POR AIK AMBIORIX
En algún momento
de nuestras vidas, todos escuchamos el consejo de “contar hasta 10 ante
cualquier conflicto externo o interno”; es el tiempo exacto para llevar a tu
cerebro la cantidad necesaria de oxígeno que junto a las grasas y azúcares lo
conforman, teniendo la facultad de pensar y actuar con suficiente energía.
Al momento de
nacer, ese impacto de estar en tu nuevo mundo pone tus pulmones en acción, 16
veces por minuto y 23 mil al día.
Yo, a los 30
años había respirado alrededor de 250 millones de veces y actualmente sé que, lo
he hecho en más de 500 millones de ocasiones. La respiración profunda nos ayuda
a calmar la ansiedad, la agitación, el estrés y cultiva la paciencia.
Muchos
triunfaron o fracasaron definitivamente por la emoción en actuar, fuera del
periodo de una respiración correcta y a tiempo.
El muchacho
bueno o malo fue encima del general y según un testigo lo agredió… perdió el
dominio. El general dio la vuelta por otra esquina y mató al comentarista
deportivo porque perdió el dominio. ¡Qué raro! ese militar amaneció ese día y
no tenía planes de matar a un ser humano, simplemente perdió el dominio de sí.
El jugador de
casino perdió el dominio desde el primer día que decidió entrar a ese sitio; el
dinero se le fue después.
La mujer provocó
en exceso al marido, puso sus maletas en la puerta porque perdió el dominio.
Muchos hoy están en las listas de los feminicidas; ellas y ellos perdieron
muchas veces el dominio.
La rabia y
accionar de un momento ha segado vidas, roto matrimonios, quebrado empresas,
producido adicción, provocado depresión y encarcelamientos, pérdidas de miles
de horas de sueños, ha provocado males que nos afectan como sociedad y generado
malestar para nuestra gente.
Domina tu
espíritu.
Domina tu
lengua.
Domina tus
placeres.
Domina tus
emociones.
Domina tus
inversiones.
Domina tu
dinero.
No seas amigo
del alcohol; piensa.
Domina tu vida.
Quédate vivo;
toma el dominio de ti.
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