Por Miguel Espaillat Grullón
Preliminar
En algún lugar del internet, encontré un texto anónimo, cuyo contenido
enlaza directamente con la situación de desconcierto y vacío de valores por la
que está atravesando la sociedad dominicana. Este escrito, es una
reflexión filosófica sobre la adquisición de la riqueza material y espiritual,
que nos puede llevar a una rectificación existencial, capaz de cambiar el rumbo
de nuestras vidas y por colorario, la de todo el país, por lo que he decidido
compartirla en esta Semana Santa con todos mis lectores. A seguidas, el
susodicho texto.
1 -El mundo está lleno de muchas personas que no solo desean mucha
riqueza material, sino también, de tontos que defienden a quienes las poseen
aun estas sean mal habidas. Muchos admiran a los ricos, la vida lujosa y
sueñan con ser como ellos. Ya señaló Arthur Schopenhauer que
los hombres se ocupan mil veces más por adquirir riquezas que cultura
intelectual. Esta actitud siempre ha sido criticada por grandes
sabios e intelectuales. Al respecto, Diógenes decía, que cuando veía a los
codiciosos de dinero pensaba que no había un ser más necio que el hombre.
Sócrates, ya había levantado la voz contra lo que se preocupaban más en
conseguir riquezas, por lo que le decía a la gente: ¿no te das vergüenza de
preocuparte por sobre todo de la riqueza, la fama y los honores, mientras ni te
preocupa por mejorar tu alma, tú inteligencia y practicar la verdad?
También, Sócrates confesaba: “no hago otra cosa que persuadir a los más jóvenes
y a los más viejos, a que no se apuren por las riquezas, ni por los cuerpos,
antes que por el alma.
2 -En este tiempo hacen falta mucho más filósofos que pregonen y
difundan este mismo mensaje, porque las cosas no han cambiado, sino que están
igual o peor; con razón Bertrand Russell señaló: “lo que quiere el típico
hombre moderno es más dinero para la ostentación el esplendor y para eclipsar a
los demás”. Por otro lado, es muy ingenuo, torpe e irresponsable no tener
en cuenta, que la riqueza y el lucro desmedido están relacionados con las injusticias
crímenes y delitos. Hablando de estas aberraciones, Jiddu Krishnamurti
aseguró en un discurso: “el hombre que quiere hacerse rico, el hombre de
grandes negocios, junta, acumula, almacena dinero mediante la explotación y la
crueldad, aunque lo haga en nombre de la filantropía o en nombre de la
educación, por tales razones, los hombres que se dedican a solo hacer dinero,
inevitablemente caen en esa necedad, pues en la guerra por el dinero los
empresarios se valen de todo por las ganancias, y nos les importa en nada los
valores ni la ética, pero también es inevitable que quienes entren en esa
contienda se contaminen, porque si a los tales les ocurre ser virtuosos,
seguramente fracasarán.
3 -Honorato Balzac fue otro que se refirió a los males que acarrean los
adictos a hacer dinero. Dice que detrás de una gran fortuna hay un crimen
y en esa medida mientras mayor sea la fortuna acumulada, habrá más
crímenes. En esas excesivas riquezas, hay grandes miserias y mucha
desigualdad material.
4 -En esas circunstancias, ya no parece tan malo quitarle a esa gente lo
que tanto han acumulado robando, por eso Moliere preguntaba ¿Quién es más
criminal, el que roba un dinero que necesita, o el que roba un dinero que no le
hace falta?
5 -Los que tienen demasiado no se cansan de acumular lo que obviamente
no usan ni necesitan, en ese sentido son ladrones porque toman lo que no les
hace falta; por todo esto, con razón Eurípides advirtió: no hables de
riqueza, yo no admiro algo que incluso el peor hombre consigue fácilmente y es
que para conseguirla no se requiere ser justo, bondadoso, o tener valores, sino
que a menudo las virtudes son estorbos.
