Por Rafael Matos
Féliz
Durante la preparación
de la Caracterización y la Agenda Ambiental y delos Planes de Desarrollo de los
Territorios Rurales (PEDETs) de la provincia de Barahona, conocimos con mayor
profundidad sobre el ataque de la roya a los cafetales. Visitamos
zonascafetaleras en Enriquillo, Paraíso Polo. En todas vimos el descalabro de
la caficultura provincial.
Observamos
productores apegados a su caficultura y en constante lucha, pero la enfermedad
les ganaba la batalla. Así, la soledad y el abandono daban paso a la desesperanza
y a la impotencia. A pesar de ello, conocimos también el lado positivo y vimos
cómo un productor y técnico agrícola, el Ing. Benjamín Toral Fernández, con
esfuerzo propio, lehabía ganado la batalla a la roya maldita, sembrando su finca con la variedad Catimor y
creando un ambiente cafetalero de alta productividad.
Benjamín Toral,
no solo hizo eso sino que además proveyó con más de un millón de plántulas de
la variedad a los productores más cercanos. Al día de hoy ha logrado cambiar la
realidad en un grupo de productores y ya pasa los 3 millones de plántulas de la
nueva variedad. Cambióla desesperanza por alegría yen recorridos realizados,
vimosparcelas de la Cooperativa Agropecuaria de Chene (COOPACHENE), con plántulas
jóvenes muy saludables y en inicio de floración.
Este ejemplo
extraordinario motivó a muchos productores, para rehabilitar sus parcelas con
la nueva variedad. Así, productores de Paraíso, Polo, Enriquillo y otras zonas
gestionaron para lograr su mejoría. Técnicos Agrícolas y del Consejo Dominicano
del Café (CODOCAFE), presentaron propuestas que se hicieron llegar a instancias
locales y nacionales y a través del PlanBa tocamos el tema para la búsqueda de
un programa de rehabilitación cafetalera.
Estos esfuerzos
no llegaron a cuajar durante los años 2013 al 2016 y en esos años solo nos
llegó a la mente la sentencia del Papa en su Encíclica “Laudato Si”, en la cual
afirma que dentro de la vorágine del capitalismo, alos gobiernos, a los
empresarios y al gran capital, solo les interesan sus intereses políticos,
empresariales y de negocioy por ello, seacostumbra excluir, desechar, no tomar
en cuenta a los sectores desposeídos, a los pobres; en sus pretensiones de
crecimiento económico, con máscara de “desarrollo”.
Al final del
2017, desde el Gobierno y por sugerencia de caficultores nacionales, se conformó
el Instituto Dominicano del Café (INDOCAFE), con el objetivo de subsanar
la falta de liderazgo del sector, que llevó a la decadencia y secuestro del
CODOCAFE. Según un técnico y productor muy calificado en esa área,“el desarrollo organizativo de la nueva
institución, en apenas cuatro meses de creado, ha estado influido por el
caciquismo burocrático prevaleciente en el gobierno dominicano y por el
lobbismo de algún congresista, logrando crear una composición institucional del
nuevo INDOCAFE con técnicos y gerentes pertenecientes al sector arrocero”.
O sea que expertos en siembra de
arroz en las llanuras y suelos de alto nivel freático y arcillosos, ahora
“dirigen y lideran”, la producción de la caficultura, que se da en las montañas
y con alta infiltración de las aguas. Se dice que el remedio es peor que la
enfermedad ¡MADRE MIA!
Estas son las
realidades del llamado Programa de Reforestación, iniciado en nuestra provincia
desde el pasado año. Conocemos que en el caso de nuestra zona cafetalera se ha
estado cultivando la variedad Catimor y otros cultivos, pero desconocemos si
ello responde a las directrices básicas del cultivo del café. Además, sería
importante saber si en esa reforestación se prioriza el manejo adecuado de las
cuencas de las zonas intervenidas, así como el apoyo en la dotación de las
instalaciones locales, donde faltan.
Ahora y a partir
de la nueva realidad, se nos ocurre plantear que por la Ley de Pagos por
Servicios Ambientales, se les garantice a todos los productores de las zonas
cafetaleras un pago mensual y compensaciones que cubran sus necesidades
básicas. Recursos que pueden salir de los que cobran las oficinas de INAPA por
las facturas del agua a los usuarios de acueductos y de los recursos del
INDRHI, por el cobro del uso de agua para irrigación, así como de los recursos
generados por las EGEHID al vender la electricidad hidráulica que generan.
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