Por JUAN T H
El Partido
Revolucionario Moderno, antes Partido Revolucionario Dominicano, tras 16 años
en la oposición, por fin llega al poder. Pero lo hace en una situación nada
favorable, con una crisis sanitaria, económica y moral de proporciones
devastadora. Lo que ha encontrado al
llegar es sencillamente monstruoso. La depredación de los bienes públicos ha
resultado inverosímil. Nadie pensó que la corrupción pudo alcanzar niveles tan
desproporcionados, que el gansterismo político pudiera romper todos los
parámetros. Pero si lo hizo. El PLD no se robó la isla –lo he dicho otras
veces- porque no era negocio cargar con los 27 mil y tantos kilómetros que les
pertenecen a Haití.
El PRM ha
llegado al poder sin una estructura orgánica fuerte, con dirigentes debidamente
preparados, formados políticamente con una ideología que guie sus pasos hacia
metas claramente definidas. Por lo que veo el PRM no se preparó para llegar al
poder. Una buena parte de os nombramientos no se corresponden con un plan
estratégico con miras al futuro. Me pregunto, ¿cuántos años pretende estar en
el poder el PRM? ¿Cuatro, ocho, diez, veinte años? ¿Qué piensa hacer en ese
tiempo? ¿Terminar con el analfabetismo, la insalubridad, la falta de viviendas,
de energía eléctrica, de agua potable, de seguridad ciudadana, etc.? ¿De dónde
pretende sacar los recursos para esos fines?
Un partido
débil, tiene un gobierno débil. La base de sustentación de un gobierno es el partido; fortalecerlo, es primordial.
Pero, sin una ideología, sin un plan de organización, sin disciplina, sin
formación política, no es posible su mantenimiento en el poder de manera
democrática, es decir, con el voto popular por muchos años.
Los dirigentes
principales del PRM están muy ocupados en labores ministeriales, congresuales y
gubernamentales, dejando al partido abandonado, con la militancia reclamando su cuota de poder a
través de empleos y posiciones que consideran -con justa razón- que han ganado
tras 16 años en la oposición.
El partido y el
gobierno deben caminar paralelamente, pero unidos, como hermanos gemelos en una
causa común: ¡Echar el país hacia delante!
Este
es un país atrasado, con escasas fuentes de empleos. El gobierno, con una nómina
hipertrofiada, es un empleador enorme, con más de 800 mil puestos. Satisfacer
las demandas de los perremeístas parece imposible, porque al fin y al cabo, el
país no es de los militantes y simpatizantes de un partido, aunque los
peledeístas creyeron que sí.
El presidente
Luís Abinader, a pesar de las buenas intenciones, de su enorme preocupación y
los deseos de hacer un gobierno decente,
trabajador y honesto, se ha encontrado, no con un maletín lleno de cuentas por
pagar, ha encontrado varias patanas repletas de facturas por pagar y ninguna
por cobrar. A las bases del PRM no les importa, solo quieren trabajo. Y no hay trabajo. Por lo menos para
todos. Es por eso que el mandatario tiene que tener mucho cuidado con el manejo
de la nómina y el gasto público. A veces digo que no quiero verme en los zapatos
del presidente Abinader. La situación es muy difícil. Y la gente –su gente-
comienza a desesperarse de mala manera.
Hay que
prestarle atención al PRM. Aprovechar la llegada al poder para organizarlo,
disciplinarlo y prepararlo para el poder duradero con un proyecto de nación,
que, por lo que visto, sus dirigentes no tienen.
Sin el Partido
Comunista Cubano disciplinado, organizado y fuerte, hace tiempo que la
revolución hubiera fracasado; sin el Partido Comunista Chino, China habría
sucumbido ante la embestida de las potencias europeas y estadounidense. Puedo
citar muchos otros ejemplos. Por ejemplo, si la Unidad Popular en Chile hubiera
estado preparada el golpe de Estado de Pinochet posiblemente no se produce. Si el PRD del 63 hubiera estado bien
organizado, consolidado, el golpe de Estado contra Bosch habría fracasado. El
fracaso de la revuelta de abril del 65 se debió en parte, a la dispersión, a la
falta de una unidad monolítica a través de un solo partido. Balaguer se mantuvo
en el gobierno muchos años porque pudo organizar al Partido Reformista. El PLD
logró 20 años, 16 consecutivo gracias a un plan macabro de corrupción y saqueo
que funcionó. El PRM no parece tener un plan. Llegó al gobierno desarticulado,
sin disciplina, sin educación ni propósitos claros. Por eso la dispersión, por
eso el caos. Un gobierno nuevo parece viejo.
Una cosa que
debe evitar el presidente Abinader son los proyectos presidenciales que estoy
viendo de dirigentes y funcionarios. Es muy temprano. El gobierno no tiene un
mes y ya identifico por lo menos cinco dirigentes que desde el gobierno aspiran
a sustituir a Luís Abinader. ¡No!
Hay que hacer
del PRM un partido de verdad, moderno y revolucionario, con dirigentes nacionales y provinciales
disciplinados, bien formados, que prioricen las tareas partidarias, que actúen
en función de los intereses nacionales, no personales ni grupales. Ahí está la
clave del éxito y por lo tanto, de la permanencia en el poder. De lo contrario
solo durará cuatro años. Si acaso…
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