POR RAFAEL MENDEZ
(Una Tesis)
Dos hechos extraordinarios y trascendentes han marcado “como mancha
indeleble”, desde hace más de cincuenta
años, la conducta y la actuación en la vida política de la República
Dominicana, tanto desde el punto de vista del comportamiento y practica
político individual, como de la actuación de las organizaciones políticas que
“sustentan” y son “garantes” del
denominado sistema democrático.
Ambas prácticas y conductas han estado normadas, e intrínsecamente
marcados por el legado del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien
gobernó el país durante 31 años, precedido de una carrera militar intensa que
le sirvió de laboratorio político y de acumulación originaria, que al momento
de su muerte, de acuerdo al historiador Gutiérrez Feliz, “era el hombre más rico de la República
Dominicana…solamente por debajo de la familia Vicini, que era para esa entonces
la décima familia más rica de Hispanoamérica”.
Esos hechos extraordinarios y trascendentes lo constituyen el
ingreso de Trujillo el 18 de diciembre de 1918 a la Guardia Nacional, que a juicio de Becerril Valencia fue “–organizada, armada y dirigida por los
norteamericanos como producto de la invasión de 1916 a 1924- con el grado de
oficial que, sin embargo, no fue gratuito, ya que para obtenerlo influyó su
trabajo previo como guardia campestre en el Ingenio Boca Chica”, a lo que Brian J. Bosch añade que “su ingreso (el de
Trujillo) a la GND marcó drásticamente el cambio de rumbo para insertarlo
profundamente en la vida nacional dominicana. Trujillo contaba entonces 27 años
de edad, tenía cinco pies y siete pulgadas de estatura, con un peso de 127
libras”.
Y más adelante Brian J. Bosch apunta: “Cuando los infantes de la Marina
iniciaron el proceso de reclutamiento para su programa de oficiales, pronto
descubrieron que los hijos de las familias prominentes no se asociarían con
proyectos auspiciados por la ocupación…en consecuencia, solo se reclutaron para
cadetes a dominicanos de esa educación…“Uno de esos hombres lo fue el anterior
ladronzuelo y capataz de campo de caña. Rafael Leonadas Trujillo Molina. El
futuro generalísimo tenía aproximadamente seis de educación formal, cuando fue
enrolado como cadete en Haina, sus colegas eran de la misma calaña.
El otro acontecimiento, según
Becerril Valencia se produce “…el 16 de agosto de 1930 tomo el poder
político en su país, Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien no lo dejaría, sino
hasta treinta y un años después, cuando
lo abandono forzadamenteno sin antes dejar una marca indeleble en el
cuerpo y la mente de los dominicanos”.
En tanto Brian J. Bosch subraya que “el cuerpo de oficiales dominicanos
de las décadas de los sesenta y setenta fue una consecuencia directa de la
ocupación de Infantería de Marina de los EEUU durante 1916-1924 y los treinta y
un años de la dictadura de Trujillo. La Infantería le proporciono al estamento
militar una estructura superficial, mientras que el Generalísimo entretejió
elementos de la práctica política tradicional hispano-caribeñas y de su propio
estilo de gobernar”.
El autor es periodista-diputado
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