Por Miguel Espaillat
El pasado domingo primero del mes curso, varios periódicos nacionales
publicaron en su primera página el titular: "Hipólito y Abinader
reafirman promover un Frente Opositor Electoral”, detallando del mismo lo
siguiente: "Los aspirantes a la nominación presidencial del PRM, Hipólito
Mejía y Luis Abinader, reiteraron aquí su compromiso de continuar trabajando en
el fortalecimiento de la unidad interna del Partido Revolucionario Moderno
(PRM), y luchar por la unificación de la oposición en un frente electoral que
logre desalojar del poder al Partido de la Liberación Dominicana, en las
elecciones del 2020"
Ante esa noticia, vuelvo a reafirmar las condicionantes que vengo
sosteniendo so "sine qua non "para sacar al PLD del poder en la
elecciones del 2020, las cuales son las siguientes:
Primero: tiene que producirse una coalición de partidos opositores en torno
al Partido opositor mayoritario, que actualmente es el PRM. Segundo:
el candidato de esa coalición tiene que tener el apoyo del "Movimiento
Verde". Tercero: el PRM tiene que estar unificado
monolíticamente. Cuarto: el candidato de esa coalición, tiene que
generar confianza absoluta en el pueblo opositor al PLD danilista y
leonelista. Quinto: el PRM, para esos logros, tiene que renovar su
liderazgo e ideología y presentar un proyecto de nación creíble cuyo punto
central sea combatir la corrupción, aniquilar la impunidad y restablecer la
soberanía nacional, hoy más disminuida que nunca por los imperios (el
norteamericano, los europeos y Canadá) y sus instituciones (FMI, OMC, BM, sus
bancos, etc.), y por los mecanismos de dominación económicos y financieros,
como los prestamos excesivos, los cuales, "impagables", sirven para
hipotecar a los países que incurren en ellos.
La paradoja Hipólito en ese Frente Opositor Electoral
En este frente opositor, en el caso de Hipólito, él, con sus declaraciones,
me está dando la razón con dos de las condicionantes (una coalición de partidos
opositores, y un PRM unificado) de las cinco que he planteando como indispensables
para sacar al PLD de poder. Este planteamiento salido de Hipólito,
resulta paradójico, ante el hecho, de que con "papa cocote" de
candidato es imposible esa necesaria coalición de partidos y mucho menos lograr
la unificación del PRM. Hipólito, desde hace mucho tiempo y actualmente,
se ha convertido en la manzana de la discordia, primero en el otrora grandioso
PRD y ahora en el PRM. Además él sigue siendo el supuesto
"líder" político del PRM con la más alta tasa de rechazo, dentro y
fuera del partido, y muy particularmente el más objetado por el
"Movimiento Verde".
¿De dónde viene la tanta oposición de los verdes y de otros sectores sanos
de la sociedad dominicana contra Hipólito?, muy sencillo. Hipólito ha
sido el dirigente político más responsable de que el PRD y ahora el PRM,
perdieran bajo su conducción la mística revolucionaria e ideológica que eran
inherentes a estos partidos. Su confeso derechismo ha devenido en una
confabulación contra la naturaleza ideológica del partido que lo llevó al poder
y contra la clase obrera y los más desposeídos. En esta historia,
Hipólito ha desvirtuado, revertido y entorpecido el proceso social
revolucionario que el país debió transitar con el PRD y ahora con el PRM para
lograr una democracia con avances políticos, económicos y sociales que
beneficien al pueblo, y por los cuales, tantos hombres y mujeres han ofrendado
sus vidas en una lucha titánica no exenta de sangre y martirios, contra los
poderes egoístas y codiciosos, que desde 1844 se han adueñado del país para su
solo usufructo.
Pero también, desde hace tiempo el pueblo está luchando contra la
corrupción y la impunidad, e Hipólito, ya sea, como cuando fue presidente o
desde la oposición, se ha constituido en una retranca de esa lucha democrática.
Él fue quien declaró sagrados e intocables a los expresidentes y demostrado
reiteradamente ser canchanchan de todos los corruptos de su generación,
llegando al como de decir: "A mis amigos corruptos no los lleva a la
cárcel por lealtad a mi amistad con ellos"; por ende, sería descabellado,
tanto, como poner al perro a cuidar la longaniza, y por demás paradójico,
pensar en él, para precisamente encabezar la lucha contra la corrupción y la
impunidad enarbolada por los verdes y el pueblo en general. Y que no se saque a
relucir como defensa, que él llevó a Ramón Báez a la cárcel, puesto que en ese
caso, fue algo que se vio obligado a carabina, pues no tenía otra salida,
frente a un pueblo y a los organismos internacionales que lo presionaron para que
llevara a cabo el juzgamiento y condena del citado banquero.
