POR
JOSE ANTONIO MATOS PEÑA
Es el
calificativo más descriptivo que les hemos encontrado a nuestros funcionarios públicos electos referidos en el
encabezado. Cuando vemos a personeros fundamentales del partido mayoritario
dominicano, el de la liberación nacional expresarse en cuanto
a la elección de los instrumentos
de dirección municipal; se pretende
manipular las elecciones, con lo que se le impide hasta lo más elemental del
hombre en su creación, el libre albedrio.
El partido de la
Liberación dominicana, otrora líder en denuncias de la corrupción, del
despotismo de los caudillos gobernantes, con Juan Bosch a la cabeza, quien dio
cátedras de verdadera democracia y autodeterminación de los pueblos, niega hoy
en día a los concejales y vocales el legítimo y lógico derecho de escoger su
bufete directivo, que no vendría a ser más que darle riendas a la
representación y representatividad del soberano, y hacerlo, mejor, con el
verdadero ejercicio democrático, sin sumisión y sin que el alcalde no los porte
como sello gomìgrafo, esto, no sería sano, no sería honesto y no sería confiable,
en una sana administración municipal, así de sencillo.
Se aduce hoy, la
regla de oro emblematizada por el extinto líder doctor José Francisco Peña
Gómez con respecto a procesos parecidos, en épocas traumáticas, políticamente
hablando, reglas en las que se establecía una dedocracia que termina como
inconveniente, para la que la democracia permitía estas violaciones producto de
los tranques generados por fraudes electorales, que aunque en la actualidad no
compartimos los resultados electorales, correspondemos a etapas superadas y que
no debemos repetir, regla que ayer pudieron llamarse de oro, hoy ya no lo son.
¡Ningún ningún!,
usamos este apócope de ninguno, para
expresar nuestra negativa a la práctica de usar en cada alcaldía un presidente
de sala capitular a imagen, semejanza y voluntad del alcalde municipal, cuando
ambos funcionarios tiene su rol particular dictado por la ley, la sala capitular tiene su
rol, que es el de dictar las ordenanzas, aprobación o desaprobación de las
medidas que trazará el organismo y el alcalde es un ejecutor de mandatos
principalmente, y la ley, señores
¡vámonos por el lado de la ley, de lo contrario, nos fuñiremos todos!
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