Por Miguel Ángel Cid Cid
El valor de un voto depositado en la urna, luego escrutado y
finalmente computado al partido correspondiente, casi en todas sus fases es
ambiguo. Sólo el sufragista otorga un valor único al voto, desde el momento que
raya la papeleta electoral hasta que lo introduce en la urna.
En efecto, cada sector otorga una cuantía a los votos de los
ciudadanos en los procesos electorales sucesivos. Esta es la razón por la que
los congresistas dominicanos, al final de cada elección se embarcan en reformar
la ley electoral vigente. Ese es el caso que nos ocupa en estos días.
Los “honorables” congresistas llevan tiempo debatiendo sobre los
postulados que contendrá la nueva ley electoral. Se cuidan de que, igual que en
las leyes electorales anteriores, el ciudadano tenga muy pocas posibilidades
para elegir de manera directa los candidatos de sus preferencias.
Ahora dicen que será embarazoso contar los votos del nivel municipal,
si se implementa la modalidad del voto preferencial. Alegan además, que el
Tribunal Superior Electoral no dará abasto dilucidando sometimientos de
recursos de amparo, pidiendo nulidad de elecciones específicas. Cabe la pregunta:
¿Son los integrantes de la Junta Central Electoral y las respectivas juntas
municipales ignorantes de los métodos para el conteo de votos en diversas
modalidades?
El Caribe, en su editorial “La calidad del sufragio”, edición del 2
de noviembre recién pasado lamentó que a medio siglo debatiendo la calidad del
voto la “vida democrática” es
incierta.
-- Cincuenta y un años continuos
eligiendo autoridades. Medio siglo que no se pueden definir propiamente de
“vida democrática”, sino como un extendido proceso de construcción
institucional con altas y bajas, mediante el recurso del sufragio.Primero, un
sufragio bajo las botas interventoras como en 1966, y sucesivamente, hasta
1978, bajo la opresión de un gobierno de fuerza como los doce años de Balaguer.
--, El Caribe.
Los jueces del TSE parecen reacios a que se implemente el voto
preferencial en las elecciones del 2020. La modalidad preferencial conlleva
dificultades técnicas. La apreciación de los magistrados refuerza la posición
del presidente de la JCE quien hizo una advertencia similar anteriormente.
-- Ahora los jueces del Tribunal
Superior Electoral (TSE) plantean un aspecto crítico sobre el ejercicio del
sufragio, el voto preferencial, que si bien recoge la previsión del artículo
208 de la Constitución, de que debe ser libre, directo y secreto, conlleva
dificultades técnicas para su aplicación en el 2020, advertencia ya realizada por el presidente de la JCE. Se
le ve como fuente cierta de potenciales dificultades para el conteo, al margen
de la corrupción y manipulación del voto en que ha devenido, en perjuicio de la
calidad del sufragio y de la representación popular. --, El Caribe.
La postura del presidente de la JCE se entiende. Él quiere cogerlo
suave. No quiere complicarse los “sesos” con tantos cruces de números. Lo que
parece inexplicable es lo del TSE. Los jueces no cuentan votos. A ellos solo
les toca emitir sentencias sobre la validez del proceso
electoral y eso es cuando los afectados protestan los resultados.
El rol del congreso es aprobar una ley electoral que le garantice al
ciudadano elegir de la forma más directa posible a sus autoridades. A la JCE le
corresponde organizar el proceso electoral completo, incluyendo el conteo de
los votos y declarar los ganadores. A los jueces les atañe esperar que los partidos
políticos, ciudadanos y candidatos, sometan recursos de impugnación a los
resultados anunciados para proceder a validarlos o anularlos.
Todo ello, llevado con responsabilidad, cada uno apegado a sus
respectivas tareas, contribuirá a sentar las bases para recuperar la
credibilidad en el sistema electoral dominicano. Un sistema electoral creíble
dará paso a la construcción de un voto con valor agregado.
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