En este contexto, el "Movimiento Verde", es ya una realidad
concreta en un nuestro país. Ese movimiento es una fuerza política determinante
para que cualquier candidato (presidente, vice presidente, senadores y
diputados, síndicos y regidores) o un partido ganen las elecciones del
2020. Bajo esta realidad, quien no tenga el apoyo de los verdes, no llega
a la posición que persigue por medio al voto. Este planteamiento y su realidad,
son evidentes; por ende, como Hipólito no es "santo" de los verdes,
ni de la oposición en general, ni factor de unificación del PRM, ni candidato
que genera confianza en el ciudadano consciente, por lo tanto, con él de
candidato, el pueblo y el PRM solo llevan las de perder.
Esta desconfianza hacia Hipólito tiene diferentes motivos, entre los cuales
está la confabulación, que (con sobradas razones), se le atribuye a él con el
peledeismo danilista, que dicho sea de paso, es la facción del PLD que conspira
y apuesta a que Hipólito sea el candidato opositor a vencer. Entre los
que desconfían de Hipólito, están personajes con coherencia política como
Narciso Isa Conde, quien al respecto confiesa: "Hipólito está bajo el
influjo del soborno oficial reeditando el despreciable rol de la facción de
Miguel Vargas".
Ante esta situación, que es de conocimiento de Hipólito, de la dirección
del partido y de las bases, vuelvo una vez más a sugerirle a ese expresidente,
que si realmente él tiene buenas intenciones para con "su partido" y
su país, debe renunciar a su pretensión presidencial (porque la misma solo
divide y hace daño) para que sea posible un triunfo del PRM en el 2020; con la
mencionada coalición de partidos y la unificación del PRM. Tras
esta renuncia, Hipólito debe convertirse en el árbitro (consejero, asesor,
auspiciante etc.) del proceso de estructuración, consolidación y laborantismo
político, que el PRM debe llevar a cabo para poder tener el triunfo electoral
en el 2020. También en este tiempo, Hipólito debe convertirse en el auspiciador
de los relevos generacionales, para que la juventud de nuestro partido no
desfallezca bajo el imperio egoísta de sus ancianos lideres.
Que mis lectores me excusen lo reiterativo que he sido con este tema; pero
alguien tiene que hacer esta ingrata labor de prevención. Que no se diga
después de, que nadie advirtió sobre la derrota que devendrá, de Hipólito
persistir en su labor de zapa, ya sea por omisión o comisión, pero que a todas
luces solo beneficia al PLD. Que entiendan Hipólito y su gente, que mis
escritos en este tenor, no es por una supuesta cuestión personal que tengo
contra Hipólito, como muchos quieren categorizar, sino por un celo intrínseco
al mejor destino de la patria.
Esos señalamiento y apreciación de los fanáticos de Mejía, son erróneos,
puesto que diserto sobre un proceso político, sobre un hecho y situaciones
políticas, que de seguir el curso que llevan, nos conducirán a repetir las
derrotas anteriores, porque estamos tropezando con la misma piedra.
Estúdiese la historia. El aferramiento de Horacio Vázquez de permanecer
en el poder, nos dejó a Trujillo; la de Hipólito, nos dejará a un PLD con
Danilo o Leonel, para que siga viento en popa y a toda vela, la corrupción y la
impunidad.
Así como hay "crónica de una muerte anunciada", de igual modo
puede darse la "crónica de una derrota anunciada". Por el bien
del país, por el bienestar de todos, y para que no suframos más amarguras y
decepciones de las que hemos sufrido por los malos políticos; con mis escritos,
quiero evitar, que esa crónica se convierta en una triste realidad en el
2020. Dios sabe de mis buenas intenciones. Esa convicción me basta
para vivir en paz, frente a algunos compañeros de partido, que por mis denuncias
y posición política, me detractan de mala manera y que se han declarado mis
enemigos. Solo espero que ellos al tenor de una reflexión sincera,
abandonen el fanatismo que los ofuscan, y que piensen que lo que está en juego
no es la suerte de un Hipólito ambicioso, inconsecuente e insensato, sino, la
de todo un pueblo que hoy en día lucha por rescatar a su país de quienes lo han
hundido en el mar de corrupción e impunidad que nos ahoga.
Al lector dejo la palabra
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