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viernes, 27 de octubre de 2017

Adultas mayores


Por Susi Pola

Como adulta mayor con más de 35 años trabajando con la violencia basada en el género contra las mujeres, en cualquier etapa etaria, este octubre no me puede pasar sin tocar el tema motivo de conmemoración el pasado día primero, el “Día Internacional de las personas de Edad”.

El lema de 2017 es, “Entrando en el futuro: aprovechar el talento, la contribución y la participación de los/as mayores”, una referencia a la necesidad de hacer posible la presencia de las personas adultas mayores en sus familias, comunidades y en la sociedad en general, con participación activa y con respeto a sus derechos.

En nuestro país, las personas adultas mayores representamos el 10% de la población total y somos 498,201 hombres y 524,106 mujeres, casi 26 mil dominicanas más y de acuerdo a la especialista en geriatría Rosa Elvira Pereyra, de la Red Vejez, algunas de las conclusiones de un estudio realizado para 2015, el 69% de esta población de más de 60 años, está sumida en la pobreza extrema, recibe ingresos económicos por debajo del 20% del salario mínimo del sector público y es objeto de todo tipo de discriminación y desatención por parte del Estado.

Hay paradigmas y estereotipos negativos que se relacionan con el envejecimiento, actitudes y situaciones aceptadas por nuestro imaginario social que nos hace a las personas adultas mayores vulnerables, no solo frente a las acciones, sino también por la invisibilidad, falta de registros, de detección temprana y apropiada, de enfermedades propias, de cuidados y en fin, de “no hacer”.

Y dentro de estas carencias, en el entorno inmediato de las personas mayores, hay una serie de violencias, maltratos y abusos de parte de hijos e hijas, y demás descendientes, que tienen como resultado situaciones de aislamiento e indefensión que terminan en un deterioro considerable de la salud.

El abandono de padres y madres a la soledad, es frecuente de parte de vástagos que solo reaccionan cuando su pariente mayor cae en una enfermedad grave. Y entonces, como “no pueden estar a solas”, los almacenan en alguna institución, si es posible, dejándoles hasta que mueren en la confusión y el olvido, y ahí, hacen grandes funerales que creen, acallarán sus conciencias.

Además, la periodista Wanda Rodríguez, nos recordaba en julio pasado, que en los primeros 6 meses de este año 11 personas mayores fueron víctimas de de violencias, varias de violaciones sexuales, robo y asesinato, con una mayoría de mujeres. Personas que vivían solas su vejez.
¿En qué nos hemos convertido?


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