POR FELIX QUIÑONES
Como yo soy un hombre pueblerino, siempre guardo las costumbres de los
viejos del barrio: levantarme temprano, trabajar todos los días, respetar a los
mayores etc.…etc., pero, lo que aprecio en verdad, es la cautela con que la gente
de antes veía las cosas nuevas, los acontecimientos, los hechos, los pensares
de las otras personas. Y a esa maña de esperar antes de hablar le pusieron un
nombre; que después se convirtió en un famoso dicho o refrán: déjalo hervir,
que eso se ablanda.
Esto lo que quiere decir, pienso yo, es que siempre debemos esperar para
ver los hechos mas fríos, antes de emitir juicio o tomar decisiones. Por eso es
que yo esperé un año y dos meses para decir lo que creo sobre este gobierno de
Luis Abinader y su PRM. Pero, hay que estar claro que, yo no soy de ese partido;
en mi caso particular, nunca he sido aliado de ningún partido político y en
seis elecciones, sólo he ejercido mi derecho al voto en una oportunidad; y
podría hasta pensar en hacerlo por el actual presidente, claro, de seguir
ejerciendo como lo está haciendo.
El Ministerio de Salud y el gobierno del Presidente Luis Abinader la
botaron por los 411 con las nuevas medidas preventivas en contra de la pandemia
venida de China, y tenía que hacerlo, gústele o no le guste a parte de la
población y como siempre, a los rancios y radicales miembros de la eterna
oposición política.
En la República Dominicana tenemos contradicciones por caprichos, por
beneficios o por joderles la vida a los demás. NO aceptamos el toque de queda,
pero disfrutamos “el teteo”, NO queremos la vacuna, pero SI el vandalismo. Básicamente,
obviamos lo que realmente es conveniente y apoyamos lo que nos conducirá al
abismo.
A los “escépticos e iluminados” de aquí y de allá, que viven creando
teorías para no vacunarse, yo quiero decirles que ellos tienen el derecho de
suicidarse, si es que así lo prefieren, pero, cuando se enferman, hay que
atenderlos en los hospitales, gastando el dinero de los contribuyentes. Y eso
no está nada bien.
A los que pertenecen al grupo “antivacunas” debemos recordarles, que
seguimos frente a un enemigo que actúa
con crueldad, y que, al parecer, China continúa manejando aCONTROL REMOTO el
denominado COVID-19 como ya lo he dicho antes; y para muestra veamos el
comportamiento desordenado, en el Estado sureño de Florida, en Cuba, en Brasil
y la aparición de un nuevo vago llamado INFLUENCER, que se pasa el día
inventando formas de como llamar la atención, para que otros vagos-idiotas les
den un maldito like.
Estas regiones, al principio del surgimiento del COVID-19, se negaron a
seguir los indicadores establecidos por la Organización Mundial de la Salud
(OMS); y de acuerdo con las evidencias, el golpe ha sido asombroso y lúgubre, a
tal magnitud, referente al nuevo vago (influencer), que hasta ahora han sido
fulminados varios de ellos, debido a la inclemencia del virus.
Y yo me pregunto, ¿por qué en República Dominicana, históricamente, se nos
ha hecho tan difícil diferenciar entre lo malo y lo bueno? Estamos obligados a
acatar las medidas propuestas por el Ministerio de Salud que, dicho sea de paso,
no son el producto de un capricho arbitrario y antojadizo, no, son las
consecuencias que nos han dejado los grupos opuestos a las reglas.
Otro aspecto en el que yo respaldo el gobierno de Abinader es en lo que se
refiere al combate de la corrupción. Hoy día, “todo el mundo sabe que si mete
la mano puede caer preso”, especialmente la gente de su partido que está en el
gobierno. Eso no se sentía en el país desde los tiempos de Trujillo; y ¡qué
bueno que así sea, carajo!
En materia de justicia, hasta ahora vamos bien; aunque, aún no se vean los
resultados que todos esperamos. Queremos ver a todos los delincuentes, de un
partido y de otros, detrás de las rejas, pagando su deuda con la sociedad. Con
los bienes incautados, no en manos de la gente del gobierno (militares y
civiles) como hasta ahora se ha venido haciendo.
Pero, como digo una cosa, digo la otra. Existen problemas que hay que
ponerle mucha atención, porque pueden empeorar y salirse de control, como es el
de la carestía de la Canasta Familiar. El gobierno tiene que evitar que la
población se desespere, porque sí sucediera, la sublevación popular sería el
paso inmediato;y la oposición, acorralada por la realidad política que
representa Luis Abinader, aportaría gustosa “la logística” para motivar los
desórdenes.
Recordemos lo que pasó en 1984, cuando Salvador Jorge Blanco. El pueblo se
tiró a las calles y hubo que matar a cientos de personas para sofocar la
poblada. Eso no se puede repetir en este llamado “Gobierno del Cambio”, aun y
cuando, es evidente que las condiciones y la correlación de fuerzas son muy
diferentes.
Otro foco de posibles inconvenientes es la falta de Seguridad Ciudadana, que
ha sido identificado como un generador de impopularidad hacia el gobierno. Hay
que meterle mano a la reforma policial, y debe ser una reforma integral, no
para cambiar a los jefes principales y acomodarlos para que sigan cobrando la
infame “ración del boa” y permitiendo los abusos y atropellos contra la
población.
No podemos seguir aceptando que en la República haya escasez de policías en
las calles, pero cantidades de coroneles y generales de más; oficiales
haciéndose ricos en oficinas bajo aire acondicionado, mientras, miles de
suboficiales y alistados recurren al vulgar “macuteo” para sobrevivir. Hay cientos
o quizás miles de efectivos sirviendo en las casas de altos funcionarios o,
donde su “segunda base”.
¡Y eso no puede continuar así!
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