Por JUAN T H
Un viejo
camarada de Santiago, dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM) me
escribió unas breves notas a propósito de mi artículo del pasado domingo donde
digo que ese partido tiene “un chance” para ganar las elecciones del 2020 si
previamente se cohesiona, hace oposición de verdad, no color rosa como hasta
ahora y propicia un Frente Amplio que tenga como objetivo principal expulsar al PLD del poder y establecer un gobierno de transición que saque el país del
hoyo económico y moral en que se encuentra.
El experimentado
dirigente político de Santiago, caballo de mil batallas, me dice: “Me persigue
y atormenta este pensamiento que quiero compartir contigo: El PRM es una gran
oportunidad política desperdiciada. Su ideología, sus políticas, sus estructuras,
sus dirigentes y sus acciones, parecen no tener nada que ver con lo que sucede
en este país, ni con los intereses patrióticos redentores”.
Y termina: “Es
sólo algo que he querido dejar salir a ver qué pasa”. Ojalá.
Hace cerca de un
mes un viejo y querido periodista, preocupado por lo que ocurre en el ámbito
político me sugirió que insistiera en la necesidad de la unidad en el PRM y la
creación de un Frente Opositor. “A lo mejor a ti te hacen más caso que a mí”.
A juzgar por las
últimas resoluciones adoptadas en las
reuniones de la Comisión Política y otros órganos de dirección del PRM parece
que de algo han servido los cuestionamientos de diversos “libres pensadores”
que sin ánimo destructivo emiten sus opiniones críticas en torno a las acciones
de los llamados partidos opositores.
Pero el PRM debe
pasar de las palabras a los hechos; tiene que demostrar, como dice mi amigo de
Santiago, que no es “una gran oportunidad desperdiciada”, dándose una identidad
ideológica que lo distinga y separe del resto, una estructura orgánica con
dirigentes capaces, trabajadores y honestos.
En estos
momentos el PRM se encuentra dividido en dos grandes grupos: Uno lo encabeza el
ex presidente Hipólito Mejía y el segundo el ex candidato presidencial Luís
Abinader. Solo una convención libre, donde las bases decidan, sin coerción ni
fraude, cuál de los dos debe ser el
candidato presidencial, podrá decidirlo. Mientras más rápido, mejor.
La gente de Luís
debe saber que necesitará de los compañeros de Hipólito. Y viceversa. Una
guerra entre ambos grupos no deja beneficios. Todos pertenecen al mismo partido
y se supone que quieren llegar al poder. Hipólito es adversario de Luís, no su
enemigo. Del mismo modo Luís adversa al ex presidente Mejía, pero
coyunturalmente. Tan pronto se escoja el candidato, de manera democrática, las
contradicciones cesan dándole paso a la unidad y al trabajo por la conquista
del poder.
En tal sentido,
la selección de los candidatos, principalmente presidencial, no puede esperar
al 2019 y mucho menos al 2020. Tiene que ser el año venidero. Y este año o
principio del otro, los dirigentes del partido.
Francisco Peña
Gómez dijo muchas veces en Tribuna
Democrática y en sus memorables discursos la consigna que debe hacer suya el
PRM: “Sin unidad no hay fuerzas, y sin fuerzas no hay victoria”. Solo la unidad
garantiza el triunfo. La división, derrota. Sacar al PLD del Palacio Nacional
–lo he dicho muchas veces- es un acto patriótico y revolucionario que debe ser
asumido por los dominicanos de buena voluntad.
¡Lo contrario es
traición!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario