Por JUAN T H
La Asociación de
Jóvenes Empresarios (ANJE), hizo bien en convocar un debate entre los
candidatos presidenciales que más posibilidades tienen de ganar las elecciones
del 5 de julio, creyendo en la madurez del liderazgo político nacional, como
sucede en muchos otros países del mundo, en algunos incluso está establecido
mediante una ley, o sea, es obligatorio. Hizo bien el gremio empresarial al
cancelar el encuentro por falta de interés del candidato del PLD, Gonzalo
Castillo, que con argumentos baladíes dijo que no asistiría.
Sin el candidato
oficialista la discusión no tenía sentido. Hizo bien Luís Abinader, candidato
presidencial que encabeza todas las encuestas en condicionar su asistencia,
como hizo bien Leonel Fernández a expresar su disposición de enfrentar las
ideas. Todos tenían sus razones, uno para condicionar su asistencia (Abinader),
el otro en aceptar sin titubeos convencido de su formación y de su
posicionamiento en las encuestas (Fernández),
y el tercero en negar acudir a la cita por todas sus debilidades (Gonzalo). De
haber sido cualquiera de los tres, yo habría
hecho exactamente lo mismo.
De los tres
candidatos el que más podía perder era Gonzalo, que no tiene la preparación
académica ni la experiencia política, a lo que debo sumarle la “difusión del
pensamiento”, que el diccionario médico define como “un trastorno de la
conciencia respecto de la consistencia o cohesión del yo, por la cual se hace
necesario participar en el pensamiento ajeno o divulgar el propio pensamiento. Forma parte de un
trastorno más general, como es la participación y divulgación de vivencias, y
es típico de la esquizofrenia”.
Con esas
limitaciones, Gonzalo no podía correr el riesgo de enfrentarse a dos figuras
como Luís Abinader, economista especializado en excelentes universidades de
Estados Unidos, que ha participado como candidato, vicepresidencial y
presidencial en dos ocasiones, en con una práctica política que sobrepasa los
20 años; lo mismo que Leonel Fernández, abogado, profesor universitario durante
muchos años, más de 40 en el PLD, tres
veces presidente de la República, conferencista internacional, una especie de
“pico de oro”.
La desventaja de
Gonzalo frente a esos dos líderes políticos es muy grande. Por eso hizo bien en
negarse a participar en un debate con árbitros independientes, sin “chivos en
el examen”, ni telepronter para leer. Todo improvisado. Yo –repito- había hecho
lo mismo: Salgo huyendo por la derecha. (Dos pesos pesados contra peso pluma
que no puede articular las ideas, ni
darle coherencia al pensamiento, es un abuso)
Con el candidato
oficialista fuera de la discusión, no tiene sentido el intercambio de
propuestas entre Luis Abinader y Leonel Fernández, porque uno está muy lejos
del otro en las preferencias del electorado.
Juro que me
gustaba la idea del enfrentamiento entre Gonzalo, Luis y Leonel. Se lo que
piensa Leonel sobre cómo enfrentar los problemas nacionales, lo mismo que Luís
Abinader. Lo que no sé, el pueblo que pretende gobernar tampoco, es que piensa Gonzalo sobre este o aquel tema
espinoso, (la frontera, los haitianos, la deuda externa, el dólar, la
desigualdad, la marginalidad, la pobreza, el transporte, la corrupción, el
sistema de justicia, el campo, etc., etc., etc., porque en su escasa
participación en los medios se refiere a cuestiones muy generales. Una consigna
tras otra, como si fuera un minusválido
del lenguaje. Solo se limita a decir que continuará la obra de gobierno de
Danilo, lo cual es un error garrafal, porque el pueblo no quiere imitadores, ni más de lo mismo. ¿Quiénes quieren más de lo
mismo? Danilo, Gonzalo y los demás funcionarios pegados de la teta del Estado.
Me temo que
Gonzalo pudo haber hecho un papelazo en el debate. Prefirió pagar el precio
político que le costará no asistir al
debate. Y lo entiendo, no fue por casualidad que Danilo Medina dijo que había
que protegerlo,y no lo dejó hablar en un acto donde debió hablar.
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