6 -Por otra parte, ansiar la riqueza material también afecta el
interior, el espíritu y la humanidad de las personas. Lot advirtió, que
cuando las personas buscan acumular mucho, se empobrecen espiritualmente,
puesto que son contrarios el interior y el exterior, por eso no tiene sentido
pretender dedicarse igualmente a los dos. No se puede servir a dos
señores a la vez. No se puede servir a Dios y al diablo. De esto también
Platón planteó: “cuanto más se estima la riqueza, menos se aprecia la virtud,
al contrario, cuanto más se cultiva el interior, menos se apreciará la riqueza
material”. Schopenhauer también se refirió a los que se ocupan de acumular
riquezas, de los cuales refirió: el espíritu de estos está vacío, y son
incapaces de disfrutar de los placeres intelectuales y espirituales. Así,
las personas dedicas a acumular dinero solo valoran y viven para lo exterior,
pero las formas y la apariencia, por más que brillen por fuera, por dentro solo
tienen tinieblas.
7 -De la acumulación de riquezas, Erasmo de Rotterdam señaló:
“el vulgo da un gran valor a las cosas materiales y pequeño a las espirituales,
y los motivos para tener como objetivo principal la riqueza - por sus
resultados – es cosa de estúpidos y necios, pero
también, son estúpidos y necios, los que se dedican a defender a los que
ostentan esas riquezas, aunque estas sean mal habidas.
8 -Los grandes capitales que contaminan y explotan personas y animales,
son simplemente indefendibles, justificarlos es ser el típico hombre que
describió Bertolt Brecht, que engaña, roba, y que mata para vivir directa o
indirectamente. Lo más sensato para uno y para el mundo es desear solo lo
necesario. En este tenor, Aristóteles aconsejó tener un patrimonio
modesto; y Seneca fue más preciso al indicar que la verdadera medida de la
riqueza es no estar muy lejos de la pobreza.
El cristianismo y las riquezas
9 -Se predica, con toda razón, que, dado que los bienes de la tierra son
limitados, cuando tenemos más de lo que necesitamos para vivir con decoro, les
estamos quitando a otros lo que necesita, para también vivir con decoro.
Puesto que indefectiblemente todos vamos a morir, sin importar cuanta fortuna
tengamos, y sin podérnosla llevar, he ahí las razones de la inutilidad,
estupidez y necedad de la excesiva riqueza. Sobre esta verdad
incontrastable, no solo disertaron Gautama Buddha, Confucio, Platón,
Aristóteles, Alejandro Magno, Arthur Schopenhauer, Diógenes, Bertrand Russell,
Erasmo de Rotterdam, Eurípides, Moliere, Jiddu Krishnamurti, Carlos Marx, Juan
Jacobo Rousseau, Diderot, Voltaire, y miles más a todo el largo de la historia,
sino que también, los profetas del cristianismo y el mesías Jesús tuvieron
pronunciamientos muy puntuales contra de la excesiva riqueza.
10 -“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones...minan y hurtan”.
“Porque nada se llevará el hombre con él cuando muera, ni su gloria
descenderá con él”.
“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un
rico entre en el reino de Dios”.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener
la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno?
Sólo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los
mandamientos. Él le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús respondió:
No mataras; no cometerás adulterio; no hurtaras; no darás falso
testimonio; honra a tu padre y a tu madre; amaras al prójimo como a ti mismo.
11 -En este tenor tenemos las seis cosas que odia el SEÑOR, y las siete
que son abominación para Él: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que
derraman sangre inocente, un corazón que maquina planes perversos, pies que
corren rápidamente hacia el mal, un testigo falso que dice mentiras, y el que
siembra discordia entre hermanos.
12 - Si quieres ser perfecto y salvo, ve y vende lo que posees y da a
los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
13 -Leídas estas máximas evangélicas, entiendo que darán mucho que
pensar a los políticos y empresarios dominicanos que han vendido su alma al
diablo, con eso dirigir sus vidas a solo ganar dinero y poder en base a robar y
a explotar inmisericordemente a sus congéneres.
14 -En esta aberración, muchos de ellos sienten enorme satisfacción al
ver sus nombres en la lista de los más ricos de la revista Forbes, como si ello
fuese el sine qua non, para salvar el alma, para ganar el cielo. Pero como no
es así. A todos ellos les recuerdo, que en el tribunal celeste, no hay
impunidad, ni fortuna que valga, a no sea la fortuna de las buenas obras y la
práctica de amor, algo que nada tiene que ver, con la paz, ni la justicia del
mundo, ni con lo inherente a la salvación del alma.
A mis lectores, y a los ricos necios y estúpidos, les dejo la palabra, y
a sus víctimas, a los pobres, a los explotados, los invito a rebelarse contra
sus opresores, a echarlos con el látigo, del templo sagrado de sus vidas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario