Por J. C. Malone
Nueva York.-Algunos demócratas actúan como estúpidos, otros son
genuinamente estúpidos.
El primer grupo, de tanto actuar termina siendo estúpido, convirtiendo el
partido completo en una gran estupidez, donde nadie recuerda nada.
Recordemos, el presidente George W. Bush designó a Robert Mueller director
del FBI la semana antes del 9-11. Gracias a Mueller, duró 12 años en el empleo,
ignoramos muchas cosas del ataque, excepto que nadie era culpable de nada.
Los demócratas esperaban que Mueller destruyera la nación, diciéndole que
su presidente, Donald Trump, es agente ruso. Más de dos años y varios
millones de dólares después, Mueller investigó y concluyó que Trump no es
culpable ni inocente de nada, Mueller sigue siendo Mueller.
Durante sus 12 años dirigiendo el FBI, hubo más ataques terroristas que
nunca antes, ni después. Su principal contribución a la seguridad nacional fue
aquel código de colores en alertas terroristas.
Recuerden, nos acostábamos en amarillo y despertábamos en marrón oscuro, Mueller
metía más miedo que Boris Karloff y armaba suspensos más intensos y
absurdos que Alfred Hichtcok. Luego descubrimos que era puros trucos,
como en Scooby Doo, nos asustaban, vendían muchísimos anti-diarréicos, y Bush
garantizaba “nuestra seguridad”, bajo su ondeante capa de súper héroe.
Como Mueller no destituyó a Trump, ahora los congresistas demócratas están
furiosos, interpelarán a Mueller y a Trump, en esas naderías perderán el tercer
año.
Y Trump asegurará su reelección, todo esto parece comedia.
Quizá en el segundo año del segundo período de Trump, terminarán las
investigaciones y reformarán la Constitución para autorizarle una tercera
reelección.
Nadie nace orgánicamente siendo tan estúpido, esto luce estudiado, planeado
y ensayado cuidadosa, detallada y minuciosamente.
Sospecho que sucumbimos a una conspiración de la estupidez.
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