Por JUAN T H
Corre el rumor,
como reguero de pólvora en los medios de comunicación y algunos círculos
magisteriales que el presidente Danilo Medina destituirá al Ministro de
Educación, Andrés Navarro, dándole aquiescencia a los poderosos dirigentes de
la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) que se resiste a los cambios que
buscan fortalecer la institucionalidad del sistema educativo creando un modelo
que permita, a corto, mediano y largo plazo, el desarrollo integral de los
estudiantes que constituyen la fuerza motriz del futuro del país.
No creo, sin
embargo, que el presidente Medina destituya al Ministro Navarro. Sería un grave
error por el cual pagaría un precio político muy alto. Sería también volver al
pasado y negar los avances reconocidos
por las iglesias, la sociedad civil y organizaciones internacionales como la
ONU.
El propio
presidente Medina reconoce esos progresos cuando dijo en su rendición de cuentas: “Prometimos 4% y
cumplimos, Pacto Educativo y cumplimos, Tanda Extendida y más de 10 mil aulas y
cumplimos.
En lo adelante
procede, afirmó, profundizar la calidad de la enseñanza: Para eso en el 2014 se
destinó una cifra récord para la formación de maestros. Eso es apostar por la
calidad de la enseñanza”, puntualizó.
Se refirió por
igual al aumento a los maestros diciendo que es el mayor en 15 años,
considerando que es un “hecho histórico”.
Después de
tantas ponderaciones positivas, del significado social de la tanta extendida,
del éxodo de estudiantes de colegios privados a las escuelas públicas, incluyendo los
religiosos, no me parece que el presidente decida cancelar a un Ministro que
está realizando una gran labor, que, hasta prueba en contrario, no es un
corrupto, sino un hombre honrado y decente, como me dijo hace meses el
representante del Banco Mundial en el país.
Los argumentos
de la ADP para enfrentar a Navarro son políticos. Pretenden que el clientelismo
y al paternalismo se mantenga como en el pasado, que continúe el desorden, la
nómina abultada y la nominilla de simpatizantes, militantes y dirigentes medios del partido de gobierno.
Afirmar que
directores de distrito y de las escuelas, que los profesores que cobraban sin
trabajar, que se pensionaban sin estar pensionados, son “los que buscan los
votos” que le garantizan el triunfo al PLD, es inaceptable. Si hay algo que no
puede continuar en ninguna institución del Estado, es el parasitismo político.
No es ético lo que pretende la ADP. Por eso ha recibido el rechazo de casi toda
la Opinión Pública y de los periodistas comprometidos con la educación.
El presidente
Medina tal vez no se percata del daño que le hacen sus adeptos en la ADP impidiendo que “la revolución
educativa” de la que se siente tan orgulloso, fracase por una contrarrevolución
impulsada por sus propios aliados.
(La disputa por
el control del dinero del 4% y del Ministerio de Educación se produce entre
“Danilistas” lo cual es un contrasentido)
No sería
imprudente ni osado proponerle al presidente Medina que llame a su gente de la
ADP y los haga recapacitar ordenándole terminar el conflicto de la mejor manera
sin detener el proceso de cambios que se están produciendo en Educación.
La policía
partidaria no cabe en Educación. La única política válida es la educativa. Como
decía Cavada una de estas noches, el principal deber de un profesor, sagrado
deber, digo, es impartir docencia, no impedirla bajo ninguna circunstancias.
PD: los partidos
de oposición han debido fijar posición
sobre el problema educativo. La única manera, lo reitero, de que un profesor del PRM o de cualquier otro pueda
alcanzar posiciones importantes es a través de los concursos de oposición por
méritos académicos y docentes.
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