Por Domingo Matías
En un artículo publicado anteriormente había planteado que la Regla de Oro
ha devenido en alterar las funciones de regidores y regidoras, que se resumen
en tres: representar, controlar y legislar. También, señalaba que el Pacto por
la Gobernabilidad y la Democracia, que le llaman Regla de Oro, ha producido un
conjunto de rupturas a la institucionalidad municipal, las cuales contravenían
principios de autonomía política, de descentralización, concertación local,
representación, independencia de los órganos del gobierno local y de
inclusión democrática de las minorías.
Ahora digo, que la Regla de Oro obtendría una medalla de diamante, metal,
este último, más valioso que el oro, en la medida que las élites de los
partidos políticos, que monopolizan todos los poderes públicos desde el
Distrito Nacional, asuman la gobernabilidad democrática como un proceso
permanente de relación entre gobernantes y gobernados, con el propósito de
generar satisfacción ciudadana con los servicios que están prestos a ofertar
los ayuntamientos dominicanos.
La medalla de diamante para la Regla de Oro, se ganaría cuando los partidos
políticos fomenten pactos que ayuden a alcanzar gobernabilidad democrática
enlazada con estos cuatro pilares: transparencia, eficiencia, eficacia y
democracia.
Transparencia: la Regla de Oro haría muy bien con fomentar el cumpliendo
con el libre acceso a la información pública; la declaración jurada de
patrimonio de los funcionarios municipales; la rendición de cuentas a tiempo a
los órganos de control y a la ciudadanía; contrataciones de obras y servicios
mediante métodos abiertos de participación de los diferentes sectores
productivos y comerciales que operan en el territorio; servicios de información
en portal web de transparencia de recursos humanos, trámites, normativas,
beneficiarios de subsidios o asistencia social, convocatorias a licitaciones;
presentación periódica de los informes de los asesores que reciben incentivos;
Etc.
Eficiencia: apuntando a que el gobierno municipal abarate los costos
de la inversión. El modelo de ayuntamientos que prevalece resulta costoso, al
igual que el Gobierno Central. Neutralizar el derroche de recursos
financieros a través de la compra de insumos de calidad y entrega oportuna de
los servicios. La promoción y cumplimiento de las competencias y atribuciones
establecidas en la Ley 176-07 del Distrito Nacional y de los Municipios, lo
cual deberá hacerse de modo racional, a tiempo y al menos costo. La
medalla de diamante se justificaría en la medida que los gobiernos locales
respondan de modo rápido a los reclamos, quejas e inquietudes ciudadanos.
También, en la medida que el personal contratado cumpla con sus funciones y que
reciba los incentivos económicos en función de su perfil técnico, laboral o
profesional. La contratación e incorporación de personal por mérito y capacidad
de desempeño sería una oportunidad política para superar la contratación de
modo clientelista. Aunque sean pocos los recursos, hay que administrarlos bien.
Eficacia: los servicios públicos municipales, especialmente
cementerios, mercados, mataderos recolección de residuos sólidos, alumbrados,
construcción de aceras-contenes, cuerpos de bomberos, protección del verde de
las ciudades y municipios, bibliotecas, infraestructuras deportivas, tienen que
gestionarse de modo que generen satisfacción en los contribuyentes o pagadores
del presupuesto municipal. La imagen del un ayuntamiento, su credibilidad y su
legitimidad pública están muy determinada por el nivel de desarrollo de la
variable eficacia. La medalla de diamante de la Regla de Oro adquiere valor
cuando el sistema político asuma la planificación estratégica para alcanzar
equidad e igualdad de oportunidades en lo social y lo territorial. Conviertan
al gobierno local en una maquinaria de promoción del desarrollo económico
local, para ampliar el grado de felicidad mediante la generación de empleo
útil.
Democracia: el compromiso debe ser una Regla de Oro para una
gobernabilidad democrática capaz de fortalecer la institucionalidad de los
gobiernos locales y la satisfacción ciudadana. Cuando este compromiso se
haga posible la llamada Regla de Oro recibiría la medalla de diamante. Los partidos políticos proponentes de la Regla de Oro han dejado al
descubierto su incapacidad política para ejercer el poder que ha sido delegado
por los ciudadanos.
Hagan una nueva Regla de Oro. No obstante, proporcionen posibilidades para
ampliar la representación femenina en los gabinetes municipales; para que las
personas no sean víctimas de la violencia urbana, de modo que se garantice la
libre circulación; que las acciones de los alcaldes, regidores, directores de
juntas municipales, vocales y funcionarios municipales de diferentes niveles
actúan bajo los mandatos de las leyes y la Constitución; fomenten la
participación de las organizaciones de la sociedad civil, no para administrar
sino para que se administre bien, no para tomar decisiones sino para que se
tomen las mejores decisiones.
Los proponentes de la Regla de Oro están en el deber de dejar que la
democracia municipal corra. Dejen que madure. Los conflictos siempre serán
bienvenidos cuando su base de sustentación es la confrontación por el bien
colectivo y no personal. Los conflictos después del 2007 no han alcanzado
magnitud nacional. Incluso, no alcanzan el 3% del territorio dominicano. Respeten el derecho de iniciativas de las minorías.
La exclusión de la minoría es producto del autoritarismo, centralismo y la más
abyecta o despreciable de la exclusión política. La suma de minorías puede
conducir a una nueva mayoría. También, las minorías tienen que respetar el
derecho de la mayoría a decidir, cuando esta supera proporcionalmente a la suma
de las minorías opositoras.
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