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viernes, 19 de abril de 2019

Meditaciones para Semana Santa y para todo el año



Por Miguel Espaillat Grullón         

Preliminar
En algún lugar del internet, encontré un texto anónimo, cuyo contenido enlaza directamente con la situación de desconcierto y vacío de valores por la que está atravesando la sociedad dominicana.  Este escrito, es una reflexión filosófica sobre la adquisición de la riqueza material y espiritual, que nos puede llevar a una rectificación existencial, capaz de cambiar el rumbo de nuestras vidas y por colorario, la de todo el país, por lo que he decidido compartirla en esta Semana Santa con todos mis lectores.  A seguidas, el susodicho texto.   

1 -El mundo está lleno de muchas personas que no solo desean mucha riqueza material, sino también, de tontos que defienden a quienes las poseen aun estas sean mal habidas.  Muchos admiran a los ricos, la vida lujosa y sueñan con ser como ellos.  Ya señaló Arthur Schopenhauer que los hombres se ocupan mil veces más por adquirir riquezas que cultura intelectual.   Esta actitud siempre ha sido criticada por grandes sabios e intelectuales. Al respecto, Diógenes decía, que cuando veía a los codiciosos de dinero pensaba que no había un ser más necio que el hombre. Sócrates, ya había levantado la voz contra lo que se preocupaban más en conseguir riquezas, por lo que le decía a la gente: ¿no te das vergüenza de preocuparte por sobre todo de la riqueza, la fama y los honores, mientras ni te preocupa por mejorar tu alma, tú inteligencia y practicar la verdad?  También, Sócrates confesaba: “no hago otra cosa que persuadir a los más jóvenes y a los más viejos, a que no se apuren por las riquezas, ni por los cuerpos, antes que por el alma.

2 -En este tiempo hacen falta mucho más filósofos que pregonen y difundan este mismo mensaje, porque las cosas no han cambiado, sino que están igual o peor; con razón Bertrand Russell señaló: “lo que quiere el típico hombre moderno es más dinero para la ostentación el esplendor y para eclipsar a los demás”.  Por otro lado, es muy ingenuo, torpe e irresponsable no tener en cuenta, que la riqueza y el lucro desmedido están relacionados con las injusticias crímenes y delitos.  Hablando de estas aberraciones, Jiddu Krishnamurti aseguró en un discurso:  “el hombre que quiere hacerse rico, el hombre de grandes negocios, junta, acumula, almacena dinero mediante la explotación y la crueldad, aunque lo haga en nombre de la filantropía o en nombre de la educación, por tales razones, los hombres que se dedican a solo hacer dinero, inevitablemente caen en esa necedad, pues en la guerra por el dinero los empresarios se valen de todo por las ganancias, y nos les importa en nada los valores ni la ética, pero también es inevitable que quienes entren en esa contienda se contaminen, porque si a los tales les ocurre ser virtuosos, seguramente fracasarán.

3 -Honorato Balzac fue otro que se refirió a los males que acarrean los adictos a hacer dinero.  Dice que detrás de una gran fortuna hay un crimen y en esa medida mientras mayor sea la fortuna acumulada, habrá más crímenes.  En esas excesivas riquezas, hay grandes miserias y mucha desigualdad material.

4 -En esas circunstancias, ya no parece tan malo quitarle a esa gente lo que tanto han acumulado robando, por eso Moliere preguntaba ¿Quién es más criminal, el que roba un dinero que necesita, o el que roba un dinero que no le hace falta?

5 -Los que tienen demasiado no se cansan de acumular lo que obviamente no usan ni necesitan, en ese sentido son ladrones porque toman lo que no les hace falta; por todo esto, con razón Eurípides advirtió: no hables de riqueza, yo no admiro algo que incluso el peor hombre consigue fácilmente y es que para conseguirla no se requiere ser justo, bondadoso, o tener valores, sino que a menudo las virtudes son estorbos. 

