POR ROLANDO ROBLES
Tan solo pensarlo me duele. Pero tener que escribirlo, me produce mas
que aflicción, una especie de tortura de la que no me puedo escapar. Y es que
mi verdugo no es un enemigo común. No es alguien a quien yo pueda devolver -ni
siquiera en la imaginación- el daño que me causa. Porque ese diablillo que me
aguijonea vive dentro de mí, y nadie lacera más que la propia conciencia.
Ni en los momentos más confusos de mi corta vida, se me hubiera
ocurrido que habría de pronunciar -sin la más mínima presión externa- la idea o
el concepto que entraña el título de este trabajo. Y mucho cuidado, la razón
por la que no concebía esta cuasi apostasía, no es porque el doctor Joaquín
Balaguerno conociera los intríngulis del gobierno dominicano de cabo a rabo
sino, porque en la conformación mental de los hombres de mi época, no estaba
previstoque se pudiera coincidir nunca, con “el dictador ilustrado”.
Pero eso fue hasta el momento de su retiro, que sucedió por julio de
2012; o sea, unos diez años después de la sepultura de su cuerpo, porque su
muerte -si alguna vez sucediera-no creo que ni siquiera mi bisnieta Keyli
María, que Dios me la bendiga siempre, pudiera atestiguarlo. Balaguer vivirá
por mucho tiempo, talvez por siempre; porque es la imagen real que cada
político dominicano añora reflejar y hasta poder reproducir, cual fotografía. Primero
como negativo -con los colores y tonos invertidos- y luego como brillante
imagen que se acerca a la realidad que vio el lente.Y todo esto viene, para
darle seguimiento al parangón que percibo, entre uno de los políticos mas
exitosos del siglo XX y el fino arte de la fotografía.
Lo sabe Onorio Montás -como buen fotógrafo de campo y laboratorio que
siempre ha sido- hay un momento en que el “detenedor” debe actuar para limitar
la acción del cloruro de plata y mas luego, el “fijador” eterniza la correlación
de tonos y se configura la imagen definitiva. Pero la imagen, “solo imagen
será”, hasta que el tiempo y la temperatura lo permitan; claro, nunca llegará a
igualar el original, por mas fidelidad que capte el lente y por mas refinado
que resulte el proceso de laboratorio.
Los que nacimos con la Naciones Unidas, los “babyboomers”, fuimos un simple
“negativo” de Joaquín Balaguer, hasta que el tiempo se encargó de demostrar que
en realidad solo éramos una imagen con aspiración de ser su fiel retrato. Y en
este destape, todos saben que cuando digo “nosotros”, pluralizosolo por solidaridad,
porque quien en verdad ha hecho desde el poder, todo lo que le criticó desde la
oposición, ha sido esa desastrosa y errática claque política que nos ha
gobernado desde que él salió del escenario.
Esas cúpulas partidarias que maldijeron y condenaron al hijo de
Navarrete, para luego imitarlo en sus facetas mas desafortunadas, cuandola
realidad de la correlación de fuerza le desfavoreció, y por las circunstancias hubo
de replegarse. Así terminaron por negarlo de nuevo, especialmente en susactos
como hombre de Estado.Qué contradicción, lo imitaron en todo, menos en las
actitudes patrióticas y nacionalistas.
El punto de inflexión de esa dicotomía de la clase gobernante, se
evidenció en el primer período de transición de Danilo Medina, cuando se
conformó el gabinete y se posesionó el equipoque con mayor abyección ha ayudado
a los planes que la comunidad internacional orquesta contra nosotros, para
hacernos responsables deladesgracia haitiana. Esos planes siempre tuvieron a un
doctor Balaguer como su mayor opositor, mientras estuvo al mando del país.
Pero ya él solo representa el pasado, que desgraciadamente, nos parece
mas promisorio que el presente, en lo concerniente al futuro de la Nación
dominicana. Los aires febreristas de los Trinitarios -es triste admitirlo hoy-
soplaban con mas ímpetu en el ayer; y la solemnidad del Estado se sentía en
cada acción oficial.
Sin embargo, debo precisar aquí, que ya antes el partido gobernante se
había plegado a las presiones externas y que, por igual, el mayor partido de
oposición, también había hecho votos de sumisión ante el poder del Norte y sus
aliados principales, Francia y Canadá. Incluso, hubo un presidente que proclamó
haber “amarrado su chiva” en la avenida Máximo Gómez; pero sorpresa, no abrevó en
la fuente del saber que de allí emanaba sino, al contrario, servilmente se
ofreció para enviar tropas dominicanas a Medio Oriente. Algo que el doctor
Balaguer jamás habría consentido, ni aceptado.
Yo sé que este planteamiento molestará a mucha gente; porque todavía hay
personas que insisten en dejar que otros -de manera personal o colectiva-
piensen por ellos mismos. Y ésto muy a pesar de que don Juan Bosch escribió un
cuento muy célebre, titulado “La mancha indeleble”, donde magistralmente
sugiere lo pernicioso que resulta la renuncia del hombre al libre albedrío.
Hay otro grupo de personas que siempre se negará a reconocer valor
alguno en todo el que no esté alineado políticamente con su manera de pensar; y
el doctor Balaguer viene a ser como la antítesis de ellos. Estos sectarios
ciudadanos son los que entienden que “los nuestros siempre son los buenos y
todos los otros, los malos”. Los que pregonaban el desfasado slogan maoista de
“apoyar todo lo que el enemigo combata y combatirtodo lo que el enemigo apoye”
y los que una vez dividieron absurdamente el país entre “corruptos y
peledeístas”
Cuando descubrimos que, en realidad, su lucha era contra la corrupción
de los contrarios solamente; que la diferencia entre unos y otros solo depende
de si están en el Gobierno o en la oposición. Cuando nos damos cuenta de que,la
corruptelaen los gobiernos de Balaguer, ahora resulta hasta risible, si la
comparamos con la de sus antiguos opositores.
A los que nos consideramos anti balagueristas, nos queda el dolor de
tener que admitir que Joaquín Balaguer -con todas sus debilidades- ha resultado
ser “mas patriota y anti imperialista” que sus sustitutos; pero ese será el
tema a tratar -con mayores detalles- en la próxima entrega.
¡Vivimos, seguiremos disparando!
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