglesias, al tiempo que acumulaba fortuna que usa, junto con el presupuesto
nacional en los procesos electorales para comprar la voluntad popular.
Desde 1961,
cuando bien mataron a Trujillo, ningún partido había acumulado tanto dinero, ni
tanto poder. (Las 24 familias más ricas del país no tienen más dinero que los
35 miembros del Comité Político del PLD y sus socios más cercanos)
El partido
masificado, con dos grupos políticos y económicos en pugna por el poder
(Leonel-Danilo), y sin dirigentes con
calidad moral para imponer orden y retomar el camino de la disciplina, las
cosas no pitan bien para el PLD. Y para ponerle la tapa al pomo, los escándalos
de corrupción aparecen en la prensa todos los días socavando la estructura del
gobierno, la popularidad del partido y de sus líderes.
En pocas
palabras: el PLD se está destruyendo a sí mismo fruto de las ambiciones de sus
líderes y demás dirigentes, de la corrupción y la impunidad que la acompaña,
del endeudamiento cada vez mayor y la inseguridad, entre muchos otros problemas
sociales que no han provocado un estallido popular, aún, precisamente porque la
oposición continúa durmiendo esperando que la fruta podrida caiga del árbol.
(Quieren coger los mangos bajitos; comer pescado sin mojarse el trasero)
De todos modos
la situación del PLD es grave. Tiene más problemas que cualquier otra
agrupación política. No es solo que ha despedazado el país, que lo ha descuartizado
y convertido en un estercolero, es que donde vivir en él es una proeza de
héroes. La gente tiene que estar cansada del PLD, de su desatino, de su cinismo
y desfachatez.
Le dije a unos
amigos: no importa que Danilo y Leonel se unan, se den un abrazo y hasta se
besen frente a las cámaras de televisión y los periódicos. La gente sabrá que
es una farsa, que uno no cree en el otro, que, como diría Sabina, no pasaran de
ser “enemigos íntimos”. Como la
reelección está prohibida, podrán presentar a Leonel de candidato o escoger
otro que garantice “la unidad y el triunfo”, no importa, creo que en el 20 se
van. El cambio se impondrá. ¡Tiene que imponerse! ¡Aire nuevo en el bosque!
¡Brisa fresca en los campos y ciudades!
Si los partidos
tradicionales que han mantenido una posición cómplice o pasiva con el gobierno
no forman un frente para sacarlo del poder, surgirá otra con un liderazgo
distintos que desplace y derrote al PLD, partido que no tiene nada que ofrecer,
porque no harán en cuatro años (2020-2024) lo que no hicieron en 20 años. ¡Así
de sencillo!
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