Por Luis Aníbal Medrano S.
Asumir el compromiso de implementar políticas
dirigidas al bienestar y felicidad de los niños, niñas y adolescentes en la
República Dominicana es algo que adquiere ribete de extrema importancia cuando
la sociedad dominicana ha visto transcurrir dos décadas perdidas en cuanto a la
falta de fomento de valores, transculturización nociva, permisibilidad y sustentación
de uso y abuso en sustancias prohibidas, así como otras prácticas incorrectas de
parte de gobernantes que entendieron que era una forma de mantener dominados esos
segmentos de la población.
Esas políticas públicas tienen como
componentes toda una gama de ejes fundamentales que involucran a casi la
totalidad de los ministerios y direcciones que conforman el gabinete
presidencial quienes deberán aunar esfuerzos para que los planes anunciados por
la nueva presidenta ejecutiva del Consejo Nacional para la Niñez y la
Adolescencia (CONANI), licenciada Paula
Disla Acosta, se materialicen para enrumbarnos por un nuevo sendero y
forjar mejores ciudadanos.
Alienta escuchar
palabras prometedoras de la licenciada Paula Disla, en su discurso pronunciado al asumir el cargo en el que proclamó las pretensiones
de seguir construyendo un futuro feliz hoy, de prevención, protección y
garantía de derechos para los niños, niñas y adolescentes de nuestro país. La misma emoción produce
lo relativo a la erradicación del matrimonio
infantil y las uniones tempranas porque es urgente reducir a la mínima expresión
los números que reflejan las estadísticas nacionales.
Entendemos completamente lo que señalan los
estudios relativos cuando concluyen que: “Existe un vínculo entre la pobreza y
el embarazo adolescente, con repercusiones específicas en áreas tales como
logros educativos, formación e inserción laboral, salud sexual y reproductiva,
embarazos subsiguientes, expectativas y planes de vida, conformación de la
unidad familiar y estabilidad de las uniones, y responsabilidad de la pareja o
padre biológico del primer hijo/a”, pero entendemos que todo eso puede
transformarse cuando los gobiernos toman en serio esas debilidades y las
erradican.
Conocemos de la permanente
preocupación de la hoy presidenta ejecutiva del Conani sobre la
prevención y erradicación del abuso sexual infantil en República Dominicana,
ella sabe el desafío que eso representa para proteger a la niñez contra la violencia, el abuso y la explotación, donde
es necesario reducir sustancialmente la disciplina violenta en los hogares, los
delitos sexuales y la explotación sexual
en su diferentes modalidades.
Es gratificante saber que desde el
Conani se contribuirá a que se logre un
año escolar con protección y respeto a la integridad de cada niño y niña en República Dominicana. Eso sirve de aliento a muchos
padres preocupados, y en esa línea, el gobierno dominicano encabezado por el presidente
Luis Abinader Corona, el ministro de Educación, doctor Roberto Fulcar, y otros
organismo públicos y privados, están dando muestras claras de que esa preocupación
de la presidenta ejecutiva del Conani es aceptable y que por lo tanto
debe garantizarse esos anhelos.
En ese mismo tenor, se
pretende el desarrollo de
un plan de prevención y atención ante el COVID 19 por su impacto en la niñez
dominicana, eso habla muy bien y se observa que existe voluntad de hacer las
cosas por el librito, como Dios manda y la población demanda, por lo que se
puede establecer que sin temor a equivoco, en Conani habrá a partir de ahora
una gestión sustentada en la experiencia que ha obtenido la licenciada Paula
Disla a lo largo de más de 35 años de trabajo por la niñez y la adolescencia. Sabemos que ella actuará acorde al Gobierno del cambio que
está comprometido a dar cumplimiento con una agenda pendiente con la niñez y la
adolescencia dominicana.
“Con la niñez debemos pagar la costosa deuda que generó la falta de
inversión y la desatención de los programas básicos; y con la adolescencia una
alta cuota por no haberle el Estado proveído de programas preventivos”, así
señala los lineamientos programáticos del Gobierno del Cambio. Roguemos entonces
a Dios Todopoderoso para que conceda la fuerza necesaria para que la niñez y la adolescencia
en nuestro país disfruten de los logros por venir del CONANI y así esas partes
de la composición social dominicana sean revalorizadas.
El autor es político,
municipalista, periodista y locutor residente en Nueva York.
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