Por Miguel Espaillat
1 - En mi artículo anterior, titulado, - “Hay que recuperar lo robado”
-, propugno porque el gobierno de Luis Abinader asuma la política de recuperar
todo el dinero robado por los pasados funcionarios de PLD y de los demás
partidos, y claro, someter a la justicia a esos desfalcadores para que paguen
su alta traición a un pueblo que confió en ellos la administración de la cosa
pública.
2 - En aquel artículo, para no hacerlo muy extenso quedaron muchos casos
de dinero robado. Por esa razón hoy vuelvo sobre el tema, resaltando en
esta ocasión, los casos más sonados que no traté aquella vez. Y lo hago, porque
hay que mantener vigente el criterio, “prohibido olvidar”.
3 - Por la naturaleza de esta entrega, para Manuel Arturo Pellerano y
para los demás que cito en esta filípica, sus párrafos pueden resultar versos
profanos o satánicos, o salmos paganos; pero para el pueblo, que es quien
importa, los mismos son realidades reivindicativas y de clamor de justicia.
Veamos por qué.
Sobre la quiebra de Baninter, Bancrédito y el Banco Mercantil
4 - Es de conocimiento general, que la quiebra de los tres bancos
citados generó pérdidas al pueblo dominicano por aproximadamente 120 mil
millones de pesos y más de 3 mil millones de dólares. Tan solo la quiebra
de Baninter produjo un hoyo financiero de más de 60 mil millones y un costo
monetario de más de 80 mil millones para cubrir el déficit presupuestario.
5 - Tratando de ocultar aquella quiebra se hicieron varias maniobras
mafiosas entre ellas fusiones bancarias, desaparición de facturas y borrados de
deudas millonarias, con el fin de que con trucos contables, tapar u ocultar los
múltiples robos que al final ocasionaron la hecatombe bancaria a que nos
referimos. Al respecto se descubrió, que durante el período enero-marzo
de 2003 fueron borrados casi 17 mil millones de pesos de los libros del banco
clandestino de Baninter, con lo cual quedaban liberados de deudas con el
Baninter real, su principal accionista, sus empresas y personas
vinculadas. Es así como al señor Ramón Báez Figueroa se le borraron 1,284
millones, a Luis Álvarez Renta, le fueron borrados sobregiros y préstamos por
3,829 millones, y al Grupo Intercontinental se le borraron 1,339
millones. Para beneficiar a otros personajes de menor cuantía, también se
hizo lo mismo.
6 - Otro de los elementos que conforman el agujero creado por esa
quiebra fueron los intereses pagados sobre los depósitos que el Baninter
clandestino mantenía fuera de libros, lo cual se estima en cerca de RD$22,000
millones. Y la fusión mafiosa orquestada por Azor Hazoury y sus allegados de
los Bancos Baninter, Intercontinental y el Banco del Progreso envolvió la suma
de 55 millones de dólares.
El caso del Banco Mercantil
7 - Este fue otro banco quebrado por la concupiscencia y por mala
administración de sus dueños. Su quiebra produjo un agujero superior a los
cinco mil millones de pesos. Sus principales ejecutivos Andrés Alejandro
Aybar y Evelyn Pérez Montandón, también fueron favorecidos por la impunidad
rampante, que también favoreció a los otros banqueros con cargos de estafa,
abuso de confianza y ocultación de información bancaria para evadir la
fiscalización de las autoridades.
8 - En los casos de la quiebra de los tres bancos citados (Baninter,
Bancrédito y el Banco Mercantil), el pueblo dominicano fue quien sufrió las
calamidades de esos robos. En esta debacle, nuestro pueblo quedó más pobre de
lo que ya estaba, mientras los banqueros mantuvieron la mayoría de sus fortunas
y hasta se hicieron más ricos.
9 - En su libro “La crónica Irreverente”, Marino Zapete informa lo
siguiente: “El agujero causado por la quiebra de Baninter se origina debido a
la concesión de préstamos y sobregiros improductivos a empresas, personas y
ejecutivos vinculados al principal accionista, por la adquisición muchas veces
a sobreprecio de empresas deficitarias que se pagaban con apertura de
certificados de depósitos, gastos excesivos en publicidad, y financiamientos
para la compra de bienes personales del principal accionista ( Ramón Báez
Figueroa), y sus más cercanos colaboradores.
10 - El grueso del agujero – continúa narrando Zapete- se generó por la
utilización de recursos de los depositantes para financiar la compra de
empresas improductivas y mal administradas, que generaban un flujo de caja
negativo que se financiaba con sobregiros y préstamos. Finalmente, el
resto del agujero se generó con los gastos excesivos en publicidad y relaciones
públicas, actividades artísticas y otras, financiadas por el
Baninter. A esto hay que agregar la compra y gastos en bienes
personales de Ramón Báez Figueroa y algunos de sus funcionarios pagados con
recursos de los depositantes del Baninter (aviones, helicópteros, lanchas,
casas dentro y fuera del país, apartamentos, entre otros). También el
agujero fue causado por contribuciones a partidos y líderes políticos, a la
iglesia, a artistas, a periodistas y a organizaciones no gubernamentales, pagos
mensuales a 70 generales, y un gran etc.
11 - No obstante el dispendio descrito, que es la raíz de la quiebra en
cuestión, el colapso bancario que nos ocupa se debe a la supervisión
irresponsable de los que ejercieron el poder entre 1989 y 2003, puesto que las
autoridades correspondientes a ese periodo de 14 años en que fueron presidentes
Balaguer, Leonel e Hipólito, nunca reaccionaron ante las irregularidades
denunciadas por los asesores de los organismos internacionales que daban cuenta
de "serias debilidades patrimoniales y de la calidad de los procesos de
seguimiento del riesgo". Y se puede asegurar, que Hipólito
reaccionó, cuando ya no tenía otra salida, es decir, se vio obligado a ello.
12 - Otro factor que contribuyó a la debacle económica que ocasionaron
estas quiebras fue el mal manejo que el presidente Hipólito Mejía le dio a la
misma, al ordenar a las autoridades monetarias devolver los depósitos a todos
los ahorristas de los bancos robados, violando la Ley Monetaria y Financiera.
En aquella ocasión, Hipólito prefirió salvar una parte de las riquezas a medio
centenar de dominicanos, a expensas de someter a más pobreza al grueso de la
población.
Este postulado sobre los motivos de la quiebra y su subsiguiente mal
manejo, fue el consenso de un panel integrado por un grupo de expertos
financistas nacionales e internacionales. Este evento se realizó en abril de
2005, y sus resultados, firmados por todos los panelistas, se hicieron público
mediante un documento.
A Manuel Arturo Pellerano varias “hadas madrinas” lo ayudaron a
desaparecer 18 pagarés de la bóveda del Banco Central, que representan 10 mil
millones de pesos del pueblo dominicano
13 - A los ex ejecutivos del Banco Central se les acusa de complicidad
en la “desaparición” de 18 pagarés que formaban parte del Contrato suscrito el
2 de julio de 2003 entre el Banco Central y el desaparecido Grupo Financiero
Nacional (GFN). Estos pagarés constituían la prueba de que ese grupo financiero
vendía sus negocios bancarios y financieros al Estado.
Esta absurda desaparición, Marino Zapete la cuenta en su libro “La
crónica irreverente”, de la manera siguiente: Ante el fraude de
Bancrédito, Hipólito Mejía ordenó a las autoridades monetarias que le dieran un
tratamiento distinto al que le dieron al de Baninter, cosa que hizo sin ninguna
explicación convincente.
14 - En vez de intervenir las empresas del grupo económico que
encabezaba el señor Manuel Arturo Pellerano, el presidente Mejía ordenó que se
llegara a un acuerdo que luego resultó ser un fracaso para el Estado
dominicano. Dicho acuerdo se firmó el 2 de julio de 2003 y obligaba a la
familia Pellerano a devolver al Banco Central la suma de $10,663,341,000,
gastados en los compromisos incumplidos por el quebrado banco.
15 - Posteriormente, el 21 de julio de 2007, es decir cuatro años
después de firmado el acuerdo, el diario Hoy daba cuenta de que el Departamento
de Prevención de la Corrupción había sometido a la justicia a varios
funcionarios del Banco Central, a quienes se responsabilizaba de haberle
devuelto los pagarés a la familia Pellerano sin haber saldado su deuda. Como
por arte de magia, los pagarés por más de 10 mil millones de pesos firmados
entre los ejecutivos de Bancrédito y la Autoridad Monetaria dominicana como
garantía por parte de la familia Pellerano, misteriosamente desaparecieron de
la bóveda del Banco Central.
Infamia sobre infamia: Nadie pagó por el robo de los pagarés
16 - De la desaparición estos pagares, sus responsables (José Lois
Malkún, exgobernador del Banco Central, Félix Calvo exvicegobernador, César
Apolinar Veloz exgerente, Manuel Rubio, exconsultor jurídico), no han dado
cuenta ante la justicia, porque la acción penal, cinco años después (en enero
de 2012), fue declarada extinguida por el tribunal correspondiente.
