Por José Francisco Peña Guaba
El estudio del comportamiento animal nos permite entre otras cosas
comprender en el modo en que los mismos resuelven los variados problemas a los
que deben enfrentarse a lo largo de sus vidas. Así como descubrir pautas que
unidas a las tácticas y a las estrategias nos permiten ver cómo les favorecerán
la resolución de dichos conflictos.
Se ha comprobado que la genética tanto en los animales como en los seres
humanos, determina en gran parte su comportamiento, claro hay patrones que lo
delimitan como el ambiente , el lugar y el entorno en que se desarrollen,
porque estos pueden producir transformaciones y modificaciones que pueden hacer
cambiar en parte su manera de actuar, en los humanos la capacidad total de
hablar y de comunicarse, que es algo único nuestro, fortalece nuestra capacidad
de pensar los que nos hace seres pensantes y el raciocinio, que nos permite
deducir, algo que es fundamental para entender el mundo que nos rodea.
Aunque los seres humanos y los animales tenemos diferencias, como la
capacidad de la raza humana de adquirir conocimientos y usarlos para buscar
soluciones, nuestra sociabilidad y uso del lenguaje nos separa en gran parte
del mundo animal, aunque guardamos verdaderas similitudes con estos que tienen
que ver con nuestras necesidades básicas, ambas especies, comemos, dormimos,
descansamos, la mayoría nos reproducimos y en algo que es instintivo nos
defendemos y luchamos por ¡lo que es nuestro!
Tenemos iguales reacciones en distintos eventos, de felicidad, de angustia
o miedo, los animales también pueden llorar tanto como nosotros, cuando se
alejan de sus crías o cuando pierden un ser querido.
Hacer analogía de la política y la vida animal tiene que ver en el concepto
sostenido por el gran filósofo Aristóteles de que los animales no
necesitan un monarca con poderes arbitrarios para gobernarlos, para él la
autonomía es un hecho central en la política, sostiene el erudito, los animales
tienen voz por medio del cual manifiestan el dolor y el placer, la diferencia
con los humanos es que los animales no logran diferenciar entre lo perjudicial
y lo conveniente, de formas que carecen de los conceptos del bien y del mal.
Los animales se autogobiernan y en esto se parecen a los criterios
anárquicos de inadaptadas concepciones contemporáneas de la creación de un
sistema autorregulado, donde en lo político y en lo social no existan
organismos de dirección, ni represivo, ni para legislar, cosa imposible
de lograr entre los humanos, obligados a disciplinarnos, aunque sabemos
racionalmente lo que está bien y correcto, así como lo que está mal y
equivocado.
En esta semejanza sociopolítica entre los animales y seres humanos en
nuestra singular Nación, la hacemos tomando en cuenta solo las características,
los comportamientos genéticos animal y el de los sectores o grupos humanos que
se les parecen, veamos pues nuestra Jungla Sociopolítica y en ella la
fauna Dominicana:
Iniciamos con el chimpancé que es el animal que más se parece a nosotros,
se ha comprobado que tiene más del 90% de genoma humano, son animales
inteligentes y conservan un orden social dentro de su grupo, por las
similitudes todos de una forma u otra nos parecemos en forma de vida, en
hábitos y costumbres, ellos principalmente son vegetarianos y nosotros
carnívoros, aunque eso no impide similitudes con la raza humana, claro está,
estos se parecen aún más “a los oportunistas” que viven saltando de rama en rama,
(o sea de Gobierno en Gobierno) con sus caras frescas y siempre muy simpáticos.
La jirafa, que alcanza una altura de 3.8 hasta 4.7 metros de altura que se
parece mucho a nuestra encopetada sociedad civil, se alimentan de hojas
de los árboles (siempre con los que están arriba) comen mucho hasta 63 Kg. de
hojas y ramas por día (por eso no se sacian) Su extrema agudeza visual de largo
alcance los ayuda a seguir el rastro a otras en todo el entorno (para
mantenerse en contacto siempre ) y les permite comunicarse con otras jirafas
(siempre entre ellos) varios kilómetros, duermen poco tiempo solo 2 horas en
periodos de unos 10 minutos (por eso siempre está atenta a todo) pero no por
altos son débiles, sus patas pueden medir hasta dos metros y funcionan como
armas de defensa, tienen fuertes músculos y pezuñas bien afiladas para
protegerse de los depredadores (ya que pueden pelear con cualquiera, no lo
duden).
Los lobos son como nuestra especial oligarquía que nunca actúan de manera
separada, y sus integrantes siempre en manada, lanzan sus aullidos para
reunirse (para coordinar defender sus interés), tienen entre ellos jerarquía
social, en donde los más fuertes (los más adinerados) son los ganadores,
por ende son los jefes de la bandada, son astutos y utilizan su cerebros para
hacer estrategia perfectas para atrapar a sus presas (como en este caso al
pueblo).
