Por Santiago Reyes
El discurso que pronunciara el Señor Presidente de la República
Dominicana, Luis Rodolfo Abinader Corona, el pasado 27 de febrero, nos dejó
interesantes reflexiones al ver las caras de algunos ministros cuando enfocados
por las cámaras de televisión, mostraban en sus gestos el resultado de su
gestión al frente de sus respectivos Ministerios.
Mientras el primer mandatario hacía mención del extenso listado de
realizaciones que correspondía a cada institución, unos rostros mostraban
alegría llenos de satisfacción, otros serios impávidos y algunos parecían un
poema, decían tanto que no llegamos a entender.
Se escuchó y observó mencionar las heroicas batallas del sector salud
para enfrentar la pandemia, los logros en materia de producción agropecuaria y
sus incrementos en las exportaciones. En materia de turismo ni hablar, los
números hablan solos. En términos de obras públicas una gestión incomparable,
que si mantiene ese ritmo al final de este gobierno podremos decir que habrá un
antes y un después en esa institución, recordando la frase del presidente Abinader:
“desde ese Ministerio se está cambiando el rostro y la piel al país”. Sin dudas,
el Ing. Deligne Ascensión tiene un plan y funciona.
Otros muchos logros y proyectos (porque también de mostrar el futuro
inmediato es parte del discurso), fueron dictados por el mandatario. Una
muestra del compromiso y esfuerzo del gobierno que cumple punto por punto,
sorteando las vicisitudes, pasadas y presente.
Sin embargo, aquellas caras no sonrientes, serias, porque las hubo, se
quedan como tareas, como mencionamos, “parecían un poema”, póngale título y un
par de estrofas. El cambio también debe aplicarse en aquellos que no muestren
productividad en su gestión, porque a eso se va a la administración pública.
El autor es gestor universitario.
santiareyes@gmail.com
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