Por JUAN T H
El primer
vicepresidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Roberto Fulcal,
anunció en Nueva York que su organización se lanzará las calles próximamente,
según un titular de un diario digital.
Me alegré. Finalmente
los flamantes dirigentes del PRM entendieron que jugar su rol de oposición es la única manera de crecer como entidad
política y convertirse en una verdadera opción de poder.
Como en casa de
pobre, mi alegría duró poco, porque, según la nota, Fulcal dijo que el PRM va a
las calles a buscar adhesiones en los barrios, municipios y provincias para
aumentar su militancia y ser la mayor fuerza política del país. Uf!
Con esa visión
no llegará lejos el PRM. El PLD luce
débil, pero circunstancialmente. En realidad es fuerte, el más fuerte de todos
los partidos del sistema. Está en el gobierno controlando y manejando a su
antojo todos los poderes del Estado –como digo siempre- incluyendo los poderes
fácticos; iglesias, medios de comunicación y buena parte del empresariado,
puesto de rodillas ante las amenazas diversas.
Las diferencias
grupales no serán eternas en el PLD. Danilo y Leonel pueden zanjar sus
diferencias para no perder el poder. Parece difícil, pero no imposible. En
política nada es imposible. Los amigos de hoy son los enemigos de mañana. Y
viceversa.
La estrategia
del PRM no puede basarse en coyunturas
golondrinas.
Lo que están
haciendo los legisladores del PRM, encabezados por Faride Raful, es una buena
manera de jugar el rol opositor contra un gobierno perverso, arrogante,
corrupto y prepotente que ha convertido el país en una pocilga con el lodo
ahogándonos a todos, menos al secretario general del PLD Reinaldo Pared Pérez
–Pechito- que tiene un traje impermeable a prueba de lodos.
El PRM –amigo
Fulcal- debe ir a las calles a dirigir y encabezar las luchas populares en barrios, pueblos y campos. Hay mil razones para protestar con fuerza:
aumento todas las semanas de los combustibles, el costo de la vida, los
apagones, impuestos, deuda externa, inseguridad ciudadana, insalubridad, etc.
El PRM no debe dejar que sean los grupos cada vez más pequeños y disminuidos de
la izquierda, ni de la sociedad civil, los que marchen a la vanguardia.
El PRM es el
partido opositor más grande, el que tiene dirigentes más connotados y capaces,
con experiencia y conocimiento. Ahora tiene dos jóvenes, José Ignacio Paliza y
Carolina Mejía como presidente y secretaria general, respectivamente, que
pueden aportarle energía, dinamismo y entusiasmo.
“A las calles”,
pero no en la retaguardia, en la vanguardia. Esa actitud le garantiza el
crecimiento, le da fortaleza y calidad política y moral.
Recientemente en
San Francisco de Macorís se produjeron manifestaciones en contra del gobierno
de grandes proporciones con paralizaciones, huelgas, etc., que terminaron en
tragedias lamentables. El PRM estuvo ausente. ¡Imperdonable!
Si el PRM quiere
ir a las calles tiene que hacerlo organizadamente, con un plan, una actitud y
una voluntad impostergable. El “carro sin frenos” de Jacobo Majluta debe ser
conducido por un experto que lo conduzca hasta el Palacio Nacional.
Pero la mejor
escuela, el mayor ejemplo de unidad y lucha, de creer en la capacidad
transformadora y revolucionaria de las
masas la dejó como herencia política de José Francisco Peña Gómez. Reivindiquen
el pensamiento y la práctica revolucionaria del fallecido líder y triunfaran
sin dudas.
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