Por Miguel Ángel Cid Cid
Al ritmo de “Participación Aroma y Sabor” se forjó
el Plan Estratégico de Villa González. La
Ruta del Tabaco fue la iniciativa principal del plan. Su puesta en escena se concibió,
desde el principio, sobre las tablas de la trilogía Villa González-Tamboril-Santiago.
Y la concurrencia no es una casualidad. El Pico de
Ocampo le proporciona a Santiago, en la parte norte, un paisaje de montaña maravilloso.
La falda de ese monte, arropa y baña de sombra húmeda el vientre de la tierra
donde nace el mejor tabaco del mundo. La industria tamborileña del tabaco está
enclavada en la cordillera septentrional, donde el Diego de Ocampo se erige
como el punto más alto.
Villa González, sin olvidar su principal rubro
agrícola, se proyecta como un municipio “económicamente sostenible, socialmente
equitativo y ambientalmente viable”. El recorrido del diagnóstico para el Plan
Estratégico se hizo en un ambiente de participación rítmica, sin tregua. Ése
ritmo se alimentó del aroma y el sabor del tabaco y de su gente.
Tamboril, si nos ajustamos a los criterios técnicos,
carece de un plan estratégico. Pero la visión vanguardista de sus autoridades
lo divisa como la capital mundial del cigarro.
Los Tamborileños venden esa idea muy bien. Lograron que
el presidente Luis Abinader, disfrutara de la fumata más grande del mundo
durante todo un día. Los participantes del festival celebrado en Tamboril, en
cambio, duraron tres días completos esparciendo humo impregnado de aroma y
sabor.
Santiago de los Caballeros, contrario a los dos
municipios anteriores, parece que se avergüenza del tabaco como producción
agroindustrial. En su plan estratégico “Santiago 2030” solo le hace una mención
tímida al “Grupo M; cigarros y tabaco, (General Cigar y La Aurora)”. Más nada. En
el libro del Plan Estratégico de Santiago la hoja aromática brilla --no
precisamente por su aroma y sabor-- sino por su ausencia.
Pero lo que los santiagueros quieren con vehemenciaes
hacerse cargo del Puerto de Manzanillo. En la Estrategia II “Economía,
empleo y marca territorial” encabeza la lista de iniciativas la “Ampliación de
Manzanillo y Sistema de Puertos Atlánticos”. Importa poco que el puerto este a
cien kilómetros de distancia de la ciudad Corazón.
El interés se entiende, pues, la apuesta por
Manzanillo representa pingues beneficios. Dejar tantos recursos en manos de un
pueblito costero-fronterizo puede ser muy peligros. Ésos recursos deben ser
manejados por la oligarquía ¿más capaz? del país. La de Santiago.
La característica primordial de un apostador, en
consecuencia, consiste en la perseverancia. Perder, siempre será un motivo para
volver a apostar. Por ello, los villagonzalenses y tamborileños deberían
apostar a revivir el proyecto La Ruta del Tabaco y conseguir que los
Santiagueros se enamoren de él.
Para captar el interés de los santiagueros deberían
primero, hacer un estudio que demuestre la rentabilidad futura de La Ruta del
Tabaco. Y segundo, que los dirigentes del Plan Estratégico de Santiago sepan
con precisión cuánto les tocaría a ellos de esos recursos. Con antelación se
sabe que en este proyecto tendría cabida la generación de empleos y, la promoción
de la artesanía y del arte. Igual entra el turismo, recursos ambientales y recursos
culturales diversos, etc. Ésos caudales alcanzan para todos y sobra.
En la entrega anterior se explicó que Villa González,
Tamboril y Santiago son tres municipios colindantes que se complementan en la
dinámica de la cultura del tabaco. Ésta relación es el principal elemento para
propiciar una alianza estratégica entre los tres municipios para aprovechar los
beneficios del tabaco. Bienes que, ahora se esfuman en una espiral de humos
aromáticos.
Una vez pactada la fusión tripartita, lo que procede
es negociar la ampliación de la asociación con La Liga Municipal Dominicana. Luego,
entre las cuatro instancias edilicias, conquistar el concurso de los
ministerios de Cultura, Educación, Turismo y Medio Ambiente.
En suma, con un esfuerzo de coordinación de esta
magnitud, enfocado en un proceso de gestión cultural, se reducirían al mínimo
los espacios para el fracaso. Se sobran las organizaciones sociales dispuestas
a sumarse al éxito previsto.
Pero si Villa González, Tamboril y Santiago no se
ponen las pilas, las perspectivas de La Ruta del Tabaco se esfuman en el aire. Se impone, pues, quemar la Ruta para esparcir los
olores y degustar las mieles y los sabores del tabaco.
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