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sábado, 23 de octubre de 2021

“Nunca le agarres la cadena al perro”

POR ROLANDO ROBLES    

 

La expresión, desconocida para mí hasta el momento, se la escuché a mi “mecánico de cabecera”, Juan Méndez, mejor conocido como “Travolta”; y al pedirle una explicación sobre su significado, me dijo más o menos lo siguiente: “Jabalí, cuando un perro está encadenado, sólo te puede morder si te acercas a una distancia menor al largo de la cadena que lo sujeta; y cuando tú le agarras la cadena, te pones al alcance de sus dientes”. Una muy simple y contundente conclusión.

 

A mí me parece de buen sentido, analizar las expectativas de las reformas, tanto fiscal como policial, a la luz de este razonamiento que nos regalara mi mecánico Travolta. Yo sé que puede resultar un tanto atípico explicar situaciones nacionales a partir de lo que pueda hacer o no hacer un perro, pero también entiendo que al ser “el mejor amigo del hombre”, su figura puede encajar como guardián de la cosa pública, aunque solamente sea de forma figurada; además de lo atemorizante de sus fauces, que sugieren el tan soñado “régimen de consecuencias”, que no acaba de asomarse aún.

 

Digamos que, en la propuesta y velada reforma fiscal, cuyo borrador se filtró al público, hay cosas que nunca se deben hacer, a menos que, se busque agarrar la cadena del perro, con sus consecuencias. Sin embargo, hay algunas que sí le agradarán y otras que él (el perro) entiende, por asunto de instinto, que es obligatorio hacerlas, aunque les molesten.Como se puede notar, nuestro perro puede ser bastante comprensivo, algo que la oposición política no contempla y apuesta a presagiar la desgracia.

 

Con ese menú de opciones, identifiquemos las propuestas “desveladas” -no sabemos exactamente por quién, pero sospechamos- y pensemos de manera individual si serán similares a las de 1984 que causaron que “el perro nos mordiera por haberle agarrado la cadena”. Pero además, incluyamos nuestras recomendaciones particulares, veamos:

 

Escuchar con cuidado las opiniones y críticas de los antiguos funcionarios; ellas dicen a qué les temen, lo que no pudieron hacer y lo que no quisieron hacer.

Antes de establecer más impuestos, sería saludable que se proponga una rebaja de sueldos a los empleados que ganan sobre RD$250,000 de un 25% a un 35%. Esto no alcanza para bajar la nómina sustancialmente, pues son menos del 0.5% de los empleados estatales pero, si tranquilizará a los sectores populares, por su justeza.

 

Las exenciones fiscales hay que revisarlas todas (allí se pierden unos RD$200,000 millones al año) y reducir la de los legisladores a un vehículo de no mas de $35,000 y una vez por período de 4 años.

 

Buscar apoyo técnico internacional para reducir la evasión de impuestos.

 

Al ampliar la base de aplicación del ITEBIS, no se deben incluir productos de la canasta familiar que sean de origen criollo.

 

No les aumente los impuestos a los trabajadores informales del quintil mas bajo sin asegurarse que se le facilitará acceso pleno a los programas de compensación ya existentes.

 

Instrumentar lo que dice el presidenteLuis Abinader: “Un pacto fiscal no significa necesariamente aumento de impuestos y si es obligatorio, los que tienen que cargar con el incremento son los que más pueden”

 

La reforma tiene que mejorar la calidad del gasto público más de lo que ya se ha hecho y equilibrar las finanzas gubernamentales.

 

Mucho cuidado con seguir el populismo de la oposición de: bajar los impuestos y aumentar el gasto del gobierno.

 

Para salir del subdesarrollo, hay que plantearse una inversión social superior al 3% del PIB a que estamos acostumbrados y mantenerlo por lo menos cinco años.

 

La reforma fiscal debe establecer una presión tributaria cercana al promedio de Latinoamérica, de alrededor de 20%.

 

Algunas áreas donde creemos se podría gravar la tributación regular serían: los sorteos de lotería y demás juegos donde se apueste de forma legal, de manera transitoriala renta de los que ganan sobre RD$ 75,000 al mes y escalonar la tasa hasta los que ganan sobre RD$ 800,000; el patrimonio personal y corporativo, uso de bienes y las licencias de operación, los espectáculos artísticos, transferencia de ciertos bienes y servicios, las importaciones y el consumo selectivo, entre otras.

 

Eliminar el anticipo de las “mipymes” y empresas personales de similares niveles de beneficios. Y por último,

 

No olvidar que estas medidas no pueden ser eternas y hay que revisarlas tan pronto se alivie la presente crisis.

 

En general, esta reforma debe ser socializada hasta lograr un afinamiento extremo, que sirva de garantía al momento de llevarla al seno del Congreso para su aprobación. Sin embargo, el gobierno debe prever que los dos partidos de oposición peledeístas se van a resistir hasta el final, porque su estrategia es evitar que Luis Abinader cumpla con sus promesas electorales y de paso, dificultar su reelección.

 

Pero, esa uniformidad de criterio público de hoy no es tan sólida en el plano interior de los partidos y legisladores que nominalmente conforman sus plantillas. Personalmente, pienso que los votos necesarios para la aprobación de una reforma fiscal balanceada e integral, estarán siempre disponibles. Lo que importa es que el gobierno y su partido actúen en función de ese objetivo.

 

Ya para terminar, sólo me queda aclarar que esta metáfora tan sencilla y lesionadora de: nunca agarrarle la cadena al perro, salió -hasta donde yo sé- de la mente de un hombre del pueblo trabajador, nacido y criado en el barrio Las Cañitas, Santo Domingo; y nos sirve para advertir al gobierno y su partido de los peligros que encierra la torpeza política, cuando se aplica desde el poder.

 

Para muestra de mis temores, y de Travolta también, un simple botón: fíjense que en un solo de los partidos de oposición, se ha concentrado casi la totalidad de los generales que quedan vivos, como reliquias que presagian la vuelta de los amargos tiempos ya idos. Tratar de retornar al pasado, nunca puede ser una apuesta para construir el futuro.

 

Se nos quedó la Reforma Policial, pero, de eso hablaremos más lueguito.

 

 

¡Vivimos, seguiremos disparando!

 

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