Por Paulino Antonio Reynoso (Toño)
Así ha querido llamarle el Papa Francisco al Mensaje que envía al mundo con
motivo de la celebración de la 52 Jornada Mundial de la Paz.
En un mundo donde la clase política abusa de la población y actúa de manera
irresponsable, el mensaje papal nos pone de frente a un desafío al que nadie
puede escapar.
La paz está en el centro de la misión de cada persona que ha asumido el
Evangelio.
“Mi paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14,27), dice Jesús.
El mensaje del Papa Francisco primero se enfoca en la paz tocando nuestra
casa.
Se refiere a la casa que Jesús menciona. Esa casa es la familia, la
comunidad, el país, cada continente y es sobre todo cada persona, sin distinción
ni discriminación.
En fin, nuestra casa común es el planeta en el que Dios nos ha colocado
para vivir y al que estamos llamados a “cuidar con interés”.
En la segunda parte, el Papa Francisco nos habla del desafío de la
paz. Basado en la sentencia de Jesús de que “quien quiera ser el primero, que
sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,35), el Santo Padre dice
que la política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la
actividad del hombre y que la búsqueda del poder a cualquier precio lleva al
abuso y a la injusticia.
Entre los vicios que degradan la acción política el Papa cita la
corrupción, la negación del derecho, la xenofobia, el racismo, la explotación
ilimitada de los recursos naturales, entre otros.
Tomando en cuenta la importancia de vincular a los jóvenes en la acción
política, el Papa Francisco dice que “la política favorece la paz si se realiza
reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona”.
Recordando los negativos rastros que han dejado detrás de sí las guerras,
el Papa dice que “mantener al otro bajo amenaza significa reducirlo al
estado de objeto y negarle la dignidad”. De ahí que su grito de “no a la guerra
ni a la estrategia del miedo”, tenga particular significación en este mensaje
de principio de año. Los resultados de esta cultura han sido nefastos para
sectores vulnerables como son los inmigrantes, los refugiados y los niños y
niñas desamparados.
En fin, la paz es fruto de un gran proyecto político que afecta lo interior
y lo comunitario. El Papa Francisco destaca tres dimensiones inseparables de
esta paz interior y comunitaria: La paz con nosotros mismos, la paz con el otro
y la paz con la creación.
Termino citando las “Bienaventuranzas del político” propuestas por el
cardenal vietnamita Francois-Xavier Nguyen Van Thuan y que el Papa asume en su
Mensaje de Año Nuevo:
“Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda
conciencia de su papel.
Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad.
Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio
interés.
Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente.
Bienaventurado el político que realiza la unidad.
Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio
radical.
Bienaventurado el político que sabe escuchar.
Bienaventurado el político que no tiene miedo”.
¿Cuál es la motivación profunda de un político a la hora de tomar la
decisión de serlo?
Cada político, si quiere estar al servicio de la paz, debiera hacerse
esa pregunta y responderla con responsabilidad, respetándose a sí mismo y
a los demás.
El autor es escritor y ex-candidato presidencial
dominicano.
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