Las mambas que son serpientes venenosas se parecen a los prestamistas,
usureros y banqueros, que van velozmente tras sus víctimas (la gente a las que
quiebran hasta asfixiarlos) se esconden tras los árboles y su
veneno contiene neurotóxicas que pueden ser fatales a los que no tienen acceso
al antídoto (que es el dinero para pagarles sus altísimos intereses).
Los guacamayos es un ave de la familia de los loros de plumaje vibrante y
colorido (se parecen mucho a los popis) tienen picos grandes y poderosos, son
muy inteligentes ya que aprenden rápido y a los 7 meses repiten palabras,
al año pueden entender más o menos lo que se les dice, y logran tener un
vocabulario de hasta 30 palabras (la mayoría de los popis están bien formados y
se expresan muy bien) vuelan largas distancias para alimentarse (van a
donde sean necesario para lograr un espacio) y usan sus dedos para agarrarse
bien de la ramas para no caerse (sobre todo del gobierno) y tienen capacidad
para sostener y examinar objetos (no se les va una) y lucen colas muy elegantes
que son típicamente muy largas (siempre vestidos al último looks de la
moda)
Los elefantes se parecen al Gobierno son los más grande de la especie
animal pueden medir casi 4 metros y pesar hasta 11 mil kilos, tienen
comportamiento asociados a la inteligencia como el duelo, el altruismo,
adopción, compasión, (así actúan los Gobiernos) tienen una piel gruesa
(para que no le molesten las críticas) tienen un cerebro inmenso que le permite
percibir sonidos a distancias largas (el Gobierno todo lo escucha) una gran
memoria (El gobierno tiene registro de todo y de todos) por su peso se mueve
lento (por eso el refrán ”que las cosas de Palacio andan despacio”), ingiere
diariamente hasta 200 Kg. de hierbas, cortezas y arbustos (igual que el
Gobierno que es de alto consumo) por su fortaleza y condiciones está claro que
el elefante es el verdadero “Rey de la jungla ”.
En nuestro país tenemos aves endémicas muy autóctonas, que se parecen por
sus particularidades a nuestra comunidad mediática (periodistas, comunicadores,
opinologos y bocinas), los hay muy ruidosos como la cigua palmera, los
hay monotemáticos y repetitivos como las cotorras, algunos son del color
del perico (como la marcha verde) los hay “juchos” como las lechuzas y el búho,
pero también los hay rapaces como el gavilán, y como en todas las
especies existen nobles que son pasivos y de vuelo corto como el pájaro
bobo.
Pero la mayor variedad de animales se parecen a la diversa clase política
nuestra, los hay muy lentos como el hipopótamo (como algunos minoritarios), los
hay que son depredadores (que se benefician del trabajo ajeno) como las
panteras, así los hay nocturnos y furtivos como los leopardos (que solo
están tranquilos de día), hay que por conseguir un cargo público se
arrastran más que un cocodrilo y también los hay grandes y bulteros como los
gorilas, los hay leones que como reyes de la jungla, orgullosos se
presentan con la fuerza del pueblo y los hay cara dura que no les
importan critica alguna porque tienen armadura como los armadillos,
pero penosamente quedan pocos (que son desagradecidos y desleales)
agresivos, traicioneros y carroñeros como las hienas, que se les conoce por sus
tenebrosos aullidos y están los que como las pirañas se abalanzan hacia
el Gobierno para en grupos al servicio de empresarios, lobbistas y
contratistas, depredar el erario público hasta dejarlo en los huesos.
Pero no hay en el reino animal ninguno que se parezca más al pueblo que las
hormigas, porque las hay en miles de especies y en millonarias cantidades, e
igual que la gente, las hay depredadoras, carnívoras y herbívoras, son
cooperativas y laboriosas como la mayoría de nuestros humildes ciudadanos y se
les reconoce por el sacrificio al bienestar colectivo. Tienen
jerarquía social, en donde cada quien cumplen con su misión, la madres que son
reinas tienen el cometido de ser fecundadas y los machos a fecundarlas, las hay
soldados que están para cuidar las otras y protegerlas de los otros
insectos, pero la mayoría son obreras que aunque son las más comunes son las
más diligentes, todas son territoriales y por su espacio están dispuesta
hasta ir a la guerra, también las hay venenosas aunque no letales, como
muchos en nuestro país. Se sabe que están zoológicamente
emparentadas con la abejas y las termitas, (que también son trabajadoras)
aunque muchas personas en vida light se parecen a las cigarras porque son
flojas y facilistas.
Las hormigas son una excelente analogía para el camino hacia el éxito,
pasarán por encima, por debajo, alrededor o por cualquier cosa que se
interponga en su camino, así deben ser los pueblos nunca deben desfallecer y
mantenerse siempre en movimiento, pero en unidad y en solidaridad, no
como en nuestro inequitativo sistema capitalista y
degradante, donde el egoísmo campea, ojalá fuéramos como la civilización de las
hormigas que actúan siempre en beneficio de su comunidad y
no solo para sí mismas.
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