Por Roberto Valenzuela
El
relato de esta semana es de la hija de Marrero Aristy lamentando de que todo
estaba listo para celebrar su cumpleaños número ocho: ya sus amiguitas estaban
en su casa; pero llegó un “regalo” inesperado: su padre en un ataúd. Hagamos un
ejercicio mental: trasladémonos a esa fiesta de niños, niñas (acompañados de
sus padres), esperando el inicio del cumpleaños y, como un cuento de terror, la
dictadura envía muerto al anfitrión o dueño de la casa.
Antes
debo referirme a por lo menos a dos de los muchos comentarios que me hicieron
sobre el anterior artículo. El destacado ingeniero-geólogo Osiris de León
calificó el artículo de excelente y explicó que siendo muy joven leyó la novela
Over y quedó deslumbrado con la exquisita narrativa de Ramón Marrero Aristy.
El
periodista Nino Peña, oriundo de Boca Chica, nos felicita por el escrito y
sobre el aspecto que tiene que ver con el presidente Juan Bautista Vicini
Burgos (gobernó de 1922 a 1924), nos indica que está enterrado en ese
municipio, en la Iglesia San Rafael Arcángel. Eso se debe, según él, a que la
familia Vicini tiene profundas raíces en ese municipio, tanto en lo familiar
como en lo empresarial.
Nino
explica que el nombre “San Rafael” de la iglesia es en honor al dictador Rafael
Leónidas Trujillo Molina, que nació el 24 de octubre de 1891, el día de San
Rafael. Reveló que hasta no hace mucho tiempo era costumbre que las fiestas
patronales se realizarán para el natalicio de Trujillo, que al igual que su
hijo Rafael Leónidas Trujillo Martínez (Ramfis), tenía una
residencia en el lugar.
Peña
narra que como gran parte del país, en Boca Chica veían al dictador como un Dios:
cuando salía de paseo por el lugar, la gente que se encontraba con Trujillo se
persignaba, hacía la señal de la cruz, se inclinaba, abría los abrazos y miraba
al cielo. Lo reverenciaban como si tuviesen ante el mismo Dios o su hijo Jesús.
Nino es investigador y escribe cuentos.
Testimonios
El periodista Manuel Nova recogió en un libro titulado “Ramón Marrero Arisy: El Negro más Caro de Trujillo”, los testimonios de su esposa Belisa Mejía, ya fallecida, y la hija más pequeña del escritor. Ellas claman que se cree conciencia para evitar que jamás vuelva “un Trujillo”.
El periodista Manuel Nova recogió en un libro titulado “Ramón Marrero Arisy: El Negro más Caro de Trujillo”, los testimonios de su esposa Belisa Mejía, ya fallecida, y la hija más pequeña del escritor. Ellas claman que se cree conciencia para evitar que jamás vuelva “un Trujillo”.
Belisa
Mejía describe lo que su familia y el pueblo sufrieron: “Todo lo malo que digan
de la Era de Trujillo es poco, para describir realmente lo que sucedió. Y no
tanto Trujillo, sino la gente que lo rodeó. ¡Cuántos crímenes, cuántos presos!
Marrero se quejaba amargamente de la gente que llevaban y torturaban en la
cárcel La Cuarenta. Tú sabes los jóvenes que estropearon en esa cárcel. Esa fue
la cosa más mala que este país ha tenido. Esa época no puede volver aquí, nunca
jamás”.
Para
que el crimen quedara inscrito en la mente y el corazón de la familia como
tinta indeleble, Trujillo ordenó que fuese asesinado el día del cumpleaños de su hija.
Belisa (Belisita). El intelectual había organizado de forma
entusiasta el cumpleaños. “…Las amiguitas mías llegando con sus
juguetes, vestidas con sus cretonas; el muerto llegando también. Hasta el día
de hoy nunca he celebrado mi cumpleaños. ¿Qué voy a celebrar? ¿La muerte de mi
papá?”, lamenta Belisita.
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