El Partido
Revolucionario Moderno tiene una oportunidad extraordinaria para sacarle
beneficio político a la crisis institucional que vive el país donde dos de los
poderes del Estado están subordinados al Ejecutivo propiciando un ambiente de
corrupción y de impunidad sin parangón en la historia republicana de la nación.
Jamás hubo tanta
corrupción ni tanta impunidad como en los gobiernos del Partido de la
Liberación Dominicana. La malversación que se produjeron durante las gestiones
del Partido Reformista y Partido Revolucionario Dominicano era cosas de niños
si la comparamos con lo que sucede hoy día.
El PLD ha hecho
de la corrupción y la impunidad un sistema que le ha permitido controlar todos
los poderes del Estado incluyendo poderes fácticos como la prensa y las
iglesias, en especial la católica, alejada cada vez más de los postulados del
Papa Francisco, con el único propósito de mantenerse indefinidamente en el
poder. Una especie de partido hegemónico.
Los desmanes del
gobierno son cada vez mayores. Sin embargo, no encuentra respuestas de la
oposición que parece dormir esperando la campaña electoral olvidando que
“camarón que se duerme se lo lleva la corriente” y que el PLD tiene los
recursos económicos y el control de las
instituciones del Estado, incluyendo las Fuerzas Armadas y la Policía, para
mantenerse en el Palacio Nacional, con votos o con botas.
El PRM tiene una
oportunidad única, de oro, para sacar al PLD del poder con un gobierno
desacreditado cada vez más; un presidente
“cuesta abajo en su rodada” las “visitas sorpresas” y otras acciones de
carácter demagógicas diseñadas por los expertos en marketing político (No dudo
que sean Joao Santana y el hijo) para que su imagen no siga precipitándose. Aún
Danilo tiene un 40 cuando debería tener un 5% de popularidad.
Insólitamente el
PRM está haciendo una “oposición rosa” que no lástima al gobierno ni con los
pétalos. Una oposición en extremo “light”, sin ton ni son, que no lástima, que
no lacera, que no hace daño; una oposición temerosa, conservadora y timorata;
una oposición con notas oconferencia de prensa que ya hartan a los jefes de
redacciones de los diarios y a los periodistas que “cubren la fuente”.
El PRM está
inmerso en “trabajos internos” para reestructurar sus órganos y darse una nueva
dirección para ver luego quién gana la convención, si Hipólito Mejía o Luís
Abinader. Mientras tanto el PLD se traga el país. Creo, no obstante, que el PRM puede realizar ese trabajo y al mismo tiempo oposición, seria, frontal,
sin miedo a los embates del oficialismo y sus bocinas.
El PRM no puede
seguir oculto tras el Movimiento Verde o de cualquier otra entidad de la
sociedad civil. El PRM tiene que ser vanguardia de la lucha popular, no
retaguardia. Un partido con ambición de poder no se queda rezagado, no camina a
pasos de tortugatemiéndoles a “tiburones podridos”. Camina veloz, corre, salta
y vuela si es necesario tras la meta. A nadie le regalan el poder. El PLD es un
monstruo que hará cualquier cosa para no caer.
El PRM debe
tomar el toro por los cuernos. Hipólito tiene que ser más aguerrido,
decidido, enérgico, convirtiéndose de nuevo “en el guapo de Gurabo” aprovechando
su liderazgo y su condición de ex presidente de la República. Luís también debe
asumir su rol como joven político reserva moral y política de su partido y del país con grandes
aspiraciones.
Unir al PRM para
unir a todas las fuerzas opositoras es una tarea que no puede esperar. Formar
un Frente Único Opositor, que tenga candidatos comunes y un programa de
gobierno amplio es un deber.
La tarea
principal de los dirigentes políticos y sociales, comprometidos con el futuro
de la patria, más allá de cualquier diferencia política coyuntural, es sacar al PLD del poder para iniciar una
reconstrucción nacional económica y moral. El PRM debe dar el primer paso. ¡Manos
a la obra! ¡El PRM en las calles!
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