Por Nélsido Herasme
Aunque estamos de acuerdo con la propuesta de reforma a
la Ley 176-07, del Distrito Nacional y los municipios para adecuarla aun más a
la realidad de las ciudades, aun así soy de los que entienden que David
Collado, el alcalde de Santo Domingo, quien como cual envalentonado rey,
caracterizado por una calma parsimoniosa, la que le ha servido de “honda” está
enfrentando a un Goliat expresado en la deficiencia, en términos de recursos,
el retiro de los desechos sólidos, la debida protección de las plazas públicas,
el cuidado de las áreas verdes, la organización y remozamiento de las calles,
aceras y contenes.
Es a partir de esta mirada que valoramos el justo y noble
esfuerzo de David Collado en la intención de construir una ciudad donde los
ciudadanos podamos vivir con dignidad, por lo que aprovechamos para pedirle una
mayor atención para la “Circunscripción 3”, demarcación geográfica que no tiene
dolientes.
Señor alcalde, tan solo le pido que cumpla con nuestra
empobrecida demarcación geográfica, a partir de lo establecido en la Ley y en
el Presupuesto Participativo Municipal, la cual en sus articulados dice que el
40 por ciento de las obras a ejecutar deben ser a favor de las comunidades.
En los últimos 10 años esta franja de la capital ha
crecido de manera excesiva, contando hoy con 30 barrios y más de 700 mil
habitantes, con más de 300 mil adultos con derecho al voto; 7 diputados y 14
regidores y, aún así, hoy somos mucho más pobres de solemnidad, porque estamos
huérfanos de autoridades.
Nuestro espacio no ha sido tomado en cuenta en el
Presupuesto Participativo Municipal (PPM)
Con lo único que no contamos es con un cuerpo de
bomberos, pero después, tenemos emisoras de radio y canales de televisión,
hospitales, una segunda líneas del metro y de transporte; parroquias e iglesias
de todas las denominaciones, parques, elevados, puentes, mercados, calles,
destacamentos policiales, estadios de beisbol, extensiones universitarias,
politécnicos y escuelas, instalaciones deportivas y, hasta una parte del
contaminado Rio Ozama nos pertenece, pero nadie nos ayuda a crecer.
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