17 - Los imputados no solo contaron con la inercia y complicidad de las
autoridades, para dejar extinguir el proceso, sino que disfrutaron de pagos
millonarios para cubrir los honorarios de sus abogados de parte de la entidad
afectada, que es el Banco Central, dirigido en ese momento por Héctor Valdez
Albizu. Es decir, el Banco Central, que fue de donde "desaparecieron"
los pagarés, pagó los abogados de la defensa a los acusados de su
"desaparición". Esto es, infamia sobre infamia.
Conclusión
A - El colapso de los bancos que estamos tratando, y el posterior mal
manejo de la quiebra, arruinó la economía del país. En esta infame
transacción, se sacrificó a la población en general a pagar más de 60 mil
millones de pesos de sus activos bancarios, para favorecer a unos cuantos
ricos. Pero los más sacrificados fueron los más pobres, que cargados de
impuestos al consumo de alimentos, han venido pagando un alto precio por cada
bocado de comida que se llevan a la boca y por las medicinas que pagan, aún
sean estas para las enfermedades catastróficas. Todo esto con la
agravante, de que dicha deuda de 60 mil millones de pesos, con los intereses,
ya está en más de 200 mil millones, la cual, como no hay forma para pagarla a
mediano plazo, esta seguirá sacrificando al pueblo que la paga, quien sabe si
hasta por más de cien años, mientras que los que provocaron esta barbarie son
ajenos a la tragedia existencial que la misma ha provocado en los más
pobres. Y como se dijo, los desfalcadores siguen disfrutando de sus fortunas
y de la “dulce vita”. ¡Y que paradoja!, a un pobre diablo, que se roba
una gallina o un racimo de plátanos para saciar el hambre lo meten preso de
inmediato, mientras que a los ladrones de cuello blanco, que se roban el
gallinero entero o la finca en su totalidad, a estos, no se tocan ni con el
pétalo de una rosa.
B - Ante esta aberración, y ante la promesa del gobierno actual de
recuperar lo robado y someter a la justicia a los desfalcadores, es de lugar
conminar a que Manuel Arturo Pellerano y compartes devuelvan a nuestro pueblo
los 10 mil millones de pesos que le adeudan, aunque no aparezcan los pagarés
robados de la bóveda del Banco Central. Él sabe que debe esa cantidad,
más los intereses, y tiene que pagarlos, por la buenas o por las malas. No
es justo que él ni los demás desfalcadores sigan burlando de un pueblo que pasa
hambre y mil vicisitudes por aberraciones como la protagonizada por el
honorable Pellerano y otros ricos empresarios, que por falta de justicia se han
evacuado sobre un pueblo bueno, manso, ingenuo, e indefenso.
C – Por otro lado, con esta acción para la recuperación de dinero del
pueblo, sería bueno que el gobierno que actualmente encabeza Luis Abinader
cobre compulsivamente los 96 millones de pesos que Quique Antún le debe al
Estado dominicano. Pero también es de lugar, que a los honorables Julito
Hazim y Víctor Gómez Bergés se les cobren más de cinco mil millones de pesos
que ellos le adeudan al Estado por concepto de préstamos no pagados y que les
fueron entregados por el quebrado Baninter, sin contrato y ni ningún tipo de
garantía. Son más seis mil millones de pesos, que en este momento
necesita con urgencia el gobierno de Luis para usarlo con gente tan pobre, no
tiene ni para comer arroz con sal.
D – En la coyuntura actual, a estos “honorables ciudadanos de sangre
azul”, pero que de tanto hacer negocios turbios y maquinaciones contra el
pueblo, este órgano sanguíneo se les ha transformado en espeso flujo morado,
les conviene, pagar todos los millones que le deben a este sufrido pueblo, y
pronto; para que sus nombres y desvergüenzas no sigan rodando de boca en boca y
siendo foco de anatematizaciones.
E - En esta instancia, que las campanas repiquen, y que el pueblo en las
calles, al son de ellas no deje de vociferar: ¡a Manuel Arturo Pellerano y
comparsas que paguen! ¡Que paguen! ¡Que paguen!, ¡para que la sangre no
llegue al río, y más allá! ¡Es justicia lo que queremos! ¡Por Dios,
no más robos, nos mas impunidad! ¡Queremos el imperio del humanismo con
justicia; no el reinado de los más fuertes con sus bajos instintos y miserias
mentales!
El que tenga oídos, que oiga…
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