6 -Por otra parte, ansiar la riqueza material también afecta el interior, el espíritu y la humanidad de las personas.  Lot advirtió, que cuando las personas buscan acumular mucho, se empobrecen espiritualmente, puesto que son contrarios el interior y el exterior, por eso no tiene sentido pretender dedicarse igualmente a los dos.  No se puede servir a dos señores a la vez.  No se puede servir a Dios y al diablo. De esto también Platón planteó: “cuanto más se estima la riqueza, menos se aprecia la virtud, al contrario, cuanto más se cultiva el interior, menos se apreciará la riqueza material”. Schopenhauer también se refirió a los que se ocupan de acumular riquezas, de los cuales refirió: el espíritu de estos está vacío, y son incapaces de disfrutar de los placeres intelectuales y espirituales.  Así, las personas dedicas a acumular dinero solo valoran y viven para lo exterior, pero las formas y la apariencia, por más que brillen por fuera, por dentro solo tienen tinieblas.

7 -De la acumulación de riquezas, Erasmo de Rotterdam señaló: “el vulgo da un gran valor a las cosas materiales y pequeño a las espirituales, y los motivos para tener como objetivo principal la riqueza - por sus resultados – es cosa de estúpidos y necios, pero también, son estúpidos y necios, los que se dedican a defender a los que ostentan esas riquezas, aunque estas sean mal habidas.

8 -Los grandes capitales que contaminan y explotan personas y animales, son simplemente indefendibles, justificarlos es ser el típico hombre que describió Bertolt Brecht, que engaña, roba, y que mata para vivir directa o indirectamente. Lo más sensato para uno y para el mundo es desear solo lo necesario.  En este tenor, Aristóteles aconsejó tener un patrimonio modesto; y Seneca fue más preciso al indicar que la verdadera medida de la riqueza es no estar muy lejos de la pobreza. 

El cristianismo y las riquezas
9 -Se predica, con toda razón, que, dado que los bienes de la tierra son limitados, cuando tenemos más de lo que necesitamos para vivir con decoro, les estamos quitando a otros lo que necesita, para también vivir con decoro.  Puesto que indefectiblemente todos vamos a morir, sin importar cuanta fortuna tengamos, y sin podérnosla llevar, he ahí las razones de la inutilidad, estupidez y necedad de la excesiva riqueza.  Sobre esta verdad incontrastable, no solo disertaron Gautama Buddha, Confucio, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Arthur Schopenhauer, Diógenes, Bertrand Russell, Erasmo de Rotterdam, Eurípides, Moliere, Jiddu Krishnamurti, Carlos Marx, Juan Jacobo Rousseau, Diderot, Voltaire, y miles más a todo el largo de la historia, sino que también, los profetas del cristianismo y el mesías Jesús tuvieron pronunciamientos muy puntuales contra de la excesiva riqueza.   

10 -“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones...minan y hurtan”.

“Porque nada se llevará el hombre con él cuando muera, ni su gloria descenderá con él”.

“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios”.

¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?

Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?  Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Sólo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos.  Él le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús respondió:

No mataras; no cometerás adulterio; no hurtaras; no darás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre; amaras al prójimo como a ti mismo.

11 -En este tenor tenemos las seis cosas que odia el SEÑOR, y las siete que son abominación para Él: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina planes perversos, pies que corren rápidamente hacia el mal, un testigo falso que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.

12 - Si quieres ser perfecto y salvo, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.

13 -Leídas estas máximas evangélicas, entiendo que darán mucho que pensar a los políticos y empresarios dominicanos que han vendido su alma al diablo, con eso dirigir sus vidas a solo ganar dinero y poder en base a robar y a explotar inmisericordemente a sus congéneres.  

14 -En esta aberración, muchos de ellos sienten enorme satisfacción al ver sus nombres en la lista de los más ricos de la revista Forbes, como si ello fuese el sine qua non, para salvar el alma, para ganar el cielo. Pero como no es así. A todos ellos les recuerdo, que en el tribunal celeste, no hay impunidad, ni fortuna que valga, a no sea la fortuna de las buenas obras y la práctica de amor, algo que nada tiene que ver, con la paz, ni la justicia del mundo, ni con lo inherente a la salvación del alma.

A mis lectores, y a los ricos necios y estúpidos, les dejo la palabra, y a sus víctimas, a los pobres, a los explotados, los invito a rebelarse contra sus opresores, a echarlos con el látigo, del templo sagrado de sus vidas.



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