Por Altagracia Salazar
El divorcio de Leonel Fernández y Margarita Cedeño, el segundo de ambos,
pasó con poco ruido, incluso, para la afición de las novelas rosas. La
distancia entre ambos era muy marcada a pesar del beso aquel y del
discurso de Margot en apoyo a su esposo, vestida de verde en la campaña interna
del PLD, que muy pronto olvidó. Al final Margot recordó el refrán aquél
del amor y el interés.
Ahora en su afán de posicionarse como cabeza de oposición al gobierno de
Abinader, Leonel Fernández evidencia otro divorcio que quizá sea más sonoro
porque se está divorciando de la realidad.
Fernández, que modificó la constitución para incluir al procurador
designado por el presidente y que incluyó un voto calificado para el mandatario
en el Consejo Nacional de la Magistratura, insiste en decir que el Ministerio Público
y el Poder Judicial son independientes porque esa Constitución construida para
regresar al poder así lo dice.
Con esa Constitución Leonel Fernández llevó a Mariano Germán, su antiguo
jefe y miembro del Comité Central del PLD a la Suprema Corte de Justicia. Con
esa Constitución designó a Francisco Domínguez Brito como procurador general de
la República, siendo también miembro del Comité Central del PLD y con esa Constitución
se repartió las Altas Cortes con Miguel Vargas Maldonado.
Esa independencia de la Justicia permitió que Germán mostrara el pagaré por
el dinero que recibió una jueza y que Domínguez Brito no apelara en el caso de
Felix Bautista sin ninguna consecuencia, pero Fernández insiste en la
independencia.
No tengo que decir que con esa independencia el anterior Tribunal Superior
Electoral falló 36 veces a favor de Miguel Vargas Maldonado.
Varios medios traen como titular de hoy la falta de cupo en las escuelas
públicas a pesar de que la inversión del 4% por ciento en educación que
Fernández rechazó hasta su último día como presidente, se ha concentrado en
construir aulas. Y ni así ese hombre se retracta.
El hombre que se negó a ir a un debate bajo el argumento de que en el país
nadie sabía conceptualizar sigue creyendo que con palabras bonitas es
suficiente.
Es innegable que tras su divorcio de Margarita Leonel Fernández
empezó a divorciarse de la realidad.
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