MANAGUA.- El arzobispo Timothy Paul Andrew
Broglio, de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, llegó a Nicaragua
para respaldar a la Iglesia Católica de este país centroamericano, según lo
dijo en la misa que ofició este domingo junto al Arzobispo de Managua Cardenal
Leopoldo J. Brenes.
Ambos concelebraron la misa dominical en la Catedral de
Managua, en la que Brenes lo presentó como un invitado especial a quien dijo lo
había conocido en El Vaticano, pero que esta vez vino para expresar esa
cercanía y solidaridad con los obispos y sacerdotes nicaragüenses, así como
hace dos fines de semana más de 500 obispos y laicos oraron "por nosotros
en América Latina", dijo Brenes a los fieles congregados en el templo
madre del catolicismo en Nicaragua.
El Arzobispo capitalino aclaró que el Arzobispo Broglio
no ha sido enviado por El Vaticano -tal como quiso manejarlo un periodista a la
hora de abordar al Cardenal Brenes-- sino que lo que afirmó es que fue en la
Santa Sede donde conoció al Arzobispo Broglio, quien además de cargos
desempeñados allí, también fue Nuncio Apostólico en República Dominicana.
Al igual que en América Latina "en Estados Unidos
también muchos obispos y sacerdotes han orado por nosotros", dijo Brenes,
quien agregó que "eso es lo hermoso de la Iglesia Católica, esa
amistad".
El país vive una "tensa normalidad"
El Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de
Managua, dijo este domingo que el país vive una "tensa normalidad",
porque continúan las persecuciones y amenazas del gobierno contra ciudadanos
que marchan contra el régimen sandinista.
"La persecución a personalidades y a
personas que disienten de una actitud del Estado, yo lo veo como algo negativo,
hay que bajar esas situaciones para que verdaderamente el país pueda llegar a
una verdadera normalidad, porque ahorita tenemos una tensa normalidad",
dijo Brenes, a periodistas.
Las palabras del cardenal contradicen el
discurso del Gobierno y Ortega, que insisten en que Nicaragua "ha vuelto a
la normalidad" después de tres meses de estallido social, que el
presidente afirma se trató de un "golpe de Estado".
"Es triste que, cuando se habla de que
el país va tomando normalidad, se den estos casos (amenazas o secuestros),
porque eso no significa que haya normalidad", insistió el cardenal.
La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) ha denominado acciones como estas como una "tercera
fase" de represión consiste en la "criminalización de los
manifestantes", y la ha denominado como "más ruda, más explícita y
burocrática".
Las relaciones entre la iglesia Católica y
Ortega están fracturadas desde mayo pasado, cuando los obispos, como mediadores
el diálogo nacional para superar la crisis, pidieron al mandatario adelantar
para marzo de 2019 las elecciones de 2021, lo que el presiente rechazó.
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