Por Miguel Ángel Cid Cid
Los ayuntamientos prestan
oídos sordos a la solicitud de apoyo para las actividades culturales. La
negativa de las autoridades edilicias tiene resonancia en las empresas parte de
la oligarquía nacional. Se enriquecen “con nuestro trabajo” y no invierten un
peso en cultura.
Lo anterior, síntesis del texto publicado en el muro de Facebook de la
poeta ocoeña, Elsa Batista Pimentel. La escritora sureña, radicada en Nueva
Jersey, Estados Unidos, gritó fuerte y sin disimulo su enojo con las autoridades
y los empresarios dominicanos.
Elsa Batista, además de escritora, es psicóloga, especialista en
análisis clínico del comportamiento humano, egresada de Kaplan University.
Pero, el grito de la poeta, con todo y la fuerza expansiva que le
imprimió, es un lamento de otro poeta sureño, de Rafael Virgilio López Féliz. La
clausura del “V Festival Literario Sur” celebrado en San José de Ocoa, en
febrero pasado, correspondió a Virgilio López Azuán,
como llaman al vate. Las palabras de López Azuán fueron breves, con rabia e
impotencia por el desamparo de las autoridades municipales y el empresariado. Entre
otras cosas, dijo:
— Los ayuntamientos, salvo honrosas excepciones, salen corriendo cuando
se les solicitan aportes para las actividades culturales; muchas empresas que
han creado la oligarquía nacional, y se hacen de “cuartos” con nuestro trabajo,
no invierten un bendito peso — Luego, exclamó:
— ¡Cojollo, no se quejen de la delincuencia! ¡No se quejen de la
descomposición moral, política y social!
El grito de amargura y alegre a la vez, alegre porque los dos escritores
organizadores del referido festival, expresan la satisfacción por los logros
obtenidos con el evento. López Azuán, por ejemplo, dice:
— 40 años trabajando a “mano
pelá” sin dolientes, sin que los gobiernos, empresas y políticos den una simple
mirada a este sur de tanto heroísmo donde se forjó la patria!
Ahí se montó la poeta y psicóloga ocoeña.
Pero el grito de López Azuán, repetido por
Elsa Batista, es un clamor que, visto en retrospectiva, se encuentra en el
Cibao como en el Este. Dionicio López Cabral – fallecido – y Andrés Acevedo,
dos poetas de Santiago que, en su discurrir arañan los setos, como el que cena con
arenque todos los días… Añoran que, sus obras sean publicadas sin tener que padecer
la escasez de apoyo para presentar un libro a los lectores.
Pedro Mir, por su lado, rayando la mitad del siglo XX exclamó un lamento
desde el Este petromacorisano, en su poema celebre “Hay un país en el mundo”,
dijo:
— Sencillamente / frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo / sencillamente
tórrido y pateado / como una adolescente en las caderas. // Sencillamente
triste y oprimido –, fragmento del poema.
Reclamar que el gobierno de turno se ocupe de la cultura y de los
servicios públicos, no obstante, es un grito justo. Pero, le hacen caso omiso. Desde
la proclamación de la independencia en 1844, los gobiernos están al servicio de
los intereses de los ricos y de los suyos propios. Salvo la excepción, Juan
Bosch en 1963. Los de siempre lo derrocaron.
Lo de Bosch, incluso, fue el grito más elevado, excelso y colectivizado
que se conozca en la cultura dominicana. Una exclamación desde el Poder mismo. Aunque,
a fin de cuentas, es como sacar un grano de un saco de habichuelas negras. No
por negras, sino porque entre las alubias, sus granos son pequeños y duros.
Basta de ejemplos.
Ahora, ¿usted está comiendo con grasa?, sea sensible con los excluidos y
maltratados, con esos que, el gobierno de turno les niega el favor. Hoy por ti,
mañana por mí.
En suma, la sexta versión del “Festival Literario Sur” se hará en
Barahona en el 2024. ¿Las autoridades municipales y los empresarios pagarán la deuda
social y cultural contraída con el sur?
López Azuán, al final advierte, “¡Qué nadie nos quite la sureñidad!” y
cierra con Pedro Henríquez Ureña “¡Sólo la cultura salva a los pueblos!”
Entonces, ¿quién salva la cultura?
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